‘Efecto bumerán’: ¿cómo afectan a Occidente las sanciones al pescado y marisco ruso?

Los precios del pescado y el marisco han subido bruscamente en los países occidentales como consecuencia de la interrupción del suministro desde Rusia en el marco de la política de sanciones por parte de EEUU y la UE. Mientras que Rusia encuentra nuevos mercados para sus productos, los países occidentales no pueden sustituir los suministros rusos.

Estados Unidos prohibió la importación de pescado y marisco de Rusia en marzo de 2022. Las sanciones incluían el salmón, el bacalao, el cangrejo y el abadejo. Posteriormente, también se negaron a importar productos procesados de cualquier país, siempre que el pescado fuera de origen ruso.

Rusia, junto con Canadá, fue uno de los principales proveedores de cangrejo a EEUU. En los tres trimestres de 2021, las importaciones crecieron un 28%, hasta 766 millones de dólares. Ahora los estadounidenses, como escribe Bloomberg, tienen una crisis del cangrejo.

El bacalao es el siguiente en desaparecer. A lo largo de diez años, la captura de este pescado en EEUU se redujo a la mitad, por lo que empezó a importarse de Rusia.

Las consecuencias no se han hecho esperar. Whittier Seafood, empresa estadounidense especializada en la pesca en Alaska, está al borde de la quiebra: su filial, Marine Fishing International (MFI, por sus siglas en inglés), suministraba cangrejo capturado en aguas rusas.

Rusia pudo encontrar mercados alternativos para sus productos. En particular, los suministros a China aumentaron un tercio a lo largo del año, declaró el director de la Agencia Federal de Pesca, Iliá Shestakov.

«China es un socio comercial importante. Supone alrededor del 50% de las exportaciones: 1,3 millones de toneladas por valor de 3.000 millones de dólares», indicó.

Los europeos también pagan por las sanciones. Rusia es uno de los mayores productores de bacalao del mundo y principal proveedor de la UE. La reducción de las capturas y las restricciones comerciales han provocado una escasez de pescado, causando preocupación entre los agentes del sector.

A finales de 2023, el Consejo Europeo excluyó el pescado ruso del sistema de contingentes arancelarios para 2024-2026. Allí no había aranceles, pero ahora es del 13,7%.

La UE rechazó el marisco y el caviar rusos hace dos años. Pero los Estados bálticos y Suecia insisten en prohibir también el bacalao, el espadín, el arenque y otros pescados.

Mientras tanto, la UE importó abadejo por valor de más de mil millones de euros en 2023. De ellos, el 26,3%, es decir, 266 millones de euros, correspondió al producto ruso. Así pues, en caso de prohibición, los europeos perderán más de una cuarta parte de sus suministros.

Además, el abadejo es muy popular. En Alemania, en concreto, representa el 19% del consumo de pescado. Y los medios de comunicación locales ya están preparando a los alemanes para las malas noticias.

«Nos enfrentamos a la amenaza de una enorme subida de precios. El mercado alemán depende del pescado de Rusia. No podemos prescindir de la saida y el bacalao. Unos 1.000 trabajadores del sector de transformación de pescado corren el riesgo de ser despedidos. Tres años bastarán para acabar con nuestra industria», declaró el director gerente de la Asociación Federal de la Industria Pesquera y el Comercio Mayorista de Alemania, Steffen Meyer.

SPUTNIK

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.