Elecciones y crisis en EE UU: conversación con Telma Luzzani

Entrevista a Telma Luzzani por Gabriel Vera Lopes.

Foto: Votantes en las elecciones del 08 de noviembre en EEUU.

ALAI dialogó con la destacada periodista, analista y escritora Telma Luzzani, quien nos brindó algunas claves interpretativas para entender la particular situación política que atraviesan los Estados Unidos. Un recorrido por la coyuntura electoral, la crisis política e institucional y sus reflejos en la política exterior de la -por ahora- principal potencia hegemónica global.


El martes 8 de noviembre se realizarán elecciones de medio término en Estados Unidos. En estas elecciones, se renovará la totalidad de los miembros de la Cámara de Representantes (cámara baja) conformada por 435 miembros. También se renueva de un tercio del Senado, 35 de los 100 escaños pertenecientes a 34 estados. Y se elegirán 36 de las 50 gobernaciones del país (cuyos mandatos son de 4 años).

Charlamos con la destacada periodista, analista y escritora Telma Luzzani, quien nos brindó algunas claves interpretativas para entender la particular situación política que atraviesa el país. Un recorrido por la coyuntura electoral, su crisis política e institucional, así como los reflejos de la crisis en la política exterior y las dificultades hegemónicas a nivel global. La siguiente entrevista es un recorte de una charla publicada en YouTube y que pueden ver entera acá: Elecciones y crisis en EE.UU.: Entrevista a Telma Luzzani.

Gabriel Vera Lopes: Para empezar, ¿Cómo describirías el contexto en el que se llevan a cabo estas elecciones? ¿Qué se espera de estos comicios?   

Telma Luzzani: Lo que se espera es que haya un cambio en el dibujo de las instituciones y del Congreso. Además, el resultado de las elecciones va a tener un impacto en la próxima carrera presidencial. Normalmente, si le va bien al partido que está en el gobierno (en este caso el demócrata) tiene mejores chances de ser reelegido en las elecciones generales.
Ahora bien, Joe Biden es un señor muy mayor, por lo qué ya se está pensando que de cualquier forma no sea el candidato de los demócratas en las próximas elecciones presidenciales, lo que ya se presentaría como un cambio. Más aún cuando la popularidad que tiene el Gobierno y el propio Biden es muy baja. Al empezar su gobierno, Biden tenía una imagen positiva de alrededor del 55%. Actualmente, esa cifra descendió al 40%.
Estos datos hacen suponer a muchas de las encuestadoras que para el oficialismo se podría dar el peor escenario, es decir: que los demócratas pierdan la mayoría en las dos cámaras. En el Senado, se renueva un tercio de la cámara. Actualmente, demócratas y republicanos están empatados, aunque el oficialismo con el voto de Kamala Harris logra la mayoría. Y en el caso de la cámara de representantes (la cámara baja) los demócratas tienen una ventaja de tan solo 8 escaños. En ambas cámaras el oficialismo puede perder la mayoría. Y, si esto pasa,  la crisis que ya atraviesa Estados Unidos va a incrementarse.

– El 24 de junio pasado, el Tribunal Supremo de Estados Unidos revocó su histórica sentencia “Roe contra Wade”, prohibiendo de esta manera que el aborto sea legal en el país. Esto produjo una serie de importantes protestas. Desde el punto de vista electoral, ¿Cómo ves que funciona lo que la prensa llama “agendas morales” en estas elecciones?

– El tema del aborto creo que apunta a un tema que para nosotros es bastante difícil de entender y tiene que ver con las vinculaciones religiosas. La cuestión religiosa es uno de los temas que más influye e importa en la política doméstica de Estados Unidos. Los poderes de lobby de los sectores religiosos en el país son muy organizados y muy fuertes, lo que termina influyendo notablemente en las campañas. Para muchos de estos sectores, el aborto es algo pecaminoso o incluso un crimen. Tengamos en cuenta que aun hoy hay importantes sectores que defienden las teorías de la creación divina y cuestionan la evolución.

