Juan Orlando Hernández: el amigo del Chapo Guzmán y de Marco Rubio
A Juan Orlando Hernández y a Marco Rubio los une, además de otras aficiones, la empresa de lobbying BGR Group. Una gran firma de relaciones que representa gobiernos y corporaciones y que, mientras por una parte obtenía un contrato millonario con el gobierno de Juan Orlando Hernández en el año 2020, por la otra desembolsaba para la campaña de Marco Rubio más de 600 mil dólares.
El actual jefe de la diplomacia estadounidense era un asiduo visitante del narcotraficante cuando este ejercía su segundo mandato, obtenido de manera fraudulenta pero con el aval de la Organización de Estados Americanos (OEA), por entonces en manos de Luis Almagro. Durante una de sus visitas, Rubio felicitaba la «lucha contra las drogas» que libraba el gobierno de Hernández, mientras su hermano, Juan Antonio, enviaba toneladas de drogas a Estados Unidos. La lucha que Rubio celebraba permitió 14 años de contrabando de cocaína hacia el país que acogió a su familia cubana.
Durante el juicio celebrado contra Juan Orlando Hernández en la Corte Federal del Distrito Sur de Nueva York, el exalcalde hondureño Alexander Ardón, quien se entregó a la DEA en 2019, confesó haber participado en una reunión donde El Chapo Guzmán pidió protección a Juan Antonio Hernández, quien —con la ayuda de su hermano Juan Orlando, por entonces diputado— le facilitó una frontera con Nicaragua libre de retenes policiales.
El mismo Mike Vigil, exjefe de la DEA y quien por aquellas fechas dirigió muchas de estas operaciones, declaró —al conocer la decisión del presidente Trump sobre la liberación de Juan Orlando Hernández— que esta ponía en riesgo toda la credibilidad de Estados Unidos en el exterior.
Las felicitaciones de Rubio a Juan Orlando Hernández por su lucha contra las drogas no pueden achacarse a la mera ingenuidad, porque la vida del político de extrema derecha está íntimamente ligada al narcotráfico. Su cuñado, Orlando Cicilia, un conocido narcotraficante de Miami, guardaba kilos de drogas y miles de dólares en la misma casa donde vivía el actual jefe de la diplomacia de Estados Unidos.
El Secretario de Estado aseguró también que países como Venezuela y Colombia son responsables del grave problema del consumo de fentanilo que azota a la nación norteamericana. No se produce un solo gramo de esta sustancia en ninguna de las dos naciones. Lo que sí está probado es que el fentanilo nació como un medicamento que, debido a una regulación débil, se convirtió en una de las principales causas de muerte en Estados Unidos. Siendo senador, Marco Rubio votó en contra de una ley que permitiría investigar a las farmacéuticas y los manejos corruptos y poco éticos que realizaban.
Con semejante prontuario y el respaldo de la extrema derecha venezolana, el Secretario de Estado impulsó una campaña militar en el Caribe que, bajo la justificación de combatir el narcotráfico, desplegó destructores y helicópteros de combate en aguas pesqueras tradicionales de Colombia y Venezuela. La operación ha costado la vida de más de 80 inocentes, la mayoría pescadores artesanales confundidos con «objetivos hostiles».
Uno de ellos, Pedro Carranza, un pescador colombiano que salió a faenar para comprar materiales de estudio a su hija adolescente y salvarla de una vida como la de los Rubio o los Hernández. El Departamento de Defensa lo clasificó como «daño colateral». Su hija lo llama papá.
TELESUR

