Gritos de guerra y lemas prefabricados: el “e´ pa´ lante que vamos” al “no mire pa´tra”

Por: Luis Córdova

 

La gramática importa poco cuando de conectar un discurso político se trata.

La historia de la humanidad, desde que el primer habitante decidió andar en grupo, ha respondido al estímulo de un lema, una razón que sea condensada en una frase y que resuma en cierto modo el sentir colectivo.

No solo es elegir una frase contagiosa (e´ pa´ fuera que van) o una poética (por fin primero la gente), se trata de evaluar -idealmente mediante estudios- la carga semántica o semiológica que pueda entrañar.

Pero una cosa es campaña y otra comunicación política gestada desde los gobiernos, pues esta última no tiene el fin electoral en sí, su utilidad es la de otorgar razones a la gestión y dotar -a quienes administran- de un discurso para contestación o defensa.

En ese sentido la arenga del presidente Fernández en 2004, fue una razón para renovar ánimos: “e´ pa´ lante que vamos”. Generador de esperanzas, pretendió ir más allá de las bardas moradas para convencernos -a los ciudadanos-  que las ejecutorias del gobierno harían que todos “avanzáramos”, luego de la crisis de su predecesor. ¿Lo logró? Eso será para otro artículo.

Recientemente, en un acto político, el presidente Abinader queriendo integrar la militancia de su partido a la identificación de su gobierno, hizo una arenga con el doble propósito de convertirla en lema extramuros, es decir, que conectara con la sociedad toda.

La reiteró y, agitando sus manos, motivaba a que los presentes la rezaran: “no mire pa´tra”. Es el peor lema que se pudo haber escogido. Los discursos en negativa no son dadores de esperanzas y esta gestión -en todas sus narrativas- está cimentada en la sombrilla de “el cambio”.

¿Cómo saber si se ha cambiado si no nos comparamos? Por lógica se impone mirar atrás.

El PRM, Luis Abinader y los voceros reeleccionistas, tendrán como contenido precisamente la mirada atrás: señalar la corrupción (real o supuesta), culpar de los retrasos del cumplimiento de sus promesas al marasmo heredado de la pasada administración.

Hemos pasado dos años viendo hacia atrás, ya sea en los tribunales o en alocuciones. En gran medida el pasado ha sido excusa y razón. Los asesores de contenido deben ver (atrás o a los lados) la realidad a la que apuestan convencer.

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