Clima y amenaza nuclear en cierre cumbre de G20
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, urgió este martes en la cumbre del G20 en Rio de Janeiro a alcanzar un acuerdo climático en la COP29 de Bakú, un llamado atravesado por una nueva amenaza nuclear de Rusia.
El pedido de Lula tiene lugar un día después de que las 20 principales economías del mundo, que representan el 85% del PIB mundial y el 80% de las emisiones, suscribieran la declaración final del encuentro con pocos avances en materia climática.
Y en la misma jornada en que el presidente ruso, Vladimir Putin, ausente en Rio, agitó la posibilidad de recurrir al uso de armas nucleares tras la escalada en Ucrania, lo que encendió las alarmas de las potencias occidentales aliadas de Kiev.
El texto del G20 no representó un catalizador para las negociaciones de la COP29 de Bakú, que en principio terminarán el viernes y están estancadas en torno a la financiación de la lucha contra la crisis ambiental y la transición de energías fósiles a limpias.
«No podemos dejar para (la COP30 de) Belém la tarea de Bakú», dijo el líder izquierdista antes del cierre de la cumbre.
La próxima COP, que se celebrará en noviembre del 2025 en Belém, en el corazón de la Amazonía brasileña, será la «última chance de evitar una ruptura irreversible en el sistema climático», agregó.
El secretario general de la ONU, António Guterres, secundó el llamado al reiterar que «fracasar» en la capital azerbaiyana «no es una opción», debido a la magnitud de los desafíos que afronta el planeta.
– Lucha por la «supervivencia» –
El mandatario del mayor país latinoamericano, que ha hecho del cuidado del medioambiente una de sus banderas, propuso además a las naciones «desarrolladas» del G20 anticipar sus metas de neutralidad de emisiones de gases de efecto invernadero de 2050 para 2040 o 2045.
Un estudio del Global Carbon Project estima que el mundo debe aspirar a lograr cero emisiones netas de carbono para finales de la década de 2030 si se quiere contener el calentamiento global a 1,5 °C en comparación con finales del siglo XIX.
«La historia nos está observando», dijo Joe Biden.
El presidente estadounidense entregará el poder en enero a Donald Trump, un escéptico del cambio climático cuyo regreso a la Casa Blanca hace temer a la comunidad internacional de retrocesos en el combate a la crisis ambiental.
En la lucha por la supervivencia, no hay espacio para el negacionismo», dijo Lula, sin mencionar al republicano.
La cumbre se desarrolló en medio de diversas manifestaciones ciudadanas para que las autoridades redoblen sus esfuerzos para salvar el planeta.
Enormes mensajes con llamados a actuar fueron proyectados la noche del lunes en edificios cercanos al Museo de Arte Moderno de Rio, donde se reunieron los mandatarios del G20.
«Es hora de que los líderes mundiales, aquí en el G20, den un paso adelante, impongan impuestos a los superricos y gasten ese dinero en la crisis climática y en todas las crisis que enfrenta la humanidad», dijo Andrew Nazdin, director de Glasgow Actions Team, que organizó la protesta.
El jefe del gobierno español, Pedro Sánchez, resaltó la dificultad de las negociaciones, que impidieron «una declaración más ambiciosa».
– La amenaza nuclear –
El escalamiento del conflicto ucraniano acabó por marcar el segundo y último día de la cumbre, en la que Lula se había propuesto dejar las guerras a un lado para centrarse en los problemas de los más pobres.
Estados Unidos, Reino Unido y Francia criticaron la posibilidad deslizada por Putin de usar armas nucleares, en respuesta a los disparos de misiles estadounidenses de largo alcance desde suelo ucraniano hacia su país.
En el milésimo día de su ofensiva contra Ucrania, el mandatario firmó este martes el decreto que amplía las posibilidades de utilizar ese tipo de armamento en caso de «lanzamiento de misiles balísticos contra Rusia».
«Quiero realmente llamar a Rusia a la razón», dijo el presidente francés, Emmanuel Macron, al término del encuentro.
El canciller ruso, Serguéi Lavrov, quien representó a Putin en Rio, había prometido previamente una respuesta acorde a los ataques ucranianos.
Lavrov consideró la ofensiva «una nueva fase de la guerra de Occidente contra Rusia, al sostener que los misiles «son operados por expertos militares» estadounidenses.
A pesar de las condenas de sus aliados a Rusia, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, denunció la inacción del G20 al respecto: «¿Dijeron algo? No».
– Foto de familia incompleta –
Además de las tensiones, las divisiones en el G20 también parecieron aflorar en la logística: pese a que hubo dos intentos de fotos oficiales, en ninguna figuraron todos.
La del lunes se la perdió especialmente Biden y la del martes, Lavrov y la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, entre otros.
Al cierre de la cita, Lula pasó la presidencia del G20 a Sudáfrica, que tendrá lugar en 2025, ya con Trump.
AFP