Creo que esta es una cuestión estructural del país. Me parece que hay que separarla de otras preocupaciones que atraviesan estas elecciones de manera más coyuntural, como la falta de trabajo, la inflación o la carestía de la vida.

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Telma Luzzani

– La prensa suele caracterizar cada elección como “las más importantes” o calificarlas como “determinantes”. Sin embargo, hay algo que es cierto y es que estas elecciones se dan en un particular contexto de crisis institucional y política en el país. ¿Cómo evalúas estas elecciones? 

Sí, es cierto. Sobre todo que en los medios de comunicación siempre se dice que es la “más importante”. Pero es cierto que hay algunas elecciones que son verdaderamente cruciales. Un ejemplo muy próximo fueron las elecciones que hubo el domingo 30 de octubre en Brasil.

Creo que estas elecciones en Estados Unidos también son muy importantes. Son unas elecciones inscriptas en una crisis que tiene ya un largo recorrido. Un hito muy importante fue la crisis del 2008, cuyo cimbronazo sigue afectando al mundo y no han logrado superar esa crisis del todo.

Mirando la línea de tiempo de manera más panorámica vemos que el país está muy polarizado sobre todo luego del gobierno de Donald Trump. En la línea demócrata, tanto Clinton como Obama –y, por supuesto, también Joe Biden- tienen una posición que se denomina normalmente como “globalista”. Es decir, una visión geopolítica unipolar, con una primacía del mundo de las finanzas más que del mundo de la economía industrial. El otro sector, al que se suele llamar “nacionalistas”, tiende a pensar la política más centrada en los Estados Unidos. Recordemos que Trump mantenía fuertes conflictos con los otros socios del G7, no era propenso a las asociaciones multilaterales ni a los tratados de libre comercio. Esos sectores políticos están muy vinculados a los sectores económicos industriales, que vienen atravesando una fuerte crisis producto de la deslocalización internacional de las cadenas de valor.

La crisis queda muy en la superficie. Y esto se hace evidente a partir de la elección de Donald Trump, un hombre que no era del riñón del Partido Republicano, lo cual hace que sea, por ejemplo, diferente a cuando surge el Tea Party. Cuando surge esa línea dentro de los republicanos también ya se estaba indicando una cierta disidencia o un cierto enfrentamiento. Pero, aún así, seguía siendo una parte del partido, una rama extrema. Cuando Donald Trump gana la interna republicana, no es un referente histórico o un líder con un recorrido dentro del partido, como lo eran, por ejemplo, los miembros de la familia Bush. Eso es una diferencia muy importante.

Estas elecciones van a ser una manifestación más de esta crisis. Son las primeras elecciones luego del asalto al Capitolio del 6 de enero del 2021: el momento cuando grupos vinculados al trumpismo tomaron el Capitolio con la complicidad de sectores de las fuerzas de seguridad.

Para que se dimensione un poco lo que estamos hablando: hace algunos días, la BBC de Londres, publicó una entrevista a una pareja de gente mayor. En esa entrevista, esta pareja decía que no estaba a favor de las armas pero que si llegaban a ganar los republicanos ellos considerarían la posibilidad de tomar las armas. Decían que era algo que venían charlando entre ellos. ¿Por qué? Porque creían que en Estados Unidos puede llegar a haber una guerra civil.

Es escalofriante esta idea. Que las palabras “guerra civil” aparezcan en el discurso de gente común cada vez con mayor frecuencia, aunque solo sea como una preocupación, es muy inquietante. Esto es una manifestación de la crisis.

– En las elecciones de Brasil mostraron algo curioso. La postura de los EEUU en su política externa siempre ha tendido a ser homogénea sin muchas fisuras. Sin embargo, en las elecciones de Brasil los demócratas apoyaron a Lula y, a través de varios órganos del estado -como el senado-, le “advirtieron” a Bolsonaro que no intentase una aventura golpista. Por su parte, un sector liderado por Trump no solo apostó por Bolsonaro, sino que también puso en dudas la veracidad de los comicios. ¿Crees que se puede afectar la dirección de la política externa estadounidense? Y, en tal caso, ¿Cómo ves que se vincula el trumpismo con la derecha latinoamericana?   

