Crisis bancaria pone de rodillas a la Reserva Federal

DIARIO LAS AMERICAS. MIAMI- La inflación en Estados Unidos ha empeorado desde el comienzo de 2023, advirtió un importante miembro del Comité de la Reserva Federal (Fed o Banco Central), Lisa Cook, durante una reciente conferencia en Ohio.

La Fed ha elevado nueve veces su tasa de referencia desde marzo de 2022 como parte de un agresivo esfuerzo por de reducir la inflación, después de más de un año de inacción frente a la peor escalada de precios en las últimas cinco décadas.

Elevada y tenaz inflación

La reciente agitación en el sector bancario desatada por el colapso de los bancos Silvergate, Silicon Valley y el Signature, además del First Republic (rescatado por 11 entidades financieras) hizo que la Fed reconsiderara un aumento drástico en marzo y optara por un alza de 0,25% para llevar la tasa de referencia federal a 4,75%-5,0%.

 

Este fue el colapso bancario más grande de Estados Unidos, luego del desplome del Washington Mutual en 2008.

 

El presidente de la Fed, Jerome Powell, sugirió tras la decisión que el Banco Central podría subir las tasas de interés una vez más antes de poner fin al actual ciclo alcista.

 

La inflación se moderó en febrero en EEUU para ubicarse en 5%, frente a 5,3% en enero, según el índice PCE, el más seguido por la Fed y no el que se utiliza para los precios de consumo en general.

 

En su discurso, Cook alertó que la inflación básica, donde no se incluyen los precios volátiles como los alimentos o la energía, permanece elevada y muy por encima del nivel que pretende la Reserva Federal.

 

«El panorama de la inflación es aún menos favorable de lo que parecía a principios de este año», recalcó la funcionaria.

 

Cook agregó que seguirá «observando de cerca los acontecimientos en el sector bancario, que tienen el potencial de endurecer las condiciones crediticias y contrarrestar parte de ese impulso» en la economía.

 

«El proceso de regresar la inflación al 2% es un largo camino por andar y probablemente sea irregular y lleno de baches», concluyó.

 

Se agudizan las señales

Sin embargo, hay señales muy claras en diferentes sectores que indican la situación económica.

 

La actividad manufacturera en EEUU volvió a caer en marzo por quinto mes consecutivo, mucho más de lo que esperaba el mercado. Se trata del índice más bajo registrado desde mayo de 2020, en plena pandemia de coronavirus.

 

El rango se ubicó en 46,3% frente a 47,7% en febrero, según la encuesta de la federación profesional ISM, alejándose así de la cota de 50% que separa la expansión de una severa contracción de la actividad.

 

Los analistas en el mercado esperaban una caída aunque muy inferior, a 47,5%, según el consenso reunido por Briefing.com.

 

Este resultado «refleja la voluntad de las empresas de reducir la producción para adaptarse a caída de la demanda en el primer semestre de 2023», estimó Timothy Fiore, responsable del estudio.

 

«El sector manufacturero enfrenta varios vientos contrarios, con una caída de la demanda y alza de costos por los altos créditos», añadió el economista jefe de HFE, Rubeela Farooqi.

 

El sector bancario

Por otra parte, el déficit comercial de EEUU se amplió en febrero debido a un descenso de las exportaciones frente a las importaciones, en particular de materias primas y productos farmacéuticos, según el Departamento de Comercio.

 

El déficit de bienes y servicios con el resto del mundo ascendió a 70.500 millones de dólares, un 2,7% más que el mes anterior y por encima del previsto por los analistas, de 69.000 millones de dólares.

 

Para Biden como para la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, el gobierno pudo frenar una debacle del sistema bancario, evitada no solo por la intervención federal, sino por la inyección de casi 400.000 millones de dólares en liquidez.

 

Sin embargo, en una carta dirigida a inversionistas el 4 de abril, el consejero delegado de JPMorgan Chase & Co., Jamie Dimon, escribió que la crisis bancaria en EEUU continua y tendrá efectos durante años.

 

«La crisis actual aún no ha terminado, e incluso cuando haya quedado atrás, habrá repercusiones durante años», escribió Dimon en un mensaje anual de 43 páginas que abarca una serie de temas, desde los resultados de JPMorgan hasta la geopolítica y la regulación.

 

Se suman las tensiones

El sistema bancario está sometido a nuevas tensiones, tras la quiebra del Silicon Valley Bank y el rescate de Credit Suisse por UBS el mes pasado.

 

«Las probabilidades de recesión del mercado han aumentado», escribió Dimon. «Y aunque esto no se parece en nada al 2008, no está claro cuándo terminará esta crisis que ha provocado mucho nerviosismo en el mercado y claramente causará cierto endurecimiento de las condiciones financieras, a medida que los bancos y otras entidades de crédito se vuelvan más conservadoras», explicó el alto ejecutivo financiero.

 

Tras tomar el timón de JPMorgan en 2006, Dimon presidió las adquisiciones del banco durante la crisis de inversión del Bear Stearns y de Washington Mutual, la entidad de ahorro y préstamo cuya quiebra fue la mayor de la historia en EEUU.

 

A medida que se desarrollaba la crisis actual, Dimon volvió a desempeñar un papel central y ayudó a organizar un salvavidas de 30.000 millones de dólares para First Republic Bank, proporcionado por 11 grandes bancos.

 

En su informe, Dimon acotó: «Los erráticos requisitos de capital de las pruebas de resistencia y la constante incertidumbre en torno a futuras regulaciones dañan el sistema bancario sin hacerlo más seguro».

 

Estas relevantes declaraciones contradicen lo que ha reiterado la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro de que el sistema financiero de EEUU goza de “gran fortaleza y garantías”.

 

Dimon también se refirió a las empresas financieras no bancarias, que se han vuelto cada vez más competitivas con los bancos en la provisión de hipotecas, tarjetas de crédito y creación de mercados.

 

«¿Serían capaces las entidades no bancarias de proporcionar crédito cuando sus clientes más lo necesitan?», preguntó. «Personalmente dudo que muchas de ellas puedan hacerlo».

 

JP Morgan Chase, uno de los tres bancos más importantes de EEUU echa ahora un balde de agua helada sobre las proyecciones de la Fed, el combate a la inflación y a lo que la administración Biden creyó o dijo que estaba bajo control: la tormenta en el sistema financiero.

El impacto de la crisis bancaria agrega un nuevo gran obstáculo al Banco Central, ya de por sí presionado políticamente por Washington y frustrado frente a una inflación que persiste y un gobierno que prioriza los asuntos extranjeros.

 

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