La curiosa desconexión entre el petróleo y las bolsas da pistas sobre la futura recesión

EL ECONOMISTA. Durante años, las bolsas y el precio del petróleo se han movido al unísono. No forman una correlación perfecta, pero sí se le aproxima bastante. Cuando la economía va bien, las expectativas de beneficios de las empresas mejoran y con ellas el precio de las acciones. A su vez, una economía mundial sana también beneficia al petróleo gracias a una mayor demanda, lo que queda reflejado en unos precios del crudo más altos. Sin embargo, en los últimos meses se ha roto esta especie de correlación. La explicación es relativamente sencilla: el crudo tiene la capacidad de subir incluso con una demanda a la baja y una economía al borde de la recesión, lo que puede agravar los problemas en los países que son importadores netos de petróleo.

La correlación entre el petróleo y las bolsas viene de largo. El propio expresidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, escribió varios análisis intentando explicar en profundidad el porqué de esta simetría en las tendencias del precio del crudo y de las acciones. Según Bernanke hay una parte de esta correlación que no tiene una explicación clara, aunque parece estar relacionada con el sentimiento dominante en el mercado. Tanto el petróleo como las acciones son considerados como activos de riesgo: sufren la presión vendedora cuando la incertidumbre es alta y reciben una mayor presión compradora cuando el inversor está en modo risk-on.
Sin embargo, hasta esto último parece haberse roto en los últimos meses. La incertidumbre domina los mercados, pero el petróleo se ha hecho fuerte. Los futuros de crudo han vuelto a reconquistar los 100 dólares por barril pese al riesgo de recesión y a las fuertes subidas de tipos de interés de la banca central. Por el contrario, las bolsas sí están siendo vapuleados por los dos factores señalados.

Los economistas de BCA Research han realizado un análisis en el que explican por qué se está produciendo esta desconexión y hasta cuándo puede durar. Estos expertos explican que «las acciones globales y los precios del petróleo suelen tener una correlación positiva.Ambos son activos cíclicos que se benefician de una mayor demanda durante las fases alcistas del ciclo económico y sufren cuando las condiciones económicas se deterioran y el consumo y la inversión se agotan».

¿Por qué se han separado el petróleo y las acciones? «La demanda es solo la mitad de la ecuación cuando se trata de mercados petróleo. La intersección de la oferta y la demanda determina en última instancia el precio del barril de petróleo». Ahí está la clave que explica por qué ambos activos se han ‘separado’ en los últimos meses, sobre todo desde que se comenzó a atisbar el conflicto entre Rusia y Ucrania.

Un escenario posible en el futuro habla de un entorno macroeconómico global que se oscurece y daña la demanda agregada, creando vientos en contra tanto para las acciones como para los precios del petróleo. Sin embargo, una oferta global de crudo más baja (embargo al crudo ruso o los problemas en Libia y Venezuela para bombear más ‘oro negro’) podría ser dominante frente a una demanda más débil en los mercados petroleros, y empujar los precios del petróleo al alza», sostienen los expertos de BCA Research.

¿Qué supone para la economía?

Esto da pistas de cuál puede ser el futuro a corto plazo para la economía. Se viene hablando hace tiempo de ello, pero es ahora cuando realmente podría llegar la temida estanflación. La economía se está desacelerando de forma notable, algunos mercados laborales en la zona euro han comenzado a destruir empleo (se espera que esto ocurra también pronto en EEUU con las subidas de tipos de la Fed), mientras que la energía se mantiene cara. Recesión, más paro y unos precios energéticos que se mantienen en unos niveles elevados por el gas y el petróleo.

El inminente embargo de la UE sobre las importaciones de petróleo crudo transportado por mar y la prohibición de asegurar los envíos con crudo ruso entrarán en vigor en diciembre. Según los estrategas de materias primas de BCA Research, esto reducirá los flujos de crudo ruso a la UE en aproximadamente 2,3 millones de barriles por día para finales de año. Esto tendrá su efecto en los precios del crudo, puesto que hasta ahora no se ha producido una caída de la oferta global, simplemente se han redirigido los flujos de petróleo ruso hacia otros países que no se muestran tan hostiles frente a Moscú.

«La implicación final es que el impacto de los recortes de suministro en los precios del petróleo puede superar el efecto de la menor demanda y, en última instancia, impulsar los precios al alza. Esto crearía un escenario en el que el precio del petróleo y las acciones mundiales diverjan, como ha sucedido a principios de este año», sentencian los expertos de BCA Research. Aunque la situación no sea idéntica a la de los 70, los parecidos son evidentes. 

La actual desconexión entre las bolsas y el petróleo allana el terreno para un escenario estanflacionista del que ya se viene hablando desde hace tiempo. Este verano, el Banco Internacional de Pagos (BiS por sus siglas en inglés) señalaba en un informe que las consecuencias económicas más visibles de la invasión de Rusia habían sido el aumento vertiginoso de los precios de las materias primas, en particular la energía y los alimentos… Este shock es inherentemente estanflacionario».

Los expertos de BiS contemplaban un escenario benigno en el que la inflación remitía pronto y con cierta intensidad, y otro menos positivo: «En el peor de los casos, las presiones inflacionarias se mantendrán y provocarían un endurecimiento más fuerte de la política monetaria. Esto podría desencadenar una desaceleración mayor, incluida una recesión, junto con el estrés financiero: un aterrizaje forzoso estanflacionario».

La firma financiera Capital Group ha publicado un análisis este mismo martes en el que pone de relieve estos factores para concluir que el riesgo de estanflación en Europa sigue creciendo. «Las perturbaciones en la oferta energética están lejos de concluir y siguen planteando un importante riesgo bajista», destacan estos expertos.

Si el precio del petróleo se mantiene en niveles elevados, mientras que el gas sigue encareciendo la factura de la energía en Europa, la inflación persistirá. Mientras tantos, la caída de las bolsas anticipa una posible recesión. La desconexión entre el petróleo y las bolsas no parece presagiar nada bueno para la economía.

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