Pedro Arrojo, relator de la ONU: El agua no puede ser un arma de guerra, lo de Gaza es una bomba silenciosa que también mata con sed y enfermedad
El agua no puede ser un arma de guerra; lo de Gaza es una bomba silenciosa que mata con sed y enfermedad, expresa el relator Especial de Naciones Unidas para los Derechos Humanos al agua potable y al saneamiento, Pedro Arrojo, para quien «España marca una perspectiva de liderazgo, de justicia, de lucha consecuente, de un escenario de negociación, de respeto mutuo y de existencia pacífica al proponer dos Estados de dos pueblos».
En entrevista con EFE, Arrojo incide en que «se escucha más, muchísimo más en los medios de comunicación una crítica que pueda venir de Estados Unidos o de Alemania, de los poquitos países más ricos, más poderosos» que la voz de los Estados que han reconocido al Estado de Palestina, «que son una inmensa mayoría en Naciones Unidas».
Recuerda que «desde el primer día de la guerra altos mandos del Ejército, de la cúpula militar y ministros del Gobierno (de Israel), ya avisaron y comprometieron que cortarían los alimentos, el agua, la energía y los medicamentos a la población civil».Exterminio y genocidio contra el pueblo palestino
«Se están quebrantando los derechos humanos, cuando se usa el agua como un arma contra la población civil», como está sucediendo en Gaza, asegura, y recuerda que «con arreglo a lo que dice el Estatuto de Roma, que regula los crímenes de lesa humanidad, hacer eso se tipifica como un crimen de exterminio».
En su opinión «se está desarrollando un verdadero genocidio contra la población palestina, donde la inmensa mayoría de los muertos no son soldados, no hay tanques contra tanques, ahí hay una masacre de la población civil con decenas de miles de niños y niñas bebés».
Cinco litros por persona y día
Arrojo explica que la población en Gaza «vive con cinco litros de agua por persona y día, cuando cualquiera persona consume a diario sin lujos ni dispendios unos 100 litros. Y la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima como mínimo para situaciones de catástrofe o de emergencia 15 litros por persona y día».
Pero, además, señala «es que esos 5 litros por persona y día en buena parte están salinizados y contaminados con vertidos fecales, con lo cual son cientos de miles de diarreas, disenterías, enfermedades renales, y esas diarreas en niños hambrientos, desnutridos y sin atención médica, son muertes, muertes silenciosas».
«Eso es una bomba silenciosa pero letal que mata, sobre todo a niños y bebés», según Arrojo.
Exigir el cumplimiento de la legalidad
«Tenemos que parar eso, porque está en contra de la legalidad internacional», dice y señala, que existen «leyes en los países, normas y obligaciones internacionales, pero tenemos que hacerlas cumplir», e incide «tenemos que aprender a presionar, a rebelarnos, a exigir una obligación a nivel internacional».
Pide «dar más voz, más visibilidad a esas mayorías que ya están clamando contra el genocidio en Gaza», y señala «unas voces que en Israel van siendo cada vez más fuertes, y que sin embargo se silencian», «que son mayoritarias a nivel mundial que deben hacerse más visibles para presionar de manera efectiva sobre los gobiernos que siguen actuando, desgraciadamente como cómplices de ese genocidio».
Latinoamérica y la privatización del agua
En relación al tema del agua en Latinoamérica, Arrojo señala que la prioridad debe ser «el agua para la vida, los derechos humanos, en este caso, el agua potable y el saneamiento», asegura y añade que «deben hacerse leyes que a menudo se hacen, pero que en muchos países no se respetan por la fuerza y la primacía que se da a los actores poderosos».
«Es clave no priorizar los negocios privados de los más ricos», dice, «negocios que suponen un envenenamiento de millones de personas por vertidos contaminantes, a menudo tóxicos, como pasa con la minería a cielo abierto o la expansión de cultivos con agrotóxicos, que igualmente contaminan y acaparan las aguas de comunidades».
Minería en los fondos marinos
En opinión de Arrojo, la humanidad «tiene la obligación de respetar como parte del mundo vivo, este privilegio extraordinario que es mundo azul y vivo. Es nuestra responsabilidad preservarlo frente a la codicia insaciable, generalmente de los que ya más tienen y no solo son de los mares, porque no se tardará en hablar codiciosamente de explotar la Antártida, el continente Virgen», asegura.
«Los océanos son los principales reservorios de biodiversidad del mundo y de cómo vivan los mares depende también el cambio climático, que nos afecta a todos, porque todo está conectado».
EFE