La Casa Blanca prepara un plan para la tercera guerra mundial

Andre Damon.

 

Viendo el presente conflicto en el contexto de la Estrategia de Seguridad Nacional de Biden, está claro que los estrategas del imperialismo estadounidense ven la guerra en Ucrania, por horrible y sangrienta que sea, como la primera escaramuza de un conflicto global aún mayor y más desastroso.


Menos de una semana después de que el presidente Joe Biden advirtiera de que el conflicto de Estados Unidos con Rusia podría desencadenar un ‘Armagedón’ nuclear, la Casa Blanca publicó una Estrategia de Seguridad Nacional en la que se comprometía a ‘ganar’ la hegemonía mundial estadounidense mediante la violencia militar.

El documento prometía ampliar el ejército estadounidense, ‘integrar’ la vida económica con la guerra y ‘ganar la competición por el siglo XXI’ en lo que llamaba la ‘década decisiva’.

Abrazando en todo lo fundamental la Estrategia de Seguridad Nacional de 2018 publicada por el aspirante a dictador fascista Donald Trump, la Estrategia de Seguridad Nacional de Biden afirma que Estados Unidos está atrapado en un conflicto existencial con Rusia y, sobre todo, con China.

«Nos encontramos en los primeros años de una década decisiva para América y el mundo», declara la introducción personal de Biden al documento. «Se establecerán los términos de la competencia geopolítica entre las principales potencias».

Estos comentarios iniciales se hacen eco de la declaración de Biden en marzo de que el mundo está al borde de un ‘nuevo orden mundial’, y que ‘tenemos que liderarlo’.

La estrategia de Biden, al igual que la Estrategia de Seguridad Nacional de 2018 de Trump, es violentamente nacionalista, declarando que Estados Unidos no actúa en interés de la humanidad o de sus aliados, sino fundamentalmente para preservar sus intereses egoístas. ‘Nuestra estrategia está arraigada en nuestros intereses nacionales’, declara Biden.

‘Nuestro poder militar sigue creciendo’, amenaza el documento, prometiendo ‘modernizar y fortalecer nuestro ejército para que esté equipado para la era de la competencia estratégica’.

Por estas razones, amenaza el documento, ‘las naciones están viendo una vez más por qué nunca es una buena apuesta apostar contra los Estados Unidos de América’.

‘La disuasión nuclear sigue siendo una prioridad máxima para la Nación’ y es ‘fundamental’ para la estrategia de Estados Unidos, afirma el documento.

La guerra, dice Biden en su introducción, será una fuente de rejuvenecimiento nacional: ‘[E]stados Unidos tiene la tradición de transformar… los desafíos exteriores en oportunidades para estimular… el rejuvenecimiento en casa’.

El documento establece el concepto de ‘disuasión integrada’, desarrollando conceptos clave de la estrategia de Trump de 2018, que prometía que ‘la competencia estratégica a largo plazo requiere la integración sin fisuras de múltiples elementos del poder nacional: diplomacia, información, economía, finanzas, inteligencia, aplicación de la ley y ejército’.

Del mismo modo, la nueva Estrategia de Seguridad Nacional declara: ‘Aprovecharemos todos los elementos de nuestro poder nacional para superar a nuestros competidores estratégicos’.

Y añade: ‘Nuestra Estrategia de Defensa Nacional se basa en la disuasión integrada: la combinación perfecta de capacidades para convencer a los adversarios potenciales de que los costes de sus actividades hostiles son mayores que sus beneficios. Esto implica: La integración a través de los dominios, reconociendo que las estrategias de nuestros competidores operan a través de los dominios militares… y no militares (económicos, tecnológicos y de información), y nosotros también debemos hacerlo’.

En el pasaje más escalofriante, la hoja informativa de la Casa Blanca sobre el documento declara que ‘La Administración Biden-Harris ha roto la línea divisoria entre la política interior y la exterior’.

Estos conceptos, promovidos bajo la administración Trump, que se inspiró abiertamente en el Tercer Reich, se hacen eco del infame manifiesto de ‘guerra total’ de Alfred Jodl, jefe del Alto Mando alemán durante la Segunda Guerra Mundial, que declaró que ‘Sólo la unicidad y la unidad del Estado, las fuerzas armadas y el pueblo pueden asegurar el éxito en la guerra’.

Observando la continuidad con la ideología fascista ‘América primero’ de Trump, el reportero del New York Times David Sanger observó que ‘El presidente adoptó algunas posiciones inusuales, especialmente para un demócrata’. Señaló que ‘adoptó una visión oscura de los beneficios de la globalización, describiendo extensamente cómo ha alimentado pandemias y desinformación y contribuido a la escasez de la cadena de suministro’.

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El jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley (izquierda), con el presidente Joe Biden

El objetivo central de Estados Unidos es China. El documento afirma: ‘Competiremos eficazmente con la República Popular China, que es el único competidor con la intención y, cada vez más, con la capacidad de remodelar el orden internacional’.

La atención se centra tanto en China que la guerra en Ucrania no se menciona ni una sola vez en la hoja informativa de la Casa Blanca. A pesar de las afirmaciones de la administración Biden de que el mundo florecería como un jardín si no fuera por la invasión de Ucrania por parte del presidente ruso Vladimir Putin, la estrategia no predica la acumulación militar de EE.UU. y los preparativos para la guerra en las acciones del presidente ruso.

Más bien, la lucha de EE.UU. por ‘ganar’ el siglo XXI se basa en el hecho de que ‘la era posterior a la Guerra Fría ha terminado definitivamente y está en marcha una competición entre las principales potencias para dar forma a lo que viene’.

Incluso mientras la estrategia de seguridad nacional ponía sus miras en China, EE.UU. seguía intensificando masivamente la guerra con Rusia. En su intervención en una reunión del Grupo de Contacto de Defensa de Ucrania liderado por Estados Unidos, el secretario de Defensa Lloyd J. Austin dejó claro que Estados Unidos ha dado instrucciones a sus fuerzas proxy ucranianas para que continúen su ofensiva durante el invierno.

‘Espero que Ucrania siga haciendo todo lo posible durante el invierno para recuperar su territorio y ser eficaz en el campo de batalla, y vamos a hacer todo lo posible para asegurarnos de que tengan lo necesario para ser eficaces’, dijo Austin.

Antes de la cumbre de la OTAN de esta semana, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dejó claro que Estados Unidos y sus aliados responderán a las amenazas de Rusia de utilizar armas nucleares en el conflicto con su propio ruido de sables nuclear.

Stoltenberg anunció que ‘la próxima semana, la OTAN realizará su ejercicio de disuasión, Steadfast Noon, planeado desde hace tiempo’, anunciando su intención de lanzar una misión de entrenamiento de bombarderos con capacidad nuclear en el sur de Europa.

En unas condiciones en las que el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, ha pedido a la OTAN que lleve a cabo ataques preventivos contra Rusia, y ésta ha amenazado con utilizar armas nucleares en Ucrania, el ejercicio de entrenamiento de la OTAN amenaza con intensificar aún más la guerra.

Viendo el presente conflicto en el contexto de la Estrategia de Seguridad Nacional de Biden, está claro que los estrategas del imperialismo estadounidense ven la guerra en Ucrania, por horrible y sangrienta que sea, como la primera escaramuza de un conflicto global aún mayor y más desastroso.


* Andre Damon es escritor y editor del sitio World Socialist Web Site, especializado en geopolítica y economía.

Fuente: World Socialist Web Site

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