La expectativa depositada en los anuncios es compartida entre los distintos actores de la industria. Consultado por Sputnik, Roberto Cacciola —titular de la Cámara Argentina de Empresas Mineras— destacó que «la empresa que se involucra en estos proyectos es la principal productora mundial de minerales en su conjunto. La compañía BHT es la de mayor valor bursátil y, además, es la primera firma en producción de cobre. Que Argentina esté en el radar es una gran noticia».
En un contexto macroeconómico signado por la conjunción entre una recesión galopante y la escasez de divisas, la posibilidad concreta de hallar una fuente de dólares frescos para reforzar las reservas del Banco Central despierta la ilusión de los especialistas en el sector.
«Con los valores internacionales de hoy, podrían exportarse unos 1.200 millones de dólares por año desde el 2030. Hoy Argentina es un importador neto de cobre: requerimos unos 500 millones de dólares anuales de importación de cobre para las industrias», apuntó Baglietto.
«El cobre es un recurso fundamental para la transición energética: un automóvil eléctrico requiere el quíntuple de este recurso que uno tradicional. Argentina está abriendo las puertas a una nueva etapa en su inserción como jugador de peso en el tablero de los productores minerales a nivel global», destacó el representante de la industria.
El impacto de una controvertida legislación
Tan aplaudido como criticado, el citado Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones anotó con el anuncio en cuestión su primer gran golpe de efecto. Independientemente de las consideraciones personales en torno a su conveniencia —dado que, por un lado, vehiculiza el arribo de caudalosas divisas al país, pero, simultáneamente, ofrece beneficios prácticamente inéditos en el país—, las voces del sector minero coinciden en el rol fundamental que desempeñó la aprobación de la ley.
«El RIGI fue fundamental porque gracias a este proyecto ahora puede darse la fusión que permite la construcción. A diferencia de otras industrias, la minería requiere las condiciones establecidas de antemano, dado que el caudal de inversiones y los plazos para recuperarlas son mucho más extensos», afirmó Baglietto.
Por su parte, Cacciola sostuvo que «hasta hoy Argentina no había tenido un proyecto de exportación minera porque el país funcionó sin estabilidad económica durante los últimos 40 años, y eso impacta en el desarrollo del sector».
«Si comparamos el potencial nuestro con el de Chile, vemos que ese país sí logró estabilidad macroeconómica y una seguridad jurídica lo suficientemente sólida como para atraer las inversiones requeridas. Argentina ahora podrá posicionarse como un competidor de fuste», apuntó el especialista.