El Salvador sigue como el país de Centromérica menos atractivo para la inversión extranjera directa (IED).
En 2023 El Salvador captó un flujo de $759.7 millones, según datos del Banco Central de Reserva (BCR); y aunque ese monto es tres veces más (a la cifra ajustada) de $170.8 millones que recibió en 2022, no deja de ser el menor flujo de toda la región; es decir, que el país sigue a la cola de la atracción de capital foráneo.
Honduras, que sigue afectado por la delincuencia, captó $1,076.4 millones en inversión extranjera directa el año pasado. Su cifra, además, tuvo un incremento del 17% respecto a 2022, cuando captó $920 millones.
Nicaragua afectada por un largo conflicto político, recibió $1,230 millones. Mientras que Guatemala, con datos oficiales hasta septiembre pasado, había recibido $1,136 millones.
Costa Rica es el país más atractivo de Centroamérica, El Salvador logró captar la quinta parte de lo que llegó a este mercado. La plaza costarricense recibió $3,921 millones, el 61% de sus inversiones fueron en zonas francas y el resto, fueron hacia el sector inmobiliario, turismo y sector financiero.
Según la Promotora de Comercio Exterior (Procomer), el año pasado se anunciaron en el mercado costarricense, 59 proyectos nuevos de inversión, lo que significó un crecimiento de 64 % en comparación con los 36 proyectos anunciados en el 2022.
La inversión salvadoreña
En El Salvador, según el presidente del BCR, Douglas Rodríguez, el clima de seguridad y la confianza en un mejor ambiente de negocios mejoraron la inversión, lo que según sus datos, permitió “el mayor monto de los últimos 5 años”.
Pero la seguridad no lo es todo para los inversionistas. El economista Otto Boris Rodríguez afirmó que “la tarea de hacer atractivo al país debe verse desde varios ángulos: para los inversionistas crypto, la economía es de interés; para la diáspora, parece que está permeando, pero se concentra en inversión inmobiliaria; y para los inversionistas tradicionales, parece que todavía esperan mejoras en el entorno económico, como mejor control del gasto público y por tanto menor endeudamiento”.
Además, si bien la cifra de inversión de 2023 es la mayor de los últimos cinco años, la inversión en este último quinquenio es más baja que en el quinquenio anterior.
En el quinquenio de 2014 a 2018, el país recibió un total de $2,765.47 millones; entre 2019 y 2023, la IED sumó $1,976.8, un 28% menos.
Por otro lado, los datos actuales han sido ajustados por el BCR, anteriormente se publicaron datos preliminares, pero luego se modificaron (ver gráfica).
Ante esto, el economista Rodríguez dijo que “no está claro lo que ha sucedido con los datos. Los flujos de inversión suelen estar respaldados por documentación. Pero resulta llamativo que haya ajustes un tanto abruptos en medio de las noticias de 2023 de la salida de algunas maquilas”, aseguró.
Por su parte, la economista Tatiana Marroquín afirmó que se sabe desde hace muchos años que El Salvador no es atractivo para las inversiones por varios factores: perfil educativo de la población, costos de energía, transporte, entre otros.
Y aunque ahora la cifra ha aumentado, para Marroquín, los datos no son significativos y estructurados, por lo que no permitan crear más empleo y mejores salarios.
Rodríguez recordó que el año pasado, incluso, hubo salidas de algunas maquilas. Como el caso de HanesBrands, que cerró una de sus plantas de producción porque su demanda disminuyó en Estados Unidos. Solo esta compañía tuvo que despedir a por lo menos 700 personas.
En contraste, entre las inversiones conocidas el año pasado están la compra que el grupo financiero Ficohsa hizo de Asesuisa por $43 millones. La empresa de servicios de contacto, TELUS Internacional también ha invertido $29.2 millones en un edificio, aunque este monto no se ha destinado en un solo año.
Para Rodríguez, el buen manejo de las finanzas y un acuerdo con el FMI darían más credibilidad y atraerían inversión.
“Cuando el entorno económico mejore de forma sustancial, podremos esperar niveles de inversión acordes a la necesidad de hacer crecer la economía”, indicó.
El primer paso “debería ser rebasar flujos netos de $1,000 millones. Pero eso requiere un buen diseño consistente y creíble de una política de atracción de inversiones. “Hay una posibilidad difícil de establecer como puzle, el acuerdo con el FMI que es el que traslada la confianza a los inversionistas extranjeros. Esa será la mejor señal, mientras no suceda, es bastante probable que la IED siga escaseando y la economía siga recibiendo flujos promedio como los de 2023”, puntualizó.