Estados Unidos está listo para participar en la operación militar en Haití.
REDCOM. Estados Unidos redactó una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que alentará el “despliegue inmediato de una fuerza multinacional de acción rápida” en Haití para abordar la peor crisis de seguridad y salud de la nación en décadas, según una copia de la resolución obtenida por McClatchy y El Heraldo de Miami.
El proyecto de resolución, confirmado por varios funcionarios de EEUU y la ONU, surge en respuesta a un llamado del Secretario General de la ONU, António Guterres, la semana pasada para el establecimiento de una fuerza de reacción rápida para ayudar a la Policía Nacional de Haití.
Es la primera indicación pública hasta el momento de que la administración Biden está dispuesta a participar en una fuerza militar en Haití, aunque la resolución no especifica qué papel desempeñarían las distintas naciones.
La fuerza multilateral no estaría bajo la supervisión de la ONU ni se reuniría bajo el Capítulo VII de la Carta de la ONU, que respalda el uso de la fuerza para el mantenimiento de la paz.
La semana pasada, Guterres propuso que Haití y otras naciones u organizaciones transnacionales desplieguen una fuerza de respuesta rápida, seguida en el mediano plazo por una fuerza dirigida por la ONU. No está claro quién lideraría la fuerza de acción rápida, pero Estados Unidos, Canadá y Francia, tres países con una larga historia de invasión a Haití con distintos pretextos, han expresado su escepticismo en los últimos días.
En este caso, la posible invasión intentan justificarla en «la violencia» y la «falta de gobernabilidad» en el país más pobre de la región. Según el documento, está falta de gobernabilidad ha provocado una escasez de agua potable y un creciente brote de cólera, lo que «alarmó a la comunidad internacional» y ha obligado a la administración Biden a intervenir militarmente en Haití. Desde la Casa Blanca han expresado que «la situación se ha vuelto insostenible».
Desde distintos medios alternativos, han señalado que esta misma situación de una supuesta «revuelta social» pre-invasión militar ya las han podido documentar en lo que los medios hegemonicos corporativos denominaron «guerra civil». Con han sido los casos de las «revoluciones de colores», o en distintos países del África, o en Yemen, Siria, Kurdistan, o ahora en Irán.
Lo más alarmantes, señala el periódico Miami Herald, es que si el proyecto de resolución permanece sin cambios y el Consejo de Seguridad lo adopta, la ONU alentaría, como dice el documento, “el despliegue inmediato de una fuerza multinacional de acción rápida para apoyar a la [Policía Nacional de Haití] como se recomienda en la carta del Secretario General”.
Por su parte, China ha criticado duramente en los últimos meses el enfoque de la comunidad internacional hacia Haití. Mientras que Estados Unidos está buscando algún mecanismo de la ONU que imponga «sanciones internacionales» contra los líderes de las supuestas pandillas en Haití, que estarían desestabilizador una situación que sólo ellos ven. En el país lo que sí es hambre, indigencia, pestes, y los Cascos Azules, además de haber cometido crímenes de lesa humanidad -jamás investigados-, cuando se retiraron masivamente del país los han dejado librado a la suerte de un país devastado.
Esta semana, EE.UU envió un «equipo de élite» de respuesta a desastres a Port-au-Prince, desplegó una importante embarcación de la Guardia Costera para patrullar la costa haitiana y emitió restricciones de visa a los haitianos prominentes involucrados en la violencia.
Este sábado, se esperaba que vuelos de Canadá y EEUU aterricen en el aeropuerto de Port-au-Prince con asistencia de «seguridad crítica», incluidos «vehículos armados ordenados por la policía haitiana», según ha señalado el Miami Herald.
Los haitianos se oponen a la intervención de Washington
La vuelta de la «ayuda» militar internacional en Haití, es un tema traumático para el pueblo haitiano. Se oponen rotundamente al intervencionismo de Washington en sus tierras.
La misión de Naciones Unidas salió de Haití en 2017, después de haber estado 11 polémicos años en el país. Y es que los conocidos como “cascos azules” de Naciones Unidas han sido denunciados por agresiones, abusos sexuales y por provocar una epidemia de cólera que acabó con la vida de casi 10.000 personas en la nación caribeña.
«Niñas de 11 años fueron abusadas sexualmente y embarazadas por los cascos azules, para dejarlas después en la miseria, donde tuvieron que criar solas a sus hijos”, denunció un informe publicado en International Peacekeeping.
Los niños nacidos de estos abusos se conocen como ‘bébés casques bleus’ -bebés cascos azules-. Abusos por los que muchos haitianos se oponen a la vuelta de fuerzas militares extranjeras.
«No creo que Haití necesite otra intervención (…) Hemos pasado por tantas, y no se ha solucionado nada… Si no lo hacemos como haitianos, dentro de 10 años volveremos a estar en la misma situación», dijo Mathias Pierre, ex ministro del Gobierno de Haití, a la agencia de noticias Associated Press.
Pierre también argumentó que una intervención extranjera socavaría la soberanía del país y pondría en peligro a los ciudadanos.
Uno de los autores intelectuales del Golpe de Estado de 2019 en el Estado Plurinaciinal de Bolivia, Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), ha mantenido una reunión el jueves 6 de octubre con el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken; la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Mélanie Joly, y el ministro de Asuntos Exteriores de Haití, Jean Victor Généus, para orquestar una futura invasión internacional con el formato de «ayuda» al país caribeño. Para poder justificar ese accionar, la charla ha concluido con que la situación del Haití ha «empeorado» profundamente.
Inmediatamente, tras esa reunión, Almagro secundó en redes sociales que el país pidiera ayuda o asistencia militar extranjera. Paso previo necesario para el desembarco de las Fuerzas injerencias.
El segundo paso a la invasión militar está dado por la misma Naciones Unidas que ha expresado públicamente su «preocupación por el país caribeño». Luego de sus expresiones públicas, plasmadas por los medios hegemónicos de Occidente, el organismo internacional pidió rápidamente la creación de un corredor de la muerte, perdón, un «corredor humanitario» para así «permitir la distribución de combustible y de productos básicos a la población». Eso sí, la ONU ha hecho especial hincapié en el control del nuevo brote de cólera que ya ha dejado al menos «ocho» muertos.
El discurso ya remanido por organismos internacionales como la ONU o la OEA, salió a ser apoyado y agitado por Ulrika Richardson, coordinadora residente y humanitaria de Naciones Unidas en Haití, alfil necesario por parte de Naciones Unidas para dar una supuesta credibilidad y que luego justifique la militarización y muerte.
«Sin combustible, no hay agua limpia, sin agua limpia, habrá más casos y será muy difícil contener este brote», señaló Richardson a los periodistas en una conferencia de prensa especial en Puerto Príncipe.
Con la pobreza asolando el país y la inseguridad en aumento, la ONU también recordó un patrón que se repite en todas las crisis humanitarias: «las personas más vulnerables serán las primeras en sufrir las consecuencias». Esto no lo pensaban durante las violaciones, agresiones y enfermedades dejadas tras el paso de los «cascos azules» la década pasada.
Con información de: Miami Herald/Medios Alternativos/France24/