No es tanto el incremento en la tasa lo que ha generado inquietud entre algunos agentes del mercado, sino, la creciente percepción de escasez de divisas, que dificulta el acceso a dólares necesarios para cumplir con compromisos internacionales.

Sin embargo, el país cuenta con reservas suficientes para que el Banco Central pueda intervenir y aliviar las tensiones del mercado. A junio, las reservas internacionales netas ascendían a 14,788 millones de dólares. Dado que el Banco Central ha mostrado un claro compromiso con la estabilidad de los precios, se espera que utilice parte de esas reservas para disipar la escasez. Esa intervención debería realizarse con prontitud, a fin de enviar señales firmes a los agentes económicos sobre el compromiso de la autoridad monetaria con la estabilidad cambiaria.

Si bien los agentes reconocen que el Banco Central no debe disponer de sus reservas de manera imprudente y que debe actuar con cautela, también coinciden en que, cuando la escasez amenaza con distorsionar el mercado, la intervención está plenamente justificada. De esta manera, se preservaría la tranquilidad del mercado y se evitaría que el factor perturbador de la escasez impulse nuevos aumentos en el tipo de cambio.

Tranquiliza saber que el Banco Central ha demostrado saber que, cuando escasea, el dólar se vuelve como agua en el desierto: cada unidad se transforma en un tesoro.