Ensayos y tribulaciones del occidente colectivo
Pepe Escobar.
Imagen: OTL
Siéntese, relájese y disfrute de una carrera hacia el fondo del Gran Cañón. La única pregunta es quién llegará antes: la UE, la OTAN o ambos.
Uno puede imaginarse todo tipo de juegos en el Cuartel General del Estado Mayor ruso mientras el Imperio y la OTAN se vuelven literalmente locos. ¿Qué locura se les ocurrirá a continuación, sin llegar a la Tercera Guerra Mundial?
He aquí un encantador comentario sobrela demencia precoz de la OTAN. Hasta ahora todo ha fracasado, desde las «sanciones paralizantes» hasta todo tipo de wunderwaffen, mientras todo el Sur Global se maravilla ante las hazañas de la PMC de Wagner, ahora configurada como la mejor máquina de combate urbano del planeta.
El portavoz de la CIA, el Washington Post, publicó oportunamente, cómo Washington, una vez más, desayunaba, almorzaba y cenaba con el canciller Scholz salchichas de hígado. Una idea fue lanzada por el Secretario de Estado Tony Blinken: anunciemos que entregaremos M1 Abrams a Ucrania en un futuro nebuloso e indeterminado, dando así cobertura a Scholz para que libere ahora los Leopard.
¿No te encanta la soberanía alemana en acción?
Todo analista militar con un coeficiente intelectual superior a la temperatura ambiente sabe que todos esos Leopard serán debidamente incinerados, o mejor aún, capturados y diseccionados por especialistas militares rusos.
Así que lo que sucederá a continuación es otro vector más de la -muy exitosa hasta ahora- raqueta de desindustrialización alemana desatada por Estados Unidos: los estadounidenses invadirán el complejo militar industrial alemán con sus «muy mejorados» Abrams, que quizá lleguen en 2024, cuando sólo exista una Ucrania en ruinas, o no lleguen nunca. Por lo tanto, no es necesario que los Abrams demuestren su valía en combate real, es decir, que sean capturados y/o incinerados.
Avanzan los rumores en Washington de que la «estrategia» estadounidense en Ucrania, ampliamente detallada por interminables informes de think tanks, ha tenido que ser adaptada. Ya no se trata de «derrotar a Rusia», sino de proporcionar a Kiev los medios para «asustar» a Rusia. El Estado Mayor ruso debe estar temblando de miedo.
Mientras tanto, en la vida real, casi todos los escenarios posibles que se barajan en Washington y Bruselas acaban con la OTAN como una versión gigante y blindada de Wile E. Coyote precipitándose a las profundidades del Gran Cañón. Y eso ocurre incluso si la tan anunciada ofensiva rusa de la «Gran Flecha» comienza dentro de unos días o semanas, o no llega a empezar nunca.
Podría decirse que el Estado Mayor ruso hace tiempo que llegó a la conclusión de que no tiene sentido reducir Ucrania a escombros en cuestión de horas, algo que podrían conseguir fácilmente. De ahí el legendario enfoque de la máquina de picar carne, que no ofrece excusas a la OTAN para «escalar» (lo que siguen haciendo de todos modos, como Jens «War is Peace» Stoltenberg tan aficionado a repetir como un loro).
El truco está en que la sobremarcha de escalada de la OTAN, como suele ocurrir, está en cierto modo controlada por el Estado Mayor ruso, que siempre está calculando qué maniobras óptimas consumirán más rápidamente el material militar de la OTAN. Llámalo una versión rusa del popular axioma «la rana en una olla hirviendo no se da cuenta de que la están cocinando hasta que croa».
Atacar a Rusia-China-Irán
La desesperación absoluta se extrapola ahora gráficamente a los ataques contra Irán. Tanto Rusia como China tienen a Irán como su aliado clave en Asia Occidental para todo el complejo proceso de integración de Eurasia; las asociaciones estratégicas entrelazan al trío.
Así que atacar el Ministerio de Defensa en Isfahan con drones -fracaso total- y bombardear un convoy del IRGC de ayuda humanitaria que cruzaba de Irak a Siria es una grave provocación coordinada por Estados Unidos e Israel.
