Cuidemos la JCE
José Antonio Aybar
Que partidos políticos pretendan descalificar a la Junta Central Electoral (JCE) faltando menos de seis meses para las elecciones municipales del 2024 es una mala señal y no aporta nada al sistema democrático.
Es una muestra de inmadurez política enfilar los cañones sobre el ente organizador de los comicios del próximo año, porque si ponemos en dudas su credibilidad antes de las votaciones, sería difícil posteriormente, reconocer los resultados de las urnas.
De modo que los partidos que están en esos menesteres debieran pensar dos veces cualquier acción que empañe el buen desempeño de la actual JCE.
Estos árbitros electorales debemos cuidarlos todos, porque los resultados de las elecciones del próximo año deben aceptarlo todos los participantes, sin embargo para eso es necesario que se tengan la credibilidad en los miembros del órgano organizador de las elecciones.
Aunque no conozco a todos los miembros de la JCE, puedo dar fe y testimonio de que su presidente el doctor Román Jáquez Liranzo, no es un hombre que no presta aceptar presiones ni a acciones ilícitas.
Sería lamentable para el país que por intereses políticos particulares, que nada tienen que ver con el interés de la nación se pretenda colocar en la hoguera a esta JCE, faltando menos un año para los comicios presidenciales.
De manera personal no tengo ninguna razón para dudar que no se vaya a respetar los resultados de las elecciones, cualquiera que sea, sin embargo desde mi óptica veo que algunos tienen más interés en desacreditar el proceso que en fortalecerlo.
Lo que sí se puede advertir es que cuando los partidos contribuyen a debilitar o desacreditar a los jueces del proceso, lo hacen de manera indirecta contra sí mismo y contra todo el sistema de partido en República Dominicana.
Todos, oposición y oficialismo deben contribuir a fortalecer la credibilidad de la JCE por el bien de la nación, dado que la experiencia del proceso pasado lo fue la mejor, por lo que el país debe procurar que esas situaciones no se repitan, nunca jamás…