Honduras alcanza logro histórico contra el analfabetismo con apoyo de metodología cubana “Yo, sí puedo”
Honduras ya cuenta con 16 de sus 18 departamentos oficialmente libres de analfabetismo y con más de 500,000 hondureños que saben leer y escribir, es por ello que el país alcanza un logro educativo sin precedentes que más allá de las estadísticas, representa un acto social.
Esta victoria no solo se mide en cifras, sino en vidas transformadas, comunidades empoderadas y generaciones que ahora tienen una puerta abierta hacia el conocimiento y la participación ciudadana.
Esta cruzada educativa representa más que una política pública; es un acto de justicia social. Leer y escribir, más que una habilidad, es una herramienta. El Programa Nacional de Alfabetización José Manuel Flores Arguijo, nombrado en honor al mártir asesinado durante las protestas contra el golpe de Estado, encarna la resistencia y el compromiso del magisterio hondureño con la educación como un derecho para todos y todas.
Honduras adoptó un criterio más riguroso que el estándar internacional, estableciendo que un departamento solo puede recibir esta declaratoria cuando su tasa de analfabetismo baja al 4 por ciento o menos, mientras que el parámetro mundial permite hasta un 6 por ciento.
Cada uno de estos logros está respaldado por historias de esfuerzo y superación que han transformado la vida de comunidades enteras para acceder a oportunidades, defender derechos y transformar realidades personales y comunitarias.
“Yo, sí puedo”: La metodología cubana que transforma la alfabetización en Honduras
El primer gran paso para enfrentar este histórico rezago educativo se dio en 2007 durante el Gobierno del presidente Manuel Zelaya, quien junto a la Federación de Organizaciones Mayoritarias y la colaboración internacional de Cuba, impulsó la metodología “Yo, sí puedo”, diseñada para alfabetizar a personas de la tercera edad de forma accesible y en corto tiempo.
Este método, creado en Cuba, ha sido implementado en varios países de América Latina y África, logrando resultados positivos al adaptar los contenidos y las dinámicas de enseñanza a los contextos culturales y lingüísticos de cada nación. En Honduras, su aplicación permitió que en pocos meses miles de adultos aprendieran a leer y escribir, una oportunidad que para muchos había permanecido inalcanzable durante décadas.
Sin embargo, el golpe de Estado de 2009 significó un duro revés para este esfuerzo, debido a que la desarticulación de programas sociales y educativos puso en pausa buena parte de los avances logrados. Pese a ello, la semilla había sido sembrada, y años después, bajo la administración de la Presidenta, Xiomara Castro, esta iniciativa fue relanzada con mayor vigor, colocándola nuevamente como una prioridad nacional.
Historias de superación y dignidad recuperada
Detrás de las cifras oficiales se esconden miles de relatos de lucha, tal es el caso de Gregoria Espinoza, una adulta mayor que nunca había tenido oportunidad de aprender a leer y encontró en este programa la posibilidad de cumplir uno de sus grandes anhelos: poder leer la Biblia por sí misma. “Aunque sea viejita, nunca es tarde para leer”, comentó emocionada tras recibir su diploma de alfabetización.
Otro caso es el de María Marta Vásquez, que a los 65 años decidió integrarse a un círculo de alfabetización para aprender a escribir cartas a sus nietos que viven en el extranjero.
Para ella, este logro no solo significa una herramienta de comunicación, sino una manera de sentirse parte de un país que empieza a reconocer los derechos de quienes antes fueron invisibles.
Estos testimonios evidencian que la alfabetización va más allá de aprender a leer y escribir; es una reivindicación social que otorga dignidad, esperanza y nuevas oportunidades para las personas adultas mayores que, por diferentes razones, fueron marginadas del sistema educativo en los años de gobierno del opositor Partido Nacional.
Uno de los factores determinantes para el éxito de estos programas ha sido la cooperación internacional. El embajador de Cuba en Honduras, Juan Loforte, ha destacado el compromiso de su país con la educación popular en Honduras, brindando asesoría técnica, formación de alfabetizadores y asistencia pedagógica para la implementación de la metodología “Yo, sí puedo.
A la par, la Presidenta Castro ha recalcado que la educación bajo su gobierno no será una herramienta de control ni de exclusión como en el pasado. “Hoy no se trata de más escuelas al servicio de la maquinaria neoliberal que desechan a quienes no encajan en su lógica de explotación, sino de una educación que se escribe con lápiz y esperanza”, expresó recientemente en un acto oficial.
Por su parte, el ministro de Educación, Daniel Sponda, reveló que a la fecha se han alfabetizado más de 437,528 hondureñas y hondureños, gracias al trabajo sostenido del Programa Nacional de Alfabetización José Manuel Flores Arguijo.
Para garantizar el éxito de estas jornadas, se han creado más de 5,000 plazas docentes, priorizando la contratación en zonas rurales y departamentos con mayores índices de analfabetismo.
Además de la alfabetización básica, el gobierno aprobó la implementación del Bachillerato Acelerado, una modalidad educativa flexible que permite a personas adultas completar su educación media en menor tiempo. Esta iniciativa busca facilitar el acceso a estudios formales para quienes no tuvieron oportunidad de culminar su educación en la edad regular, ampliando sus oportunidades laborales y sociales.
AHN.