El poder del liderazgo en el partidismo nacional

Por Francisco Antonio Méndez

Santo Domingo, RD.

Históricamente, en la República Dominicana tres partidos mayoritarios han gravitado en el ambiente (PRSC, PRD y PLD). Pero las elecciones siempre se han decantado entre dos de ellos. PRSC-PRD en los 60, 70, y 80s; PRSC-PLD en las elecciones del 1990; PRSC-PRD en 1994; y luego PLD-PRD 1996-2012 hasta culminar PRM-PLD del 2016 -2020.

Aunque en realidad, más que partidos ha sido el peso específico de personalidades carismáticas lo que ha hecho que esas franquicias mantuvieran esa primacía. Los nombres del Dr. Joaquín Balaguer, del profesor Juan Bosch y del Dr. José Francisco Peña Gómez han quedado inscritos con letras de oro en el Everest de la política dominicana.

Tras sus desapariciones físicas hemos visto transformaciones importantes en dos de estas agrupaciones, PRSC y PRD, que los han colocado como satélites en términos de su cuantía electoral. Como “partidos bisagras”, minoritarios, en un esquema electoral que contempla Segunda Vuelta y se decide con el 50%+1 de los votos emitidos.

Las elecciones del 2024, por otra parte, marcarán un importante punto de inflexión en relación al actualmente segundo partido del sistema (PLD), que a raíz de la salida del expresidente Fernández en noviembre 2019 perdió el poder y ha venido experimentando importantes escisiones en su membresía. Por tal motivo, politólogos, convertidos en augures, otean el horizonte tratando de vislumbrar la correlación de fuerza, del Juego Suma Cero, entre el PLD y la Fuerza del Pueblo.

Puesto que, quien ocupe al menos la segunda posición en la Primera Vuelta de las próximas elecciones lleva el carril de adentro en la competición.

En 1996 el PLD llega al poder bajo una coyuntura muy particular puesto que en la reforma del 1994 se prohibió la reelección y el presidente Balaguer no podía competir. Por tal motivo, el Dr. Leonel Fernández, candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana recibe el apoyo soterrado del Dr. Balaguer en la Primera Vuelta, y de manera contundente en la Segunda Vuelta, con la conformación del Frente Patriótico, cerrando lo que denominó “el camino malo”.

Así las cosas, el PLD gana las elecciones de la mano de Leonel Fernández con una matrícula de alrededor de 30,000 militantes, pero montado en la poderosa maquinaria electoral del Partido Reformista Social Cristiano. Estructura conformada bajo la denominación de “cuarteles” que se activaba para cada proceso electoral bajo el carismático liderazgo del Dr. Balaguer.
Es en ese contexto que se produce la transposición cuantitativa entre los dos partidos aliados (PRSC/PLD), tras la desaparición física del Dr. Balaguer en el 2002. Esto así, porque aun sin hacer campaña, el líder reformista obtuvo un 25% en las votaciones del año 2000. A partir de ese momento, el expresidente Fernández empieza a ser visto, por “las masas silentes”, como su sustituto natural, tanto por su carisma como por su preparación intelectual. De este modo, desaparecía un líder y nacía otro; y junto con él, crecía la agrupación que lideraba; mientras el partido reformista, en ausencia de su líder se iba reduciendo paulatinamente.
Una analogía similar, con sus particularidades, podría estar sucediendo en la actualidad. El Partido de la Liberación Dominicana, bajo el liderazgo del Dr. Fernández obtuvo cuatro victorias presidenciales consecutivas en Primera Vuelta. A raíz del fraude de las primarias, que provocó la salida de su presidente y una cantidad importante de dirigentes, el PLD pierde las elecciones del 2020 con un 37% de la votación (1,537,041 votos)Sin embargo, los escándalos de corrupción que han ido saliendo a la luz pública (Pulpo, Coral y Medusa, OMSA, OISOE, etc.) han ido erosionando aún más su credibilidad. Generalizándose la creencia, en un importante segmento de la población, de que los actos de corrupción en la gestión 2012-2020 no fueron hechos aislados sino un patrón sistematizado de depredación del erario con fines de perpetuación en el poder.

En semejante estado de situación y ante la ausencia de un liderazgo aglutinador, el PLD continúa experimentando una fuga masiva de su membresía que se acelera en la medida que el descredito sigue afectándole directamente. Con la peculiaridad de que el beneficiario de ese trasvase es la Fuerza del Pueblo, que si tiene un líder carismático y visionario.

Esto se irá profundizando en la medida que las mediciones continúen evidenciando la marcada polarización existente entre el presidente Abinader y el expresidente Fernández. Quien, en todas las mediciones conocidas, aparece como el líder indiscutible de la oposición. Y, en consecuencia, beneficiario de lo que se conoce como “voto útil”, el de los que no les gusta perder y “no votan su voto”. Luego, para las elecciones del 2024 todo apunta a que estaremos reeditando la historia de un partido que crece y otro que languidece en virtud de la carencia de liderazgo.
Pues como decía Winston Churchill: En la historia residen todos los secretos de la política”. Wait & see.

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