Detectan por primera vez un pasto marino invasor en República Dominicana

Investigadores reportaron el hallazgo de un prado de unos 1,500 metros cuadrados de la fanerógama marina Halophila stipulacea en la República Dominicana, que cubre cerca del 70 % del fondo arenoso a 15–17 metros de profundidadfrente a Punta Salinas, provincia Peravia.

Este primer registro de dicho pasto invasor coloca a la isla La Española en el mapa de la expansión caribeña de una planta originaria del Mar Rojo e Índico, que llegó a la región en 2002 y se propaga con gran rapidez: sus esquejes pueden enraizar en menos de 10 días y crecer clonalmente a razón de casi un brote diario.

Los primeros fragmentos flotantes de la especie fueron vistos dentro de la bahía de Las Calderas, un cuerpo de agua semicerrado en la costa sur, entre las provincias Peravia y Azua, en noviembre de 2024. Un mes después se confirmó la presencia de un prado establecido en el costado expuesto de Punta Salinas.
El hallazgo se dio a conocer en junio pasado en la revista Aquatic Botany, mediante una publicación realizada por un equipo de la Fundación Dominicana de Estudios Marinos (Fundemar), The Nature Conservancy (TNC), del Centro de Investigación de Biología Marina de la UASD (Cibima), del Ministerio de Medio Ambiente de la República Dominicana y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

¿Por qué importa detectarla a tiempo?

Los pastos marinos —o hierbas marinas— son plantas con flor adaptadas a vivir bajo el agua que forman praderas costeras similares a los arrecifes o manglares en función ecológica. Estas praderas estabilizan sedimentos, capturan carbono, oxigenan el agua y sirven de refugio y zona de cría para peces, crustáceos y tortugas.

En el Caribe dominan especies nativas como Thalassia testudinum y Syringodium filiforme; su reemplazo por invasoraspuede alterar cadenas tróficas, reducir la protección costera y comprometer pesquerías artesanales.

Los fragmentos libres de Halophila stipulacea pueden arraigar en menos de 10 días y producir cerca de un brote diario, lo que facilita la formación de mantos densos entre 0.2 y 32 m de profundidad sobre sustratos arenosos o fangosos, a menudo desplazando a pastos nativos como Thalassia testudinum.

Tras años de muestreos sin rastro de la especie, todo indica que su asentamiento es reciente. Eso subraya la necesidad de integrar el monitoreo de pastos, arrecifesy manglares a escala nacional, señala Aldo Croquer, gerente del Programa Marino de TNC para el Caribe Central y coautor del artículo publicado en Aquatic Botany.

«No todas las especies invasoras/exóticas se convierten en plagas capaces de desplazar a especies nativas. La detección temprana de estas especies provee mayores posibilidades para un control planificado y coordinado, e incluso, en algunas ocasiones, para su erradicación«, dijo Croquer a Diario Libre.

Aunque aún se desconocen sus impactos locales, estudios en otras islas muestran que H. stipulacea puede desplazar a la nativa Thalassia y modificar la dinámica de los ecosistemas.

Hoja de ruta sugerida

Croquer señaló que se propone trabajar con el Ministerio de Medio Ambiente en tres frentes: cartografía nacional de la distribución y abundancia de la especie; educación comunitaria para que buzos, pescadores y guías turísticos identifiquen y reporten nuevos focos; y planes de control o erradicación con métodos replicables y un sistema de reportes abiertos.

Estos pasos se enmarcan en el programa Monitorea, auspiciado por la Embajada de Francia en República Dominicana, liderado por Fundemar en coordinación con el ministerio de Medio Ambiente y diferentes instituciones nacionales. Ya integra datos de arrecifes, pastos y manglares para orientar la gestión costera de largo plazo.

Fue durante uno de estos monitoreos que se hizo el descubrimiento en Punta Salinas, lo que valida la importancia del mismo.

Próximos pasos

Las primeras campañas de seguimiento se realizarán el próximo invierno para determinar si la pradera se expande hacia hábitats poco profundos o manglares adyacentes. Los resultados servirán para decidir si basta con la contención local o si se justifica extraer manualmente los brotes antes de que la especie se arraigue en otras bahías del país.
DL.

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