Brasil ha sido históricamente una de las naciones más importantes del continente, por lo que siempre ha sido de especial interés para los EE.UU. Ahora bien, creo que la relación entre el trumpismo y el bolsonarismo es una relación específica. Siempre tuvieron un vínculo importante, concretamente a partir de asesores y estrategas de ambas fuerzas.

Cuando ganó Bolsonaro, viajaron a Brasil importantes figuras de la derecha internacional. Lo visitaron el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán y mucha gente vinculada a Trump. Entre ellos, el ex estratega jefe de la Casa Blanca durante la administración Trump, Steve Bannon.

Es más, recientemente Bannon viajó a Brasil para asesorar a Bolsonaro en estas últimas elecciones. Viaje en donde hizo pública su recomendación de no reconocer el triunfo de Lula, recomendando “esperar el conteo de los votos que hagan los militares”, ya que el conteo oficial del Tribunal Electoral sería “poco creíble”.

Por ahora, ese vínculo que construyeron no me parece que sea un modelo transportable a otros países de América Latina. Hay ciertas especificidades que hacen que sea un vínculo particular, en lo que respecta a lo religioso o a los valores vinculados con las armas.

Por otro lado, hay un tema que me gustaría remarcar. Y tiene que ver con la importancia de Brasil. El hecho de que Brasil sea parte del “otro mundo”, siendo miembro de los BRICS, una asociación que puede hacer rivalidad con los Estados Unidos, también hace que sea, en términos generales, particular su relación. Brasil tiene una importancia geopolítica muy significativa, por lo que en la búsqueda de control del subcontinente por parte de EEUU, Brasil juega un rol estratégico.

– Estas elecciones se dan en medio de un contexto internacional de guerra donde la OTAN juega un papel protagónico. ¿Pueden los resultados afectar en el mediano plazo el escenario de guerra?

Se sabe que en la carrera electoral el belicismo estadounidense da votos. Por lo menos los votos de un sector. Por lo que antes del 8 de noviembre, una decisión que implique mandar menos ayuda armamentística a Ucrania o que implique algún tipo de aproximación a Moscú es casi impensable para el oficialismo demócrata.

Habría que preguntarse: ¿Cuánto afecta la guerra el apoyo al gobierno? Según dicen las encuestas, hay cada vez menos estadounidenses que están preocupados por lo que pasa en Ucrania. Y muchos están asociando los problemas como el aumento de los precios de los alimentos o del combustible a los efectos de la guerra. Se sabe que esta situación en Europa afecta no solamente a los europeos sino al mundo entero. Por esto creo que el momento post electoral será un momento de volver a recoger y dar las cartas.

Habrá un cambio que espero que no sea de empeoramiento de la situación bélica. Por ejemplo, se sabe que  el jefe del Pentágono, Lloyd Austin, mantiene conversaciones con el ministro de defensa ruso, Sergey Shoygu. Esto significa que puede haber algún tipo de salida gradual. Que sea negociada y donde no parezca que haya un ganador y un perdedor para que ninguna de las dos naciones quede como humillada.

Ya algunos diputados demócratas (no sé cuántos) se manifiestan abiertamente contra la guerra. Los republicanos tienen una postura más clara al respecto, de hecho Kissinger sale cada dos por tres a decir que enfrentar directamente a Rusia es una locura. Por otro lado, la guerra debilita a Europa que es una competencia pero sobre todo un aliado estratégico de EEUU. Todo el escenario internacional se está moviendo. Por ejemplo, los Emiratos Árabes están dejando de obedecer a EEUU en la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y empezando a tomar decisiones propias que implican incluso acercamientos con Rusia.

