Falta de agua en México: Una radiografía sobre el posible final de este recurso

SPUTNIK. El agotamiento del agua en México es notorio conforme avanza el tiempo. Cuestiones como las altas temperaturas, los problemas para proveer este servicio e, incluso, la contaminación del mismo, han puesto la mirada no solo de los académicos, sino de la sociedad, en lo que está ocurriendo en la materia.
Ejemplo de ello es el análisis del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), en el que refiere que, desde 2018, se observa un fuerte declive en la disponibilidad del líquido por lo que, hasta agosto de 2023, ya reflejaba una disminución de 80% del caudal de los ríos, acuíferos y lagunas del país.
Uno más reciente fue el presentado en el Atlas de Riesgos Hídricos, de la organización World Resources Institute,donde expone que para 2030, 14 de los 32 estados de México tendrán, hacia 2030, un agotamiento de agua de más de 80%. La mayoría de ellos están en el centro y noroeste del territorio nacional; se incluye a la Ciudad de México, capital del país latinoamericano.

Estos escenarios «sí son posibles (…) debido al riesgo hídrico, donde se conjuntan las sequías, el consumo excesivo de agua, la falta de almacenamiento y una distribución ineficiente del recurso», con el que no se garantiza que la población acceda al servicio de manera adecuada y, por ende, no se cubran sus necesidades, apunta el maestro en Geografía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Carlos Ruiz Abad, en entrevista para Sputnik.

En este tenor, la maestra Gabriela Jiménez Casas, integrante del Instituto de Ecología de la UNAM, indica en una charla para este medio que dadas las pocas lluvias que se han registrado en los últimos años, tanto las presas como los mantos acuíferos no se han recargado lo suficiente para ayudar al país.
«Hemos alterado profundamente el ciclo del agua. Esta sigue saliendo a la superficie a su velocidad normal, pero la cuestión es que la consumimos más rápido de lo que estamos haciendo llegar nada [a los hogares]. También cada vez somos más y, a esto, se agregan eventos como la pandemia de COVID-19«, expone.
Ante esta grave situación, Sputnik te explica lo que tienes que saber sobre la escasez de agua en este país y lo que puedes hacer.
La escasez de agua en México no es nueva, recuerda Jiménez Casas. «Hubo una campaña en la década de 1980 para el ahorro de agua. En esa época, nos cortaban el agua un par de horas todos los días. No nos preguntaban y no discriminaban las colonias; era toda la zona del Valle de México. Así fue como tuvimos que aprender a racionar» el líquido, cuenta.
Y ese problema no solo se dio en el centro del territorio mexicano; afectó a gran parte del país, especialmente al estado de Nuevo León (noreste) y su capital, Monterrey, esto debido a una sequía. Ante la fuerte presión ejercida por el gobierno local, la élite empresarial y la población regiomontana, que crecía a pasos agigantados, el entonces presidente de México, José López Portillo (1976-1982), lanzó un Plan Hidráulico neoleonés, con la construcción de la presa Cerro Prieto.
No obstante, tanto esa estrategia como el proyecto referido por la experta pudieron arrancar hasta 1984, dentro del mandato de Miguel de la Madrid (1982-1988), con diversos anuncios en radio y televisión, además del tandeo del agua.
Pero, después de varios años, la situación prevalece por diversos factores, entre ellos, las fugas de agua y las sequías.
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garrafones de 20 litros

Es lo que equivale el desperdicio de dos gotas de este líquido por segundo, de acuerdo con el informe Numeragua 2022, de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) de México.

Acerca del segundo rubro, Ruiz Abad indica que las sequías más fuertes en México se han dado en 2006 y 2011, entre los meses de mayo y junio.
Mientras tanto, el último reporte del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) mexicano, publicado el 18 de abril de este año, presenta que las afectaciones por la falta de lluvias son cada vez más drásticas. Por ejemplo, 64,6% de los daños en el país son a raíz de la sequía moderada.

