Banreservas y el rescate de un símbolo cultural santiaguero

Por Luis Córdova

El deseo de muchos santiagueros ha venido a ser realidad: se ha rescatado el emblemático edificio del antiguo Hotel Mercedes.

A 96 años de sus fundación, vuelve a la vida convertido en Centro Cultural Banreservas en la hidalga de los treinta caballeros, que celebra la recuperación de su memoria y el renacimiento de uno de sus mayores símbolos arquitectónicos.
Se rescata un pedazo de la ciudad romántica que fuimos, cuando en 1929 en la esquina de las calles 30 de Marzo y Las Damas (hoy Máximo Gómez), se levantó en una ciudad del interior de una isla, entonces aún breve, un auténtico ícono de esplendor y glamour, que emulaba elementos del famoso hotel Ritz de París, y albergaba el salón de baile más amplio del país, pionero en gastronomía internacional y escenario de eventos históricos, culturales y políticos que pasaron por hospedar a estrellas como Libertad Lamarque, transmitir el “Broadcasting del Hotel Mercedes” (HI-9B) y ver nacer al equipo de béisbol Águilas Cibaeñas, en su renombre del original Santiago Baseball Club, hasta ser el lugar de la única fiesta auspiciada por el expresidente Joaquín Balaguer en su larga vida.

Luego de toda la gloria, permaneció cerrado por más de cuatro décadas, por lo que resultó ajeno a generaciones enteras de santiagueros y fue una evocación de añoranzas y remembranzas.

El rescate de este es un acto de justicia histórica y un regalo para la identidad colectiva. Su apertura es evidencia de voluntad política y compromiso institucional, en el que se destaca el particular interés mostrado por el presidente Luis Abinader, a cuya instrucción de rescate le continuó el dinamismo del director del Banco de Reservas, Dr. Leonardo Aguilera, quien priorizó concluir y poner al servicio del Cibao esta obra.

El Centro Cultural Banreservas, con sus cuatro niveles, aloja al Museo de Arte de Santiago (MAS) del Ministerio de Cultura, sala de exposición temporal, una sala inmersiva, espacios de coworking y una terraza panorámica, que es el histórico RoofGarden.

Está llamado a convertirse en un descentralizador de la gestión cultural. Debe consolidarse no solo como sala para grandes muestras, sino como un verdadero centro de formación y vanguardia.

Por su naturaleza, distinta a otros centros culturales privados de la ciudad, puede ser el auspiciador para integrar los gestores culturales locales, orientando una parte significativa de sus espacios y agenda a exposiciones de artistas jóvenes, destinar espacios y convocatorias específicas para acoger las muestras individuales y colectivas de los artistas emergentes de Santiago y del Cibao. Por ello, el centro debe ser la primera gran plataforma profesional para la nueva generación de creadores.

Garantizar la inclusión de la literatura en la agenda cultural, con salas para lanzamientos de libros, círculos de lectura, talleres de poesía y narrativa, y encuentros con escritores, aprovechando el componente educativo. Un centro de esta magnitud tiene la misión de suplir la gran necesidad de educación artística, técnica y cultural que tanto necesita la región.

Celebramos la recuperación de un símbolo de la identidad urbana santiaguera. Merece el aplauso de los hacedores de cultura y el empoderamiento de una ciudad que vuelve a tener, lo que tanto pedía: el rescate del Hotel Mercedes. Enhorabuena llegó el Centro Cultural al corazón de la ciudad.

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