Como sea, se rumorea que una derrota de los demócratas podría significar cambios importantes en el gabinete. Incluso lugares importantes como el del secretario de estado Antony Blinken o la de Victoria Nuland, la actual subsecretaria de Estado para asuntos políticos, quien desempeñó un importante papel en el golpe de estado del 2014 en Ucrania. Golpe que terminó desencadenando toda esta situación que vivimos hoy.

 – Y desde el punto de vista latinoamericano, ¿crees que existan diferencias relativamente significativas para con nuestra región que dependan de la próxima composición institucional?

En general las diferencias entre republicanos y demócratas con nuestro continente no son muy significativas. Históricamente, desde el momento en que EEUU empieza a verse a sí mismo como potencia (primero regional, luego continental y, finalmente, tras la Segunda Guerra Mundial, mundial) siempre ha considerado la región como fundamental. Ya desde cuando Alfred Mahan diseña esa “isla” que es Estados Unidos y dice: el talón de Aquiles del país no está ni en el océano Pacifico, ni en el océano Atlántico, está en México.

El gran problema fue siempre tener control total sobre el continente. Más que nunca hoy en día, cuando usa a la región tanto como plataforma de defensa así como de expansión política y como área para obtener recursos naturales, cuestión que en el marco de sus disputas con China tiene una mayor significancia.

El control del agua, de los alimentos y en general de los recursos naturales es fundamental para EEUU. Incluso busca que sus rivales -principalmente China- no tengan injerencia en el continente. Por eso la jefa del comando sur, Laura Richardson, siempre se refiere al modelo chino como si fuese el diablo o lo peor que le puede pasar al continente. Que los países latinoamericanos tengan algún vínculo con el gobierno Chino o con sus empresas estatales, aparece en sus discursos como lo peor que le podría pasar a la región.

Ahora bien, más allá de cierto pesimismo creo que hay motivos para mantener cierta esperanza. Y eso tiene que ver con todo el proceso que hemos vivido en este Siglo XXI en el continente. Desde 1999 cuando llega Hugo Chávez a la presidencia de Venezuela, con sus avances y retrocesos, y con las distintas graduaciones que tuvieron nuestros gobiernos latinoamericanos, creo que se ha producido un aprendizaje y una acumulación de experiencias históricas que nos permiten pensar en transformaciones de manera integrada y coordinada entre nuestros países latinoamericanos. De esta manera, estas experiencias nos han enseñado que no hay que seguir a un solo país a nivel internacional: que, como región latinoamericana, debemos diversificar nuestras alianzas y colaboraciones.


Entrevistada

*Telma Luzzani es periodista y escritora, especializada en política internacional. Egresó de la carrera de Letras en la Universidad de Buenos Aires y se desempeñó como docente en esa universidad. Trabajó en distintos medios, entre ellos Tiempo Argentino y Clarín, donde cubrió la caída de la URSS, entre otros hechos históricos. Su libro Territorios vigilados. Cómo opera la red de bases militares norteamericanas en Sudamérica recibió Mención de Honor en el VIII Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2012 y fue declarado, en 2013, de interés legislativo en la provincia de Neuquén. Escribió además Venezuela y la revolución: escenarios de la era bolivariana (2008) y publicó en colaboración Cartografías de poder y descolonialidad (2014), Información: ¿Se puede saber lo que pasa? (2005) y relatos que integran la antología Corazón de cinco esquinas (2010). Recibió numerosos premios: Friend of India Award (2002), TEA Al Maestro con Cariño (2009) y Hrant Dink del Consejo Nacional Armenio (2012) y A la Cultura y a la Trayectoria “Arturo Jauretche” (2016). Fue becaria de la Fundación Knight Wallace de la Universidad de Michigan (2008), columnista en Visión 7 Internacional (Canal 7) y en Radio Nacional. Colabora en la revista Caras y Caretas. Actualmente conduce Voces del Mundo programa diario de política internacional que se emite por la AM 770 Radio Cooperativa y por Sputnik (www.sputniknews.com).

Entrevistador

*Gabriel Vera Lopes es escritor y colaborador y autor en ALAI

Fuente: Agencia Latinoamericana de Información (ALAI)

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