Álvaro García Linera: «Un progresismo moderado es un peligro»
PAGINA12. Álvaro García Linera vaticinó el lunes pasado que América Latina se enfrentará en los próximos años a un vaivén político «de ida y vuelta» entre gobiernos de corte progresista y otros de línea neoliberal, un proceso que ya vive actualmente la región a partir de los diversos resultados electorales vividos en países como Argentina, Chile, Ecuador, Bolivia, Brasil y Colombia.
Para el exvicepresidente boliviano, la razón principal de la incertidumbre reside en que el «horizonte global no se ha definido con claridad», y que en este denominado «interregno» en el que se encuentra actualmente el mundo lo que aparecen son «intentos y oleadas que buscan redefinir el nuevo ciclo largo de los próximos 60 años».
«El capitalismo se mueve en ciclos», analizó este lunes García Linera, en diálogo con AM750. «En los ‘80 llegó el ciclo neoliberal, con el libre mercado y la democracia liberal. Eso ha durado 40 años y ha entrado en declive».
En esa línea, el intelectual boliviano se refirió a la denominada «primera oleada progresista» en la región, que a principios del siglo XXI irrumpió a fuerza de políticas destinadas a revalorizar el rol del Estado ante el declive de la hegemonía neoliberal de la década pasada.
«La primera oleada de principios de los 2000, hasta 2014, diría yo, fue un intento. Y la contrarreforma del regreso neoliberal que vino luego, en estos últimos años, fue el intento de recuperar la estabilidad del neoliberalismo de los 80 y 90. Pero fracasó. Y ahora estamos en un nuevo ciclo progresista en la región», explicó García Linera, para reafirmar su visión del «vaivén» político que vive Latinoamérica.
Y en ese contexto, ¿cuál es el futuro que le augura a la nueva oleada progresista en el continente? Para el excompañero de gestión de Evo Morales entre 2006 y 2019, los gobiernos progresistas enfrentan actualmente grandes dificultades para desarrollar sus políticas.
«Esta nueva oleada del progresismo tiene diferencias con la primera, que estuvo caracterizada por liderazgos muy fuertes y carismáticos. La gente estaba harta del neoliberalismo y buscaba una salida alternativa. Y emergieron transformaciones muy fuertes. Y gran parte de esa primera oleada cumplió esa función y me siento orgulloso de haber participado de un proceso continental en el que 70 millones de latinoamericanos salieron de la pobreza. En mi país, indígenas se convirtieron en poder político», contextualizó García Linera en Aquí, allá y en todas partes.
«Pero eso ha comenzado a tener dificultades. Por cumplimiento de sus objetivos, pero también por cambios en la situación global», agregó.
«El progresismo no se consolida si no avanza»
Al ser consultado por los problemas que ve en las administraciones de corte progresista y por los triunfos electorales de Lula en Brasil y Gustavo Petro en Colombia, García Linera aseguró que «la segunda oleada es territorialmente más grande, pero políticamente menos densa».
Hoy los liderazgos son más administrativos, menos rupturistas, y los problemas son distintos a los que enfrentamos en la primera oleada progresista: el covid, el repliegue de las cadenas de valor, la crisis mundial, una derecha más violenta contra la igualdad. Entonces, esta segunda oleada está defendiendo derechos más que ampliándolos», argumentó.
Y concluyó: «Lo que hay es más una defensa de lo que se logró en la primera oleada, y eso es complicado. El progresismo que solo se dedique a defender los logros de la primera oleada es un progresismo débil, porque no está entendiendo el símbolo de los tiempos. Para el progresismo, detenerse en las reformas es ceder. Y solo se consolida si avanza, no si se queda quieto. Un progresismo moderado es un peligro porque fortalece a las fuerzas conservadoras».