Ambiente crispado en Bakú: las negociaciones se tensan y, de fondo, crisis diplomáticas

El entorno se tensa en la COP29, con nuevos conflictos diplomáticos que este jueves acapararon el foco, mientras avanzan las negociaciones para dar con la forma de costear la acción climática, que en el mundo en desarrollo exigirá 1 billón de dólares anual de financiación climática externa.

Un cruce de ataques verbales entre Azerbaiyán y Francia agregó más tensión al ambiente de la cumbre del clima que estos días se celebra en Bakú, ambiente ya caldeado tras la salida de la delegación Argentina de la COP29, por decisión del presidente del país sudamericano, Javier Milei.

El hostil intercambio entre Francia y el país anfitrión de esta cumbre mundial del clima, con acusaciones y reproches morales, concluyó con la renuncia a asistir a Bakú por parte de la ministra francesa de transición ecológica, Agnès Pannier-Runacher.

El presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, acusó a Francia y a Países Bajos de neocolonialismo por mantener territorios de ultramar, y Pannier-Runacher, después, acusó al azerí —quien desde hace dos décadas preside un país que heredó de su padre— de «instrumentalizar la lucha contra el cambio climático por una agenda personal indigna».

Un nuevo informe de Global Witness expuso además que 880.000 personas de Azerbaiyán, país que obtiene casi el 50 % de su PIB de los combustibles fósiles, viven a menos de 5 km de un lugar donde se quema gas.

La ministra francesa consideró además «irónico» que Azerbaiyán, con un «régimen represivo y liberticida, dé lecciones sobre derechos humanos».

De fondo, el conflicto entre ambos países por el apoyo de Francia a Armenia en su disputa con Azerbaiyán por el territorio de Nagorno-Karabakh.

En Armenia, también este jueves, la sueca Greta Thunberg —que en 2018 se hizo famosa por iniciar el movimiento global de activistas climáticos jóvenes Fridays for Future—, cargó contra la celebración de la cumbre del clima en Bakú.

En un acto, Thunberg subrayó que el anfitrión de la COP29 es un país que «ejerce represiones y quiere aumentar la producción de combustibles fósiles», algo que tachó de «hipocresía y doble rasero».

«Azerbaiyán no sólo se las arregla para cometer todos estos crímenes y no asumir responsabilidad por ello, sino que también se le proporciona una plataforma para legitimarlos», denunció la ecologista al intervenir en una conferencia en Ereván, que fue transmitida en directo por YouTube.

Cada año, un billón de dólares

En el día de financiación de la cumbre, las negociaciones continuaron su curso —lento—, con poco optimismo sobre la posibilidad de llegar a consensos.

Un informe de un grupo de economistas de renombre -entre ellos, Nicholas Stern, el autor del conocido como “Informe Stern”, que en 2006 puso sobre la mesa que costear la acción climática saldría más barato que no hacerlo— reveló hoy cuánto dinero habrá que aportar desde del Norte Global para financiar la acción climática en países en desarrollo.

La cifra es 1 billón de dólares anuales para el año 2030, dato que respalda la petición de los países en desarrollo en la COP29, que exigen se les aporte 1,3 billones anuales para esa fecha, a fin de pagar la descarbonización necesaria para frenar el calentamiento global y la preparación ante los impactos climáticos inevitables.

El coste total de esa acción climática en estados en desarrollo —excluyendo a China— asciende a 2,4 billones anuales, precisaron los economistas, pero señalaron que, de esa cifra, 1,4 billones los podrán asumir los propios países, mientras que las economías más enriquecidas deberán hacerse cargo del billón que falta.

En la cumbre, activistas climáticos desplegaron un mensaje con grandes letras colocadas en las gradas del estado olímpico que acoge el encuentro que rezaba, en inglés, “Pay up!” (“¡Pagad!”, en español), con el que urgen a los países a aportar el dinero que requiere afrontar la crisis climática.

Por su parte, el Grupo de Trabajo sobre Exacciones Solidarias Globales (GSLTF por sus siglas en inglés) planteó una propuesta de nuevos impuestos, especialmente sobre criptomonedas, plásticos y ultrarricos, «con el fin de reducir la brecha de financiación mundial para el clima».

Las nuevas «exacciones solidarias» servirían para financiar la lucha contra el cambio climático y el desarrollo y afectarían también a la aviación, los combustibles fósiles y las transacciones financieras.

 

Desinformación climática

En paralelo, un centenar de científicos y oenegés reclamaron este jueves a los gobiernos de todo el mundo que tomen «medidas concretas» contra la desinformación climática, con acciones que van desde responsabilizar a las plataformas digitales que la fomentan hasta abordar su impacto en las tecnologías emergentes como la inteligencia artificial.

«Esta manipulación, a menudo facilitada por grandes empresas tecnológicas, agencias de relaciones públicas, empresas publicitarias y medios de comunicación, exige una respuesta decisiva», señalaron en una misiva, firmada por un conjunto de organizaciones de la sociedad civil y expertos climáticos a nivel global.

«Nuestro ecosistema informativo está siendo dañado, y los responsables deben rendir cuentas», agregaron los firmantes, que añadieron que «la necesidad urgente de abordar la crisis climática nunca ha sido tan evidente» y, sin embargo, la «propagación de la desinformación sigue socavando y retrasando» la capacidad colectiva de actuar.

EFE VERDE

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