Brasil sin hambre: una obsesión convertida en programa social
AL MAYADEEN. El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, cumplió este viernes uno de los anhelos de su gobierno al rescatar el Plan Brasil Sin Hambre, uno de los programas mejor acogidos en sus anteriores mandatos.
El objetivo principal es sacar al país del Mapa del Hambre de las Naciones Unidas (ONU), lo cual lograron en 2014, pero luego el país recayó por políticas públicas inadecuadas, detalló el mandatario en su perfil de la plataforma X.
Para lograrlo pretenden reducir los índices de pobreza en todas las provincias mediante 80 acciones y más de 100 metas, descritas en el documento presentado desde la ciudad de Teresina, capital del estado de Piauí, en el nordeste del extenso territorio brasileño.
En el acto, varios ministros acompañaron al popular líder sudamericano, pues uno de los requisitos para el éxito del programa es su intersectorialidad.
Durante la presentación del restituido plan, el ministro de Desarrollo y Asistencia Social, Familia y Combate al Hambre, Wellington Días, explicó a la prensa local el reto de salir del mapa del hambre para 2026, lo cual implica cumplir un difícil indicador: una tasa inferior al 2,5 por ciento de la población con escasez crónica de acceso a los alimentos durante tres años seguidos.
En estos momentos, el informe global sobre el Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo, generado por agencias especializadas de la ONU, reportan un 32,8 por ciento de la población brasileña en las categorías de inseguridad alimentaria severa o moderada.
Lula calificó de “obsesión” de su gobierno la eliminación del hambre, fenómeno causado sobre todo por las inequidades en la distribución de la renta, lo cual lleva a unos pocos miles a comer “diez veces al día”, mientras cerca de 70 millones de brasileños “no comen en diez días”, ejemplificó el mandatario.
Brasil sin Hambre parte de tres ejes fundamentales: garantizar el acceso a la renta; fomentar una alimentación de calidad desde la producción hasta el consumo, (con tareas concretas para mitigar los efectos del cambio climático); y lograr la movilización de todos los sectores sociales para contribuir al éxito del programa de forma sostenida.