Las causas de esta situación
Además de las fugas y el crecimiento población en diversas regiones, hay dos factores relevantes que está detrás de la falta de lluvias y las sequías en México: los eventos de La Niña y El Niño, que cambian la temperatura de los océanos y los fenómenos meteorológicos de la Tierra.

La acumulación de lluvia ha sido muy poca; debimos tener mucho más el año pasado. Esto afecta no solo a los estados que suelen tener problemas de agua [por distribución] o los que son normalmente secos (…); solo 25% del país no registra afectaciones por la sequía (…) Es parte de los efectos de El Niño que, durante julio y agosto de 2023, tuvo un desarrollo muy fuerte, pero las precipitaciones no se presentaron como solían ser. Lo que vemos hoy en día son las secuelas» de estos hechos, detalla la bióloga Jiménez Casas.

En este sentido, Ruiz Abad, quien también es docente en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, agrega que, dependiendo la zona del planeta en la que tengan mayor prevalencia La Niña y El Niño, será el tipo de afectación. Actualmente, es un periodo de transición.
«Estamos en un proceso de transición hacia La Niña, que causará sequías hacia el norte y disminuirá la precipitación, dado que bajarán ligeramente los ciclones y la lluvia originarios del Océano Pacífico. Mientras que se estima un aumento de lluvias asociadas a ciclones del lado del Atlántico, pero estas serán visibles en las costas de Veracruz y Yucatán, posiblemente en una parte del centro» de México, expone.
Otros impactos y problemas relacionados con el agua
Derivado de la situación actual del agua en México y la posibilidad de que esto se recrudezca en los próximos años, los expertos vaticinan impactos en diversos niveles, mismos que podrían acentuarse con el cambio climático.
«El agua es un recurso sin el que las plantas, los animales y los seres humanos no podemos vivir. Al existir escasez, se suscita competencia por el recurso; lo emplean diversos sectores, lo que puede derivar grandes conflictos desde el punto de vista económico, social, ambiental y hasta cuestiones de salud», asevera Ruiz Abad.

Además de la falta del recurso en México, hay otros problemas relacionados con el líquido per se o su distribución.
Por ejemplo, está el descenso de los niveles en las presas del Sistema Cutzamala, la obra hídrica más importante del territorio mexicano y una de las más complejas a nivel mundial, la cual abastece al 26% del Valle de México. Otro más es la contaminación del agua en zonas como la alcaldía Benito Juárez, en la Ciudad de México, donde se han encontrado sustancias relacionadas con aceites y lubricantes.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) mexicano, la distribución del agua en el país es la siguiente:
1 Agricultura (76%)
2 Abastecimiento público, como los hogares (14%)
3 Empresas que toman el recurso directo de ríos, arroyos, lagos y acuíferos (5%)
4 Termoeléctricas (5%)
¿Qué podemos hacer para sobrevivir?
Los especialistas señalan que, si bien el panorama hídrico en el territorio mexicano es complejo, aún hay algunas vías para paliar la escasez de agua.
Jiménez Casas considera que algunas estrategias son lavar los trastes y otros utensilios de cocina con menos agua de lo habitual, disminuir nuestro consumo de carne y desperdiciar menos líquido a la hora de bañarse.

«Hemos roto el equilibrio en la naturaleza y se tiene que recuperar. El asunto es que urge porque ya estamos viendo que el agua cada vez más escasa. Esperemos que siga lloviendo, que siga acumulándose el agua donde debe de acumularse, y que nosotros tratemos con responsabilidad de cuidar también las áreas verdes, sembrar más plantas y evitar derrochar» este servicio, reflexiona.

En este sentido, Ruiz Abad reitera que, en caso de desconocer cómo cuidar el agua, la población puede acercarse a las autoridades o a personas expertas en temas hídricos.
«Es muy importante que nosotros como sociedad aprendamos a reconocer y acercarnos a expertos acerca de cómo podemos estar ayudando realmente a evitar este problema (…) Mientras tanto, es relevante ir disminuyendo el uso del agua y solo consumirlo cuando sea necesario», concluye.

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