El turismo en la agenda climática: de la invisibilidad a la acción.

Katiana Murillo (LatinClima)

Tuvieron que pasar 29 años para que una cumbre climática destinara un día a hablar sobre turismo. Fue en la recientemente concluida COP29 en Bakú, Azerbaiyán, cuando la “Acción climática en turismo” se incluyó oficialmente en la agenda de la COP, con la presencia de líderes del sector, incluyendo la primera reunión ministerial en la materia.

El asunto no es menor, por un lado, debido a todas las emisiones que generan las cerca de 1.500 millones de llegadas de turistas internacionales anuales en todo el mundo, sino también por los grandes riesgos que suponen fenómenos climáticos cada vez más frecuentes y potentes atizados por el calentamiento global.

Turismo y agenda climática

Y es que una buena cantidad de los países que forman parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático tienen a la actividad turística como una de sus principales fuentes de divisas, pero muchas de las emisiones que produce, que se estiman hasta en 8.8%, no habían sido tomadas en cuenta. Ni qué decir de las emisiones que se generan en el espacio internacional, de las que ningún país se hace cargo y que representan alrededor del 23% de las emisiones del sector.

Todo queda literalmente en el aire, a merced de lo que la industria de la aviación realice, con toda la complejidad del caso, ya que todavía podrían pasar muchos años para que podamos tener un avión eléctrico o que funcione a base de hidrógeno.

Y es que, sin contemplar a la actividad turística, las metas del Acuerdo de París son todavía más difíciles de cumplir.

Intensificación de la Acción Climática en el Turismo

La buena noticia es, por un lado, que el sector empezó a ser más activo en el tema del cambio climático y en la recién pasada COP29 se lanzó la Declaración de Bakú sobre la Intensificación de la Acción Climática en el Turismo, respaldada por más de 50 países y 8 organizaciones internacionales, que compromete a los países a abordar el turismo en sus estrategias climáticas, en particular en sus próximas Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) en 2025.

Un antecedente lo fue también la Iniciativa de la Declaración de Glasgow sobre Acción Climática en el Turismo, un compromiso voluntario lanzado en la COP26 y respaldado por más de 900 organizaciones.

SAF

Por otro lado, la industria de la aviación también se ha comprometido a las cero emisiones netas de carbono para el 2050. La reciente edición de la Global Mobility Call, el congreso de movilidad sostenible, realizado la semana pasada en Madrid, dedicó una buena parte a hablar sobre el papel en la aviación del combustible sostenible de aviación o SAF (por sus siglas en inglés), de origen orgánico o sintético, cuya variante orgánica se fabrica con residuos agrícolas o forestales, aceites usados, plásticos y otros desechos orgánicos.

La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), calcula que el SAF podría representar alrededor del 65% de la reducción de emisiones que necesita la aviación para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas en 2050. Sin embargo, se necesita poner el acelerador, ya que solo el 1% de la demanda actual se cubre con este combustible alternativo, que por el momento es de 4 a 5 veces más caro que el fósil.

Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), este 2024 el sector turismo está alcanzando los niveles que tenía antes de la pandemia y frente al cambio climático debe también actuar y estar preparado.
EFE VERDE

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