Fuerza del Pueblo: De movimiento social a partido de masas.

Por Juan Carlos Espinal.

El presente trabajo es un esfuerzo por proporcionar una respuesta más completa, profunda y minuciosa al título del artículo.

Intentamos explicar las razones entre las relaciones del poder y las reacciones que tienden a contrastar las ideas homogéneas que pretenden analizar la política desde la ideología del partidismo ortodoxo.

El crecimiento demográfico 1996-2000 significó una movilidad social importante respecto de 1966-1995.

La interpretación social y política de los gobiernos de entre 1978-1982 y 2000-2004 forman parte de este acontecimiento histórico y sintetiza la división del PRD, primero. Del PRSC, segundo. Del PLD, después.

Las ideas progresistas que entre 2004-2012 acabaron por convertirse en hechos en 2019 se expresaron públicamente entre 2002-2004, en diferentes entrevistas y publicaciones.

En el mundo de la política dominicana, las distinciones más importantes entre la militancia, la sociedad civil, los movimientos sociales progresistas, los medios de comunicación alternativos, los intelectuales y las empresas no son ideológicas, políticas ni económicas sino culturales.

Las expectativas de vida de los dominicanos frente a la crisis sanitaria derrumbo el antiguo orden político de pos guerra.

A principios de 1990, se modificó la constitución bajo el espejismo de evadir los conflictos sociales y políticos para tan solo volver al principio.

El año de 1994 demostró lo importante que es la movilizacion social para generar la transformacion política.

El cambio político que pregonan los relacionadores públicos del gobierno del presidente Abinader ha resultado un mundo inseguro dentro del coronavirus.

El espejismo de la transformación se disipó con la multiplicación de los males que antes con Danilo Medina parecíamos, con meses de diferencia.

El resurgimiento de la violencia política desde los ministerios, la intensificación de los conflictos sociales, el quebrantamiento del estado de derecho, el surgimiento de movimientos ultra nacionalistas, la agitación religiosa, la política de inmovilismo en el toque de queda, la incapacidad del gobierno de Luis Abinader de acabar con las divisiones internas del PRM erosiona cada vez más las relaciones Gobierno – sociedad e inmoviliza a los partidos políticos.

Para la mayoría de la sociedad, el gobierno 2020-2024 carece de un propósito común.

La imagen surrealista del mundo pos COVID-19 es el Waterloo de la democracia representativa tal y como la conocimos.

Los gobiernos locales experimentan un profundo deterioro en las estructuras distritales, puesto que el abandono de los asuntos del estado ha permitido que el crimen organizado internacional haya ocupado territorios abandonados por el estado.

El debilitamiento de la institucionalidad democrática contribuye a la persecución de adversarios políticos.

En este último tema subyace una razón paradigmática: la desintegración del PLD como partido hegemónico.

A escala municipal, el PLD se ha venido debilitando progresivamente.

En lo congresional, su desempeño explica su tercera Fuerza en el senado.

La difusión de un mundo caótico, la frecuencia de violación a los derechos humanos, los escándalos de corrupción en las sobre valuaciones de insumos de salud publica, los recortes a los programas sociales, por ejemplo, estigmatiza la imagen del gobierno del presidente Abinader.

El país puede parecer un caos pero no carece totalmente de orden.

Sin embargo, el paradigma democrático tiene una limitación de estar demasiado apegado a la inconstitucionalidad.

Así las cosas, una aproximación a la transformación de Fuerza del Pueblo desde un movimiento electoral a un partido político de masas debe tener su explicación.

La perspectiva de cambio que impulsó el PRM era de carácter electoral.

Sus paradigmas, además, generan profundas contradicciones sociales en la medida en que las predicciones de la realidad derivadas de la contracción económica hace más exacta la premonición: No saben gobernar.

Muchos hechos importantes ocurridos tras la derrota de Danilo Medina el 5 de Juilo reflejan los últimos pactos del Danilismo y el PRM en la Cámara de Cuentas.

La intensidad de los conflictos sociales, la presión de nombramientos, las cancelaciones masivas, el intento de consolidación del proyecto reeleccionista finalmente ha dividido al gobierno estimulando la erosión de la frágil gobernabilidad.

La intensificación de la luchas intestinas en el PLD y en el PRM nos proporciona la respuesta al acelerado crecimiento de los ataques a la Fuerza del Pueblo.

La renuencia del Danilismo a sumarse a los demás miembros del comité político que propiciaban la democracia interna revela el fraccionamiento interno una nueva ola migratoria de peledeistas hacia Fuerza del Pueblo.

El final de la tregua política se fragua tras la ruptura del consenso entre las diferencias en el congreso.

Las diferencias de perspectivas, metodología, análisis, enfoque y conceptos están creando un re ordenamiento político que supone el desplazamiento electoral del PLD al 2024, lo que obliga al CPPLD a pactar impunidad con el gobierno en la Cámara de Cuentas.

En resumen, el mundo pandémico es un mundo con múltiples interpretaciones, intereses y antagonismos.

Lo más importante es analizar si el PRM se dividirá desde el gobierno declinando su influencia y su poder político o si el PLD será absorbido en su conjunto por Fuerza del Pueblo.

Una cosa si ya sabemos :

Leonel Fernández se ha convertido en el instrumento que puede unificar la oposición política frente a la reelección del presidente Abinader.

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