En esencia, se trata también de ataques contra Rusia y China. Israel no puede levantar la mano ni el pie sin el permiso de Estados Unidos. La inteligencia iraní puede ser capaz de establecer cómo la cábala neoconservadora y neoliberal straussiana a cargo de la política exterior estadounidense autorizó si no ordenó estos ataques, que por supuesto están directamente conectados con la desesperación de la OTAN en Ucrania.
En caso de duda, basta con volver a Zbig «Gran Tablero de Ajedrez» Brzezinski:
Potencialmente, el escenario más peligroso sería una gran coalición de China, Rusia y tal vez, Irán, una coalición ‘anti-hegemónica’ unida no por la ideología, sino por agravios contemporáneos. Recordaría en escala y alcance al desafío que en su día planteó el bloque chino-soviético.
Y como reflejo de Ucrania/Rusia está, por supuesto, Taiwán/China.
Como ha explicado ampliamente Zoltan Pozsar, estratega de Credit Suisse, si Taiwán fabrica chips para los misiles estadounidenses que Washington envía a Taiwán para su «autodefensa», pero Taiwán tiene que esperar porque los misiles se necesitan en Ucrania, o tambien los chips no pueden enviarse a Estados Unidos debido a un posible bloqueo marítimo y aéreo impuesto por China; de esta forma los estadounidenses estarán operativamente mal equipados para apoyar su guerra en dos frentes contra sus competidores pares Rusia y China.
Adiós a la Pax Americana. Es el miedo, en realidad la paranoia, a un Taiwán destruido, y la destrucción en todos los escenarios sería provocada por los propios estadounidenses, lo que ha llevado a la cábala neoconservadora y neoliberal estraussiana a exigir que sus chips sean Made in USA.
En el frente energético, dado que los costes de la energía en Estados Unidos son bajos, Washington apostó a que gran parte de la desindustrialización de Alemania revertiría en beneficio estadounidense. Sin embargo, como los precios del petróleo iraní, ruso y venezolano son más bajos que los estadounidenses, es posible que no se desplace mucha producción hacia el Hegemón: irá a China.
¡Al fondo del Gran Cañón!
La declaración conjunta del 10 de eneroentre la UE y la OTAN muestra gráficamente cómo la UE no es más que el brazo de relaciones públicas de la OTAN.
Esta misión conjunta OTAN-UE consiste en utilizar todos los medios económicos, políticos y militares para que la «jungla» se comporte siempre según el «orden internacional basado en reglas» y acepte ser saqueada ad infinitum por el «jardín floreciente».
Así que, al final, ¿qué queda de «Europa», cuando es la OTAN -en realidad Washington- la que realmente gobierna?
«Europa», según la implacable propaganda, significa defender «nuestros valores», es decir, la paz, la democracia y la prosperidad. El truco está en que las élites no elegidas forzaron la identificación implícita de esta «Europa» imaginada, prácticamente sagrada, con la Unión Europea. Y así es como la UE ha adquirido una identidad mítica.
Por supuesto, en la vida real la UE -como en la «Europa» real, políticamente organizada- ha actuado como un instrumento tóxico de división entre los pueblos europeos.
En lugar de la paz, ha invertido en una guerra rabiosa sin cuartel contra Rusia. La UE es posiblemente la institución democráticamente más irresponsable del planeta: pase un día por Bruselas y lo entenderá todo. Y en lugar de prosperidad, la UE ha institucionalizado la austeridad.
Así que siéntese, relájese y disfrute de una carrera hacia el fondo del Gran Cañón. La única pregunta es quién llegará antes: la UE, la OTAN o ambas.
Traduccion nuestra
*Pepe Escobar es columnista de The Cradle, redactor jefe de Asia Times y analista geopolítico independiente centrado en Eurasia. Desde mediados de la década de 1980 ha vivido y trabajado como corresponsal extranjero en Londres, París, Milán, Los Ángeles, Singapur y Bangkok. Es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007), Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge, Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009), 2030 (Nimble Books, 2020). Su ultimo libro es Raging Twenties (Nimble, 2021)
Fuente original: Strategic Culture Foundation