La guerra de la inteligencia artificial

Roberto Pecchioli.

La transición digital supondrá, entre otras cosas, una lucha sin cuartel por los inmensos recursos hídricos necesarios para refrigerar los servidores que han de controlar a distancia, a altísima velocidad y con algoritmos, a los súbditos digitales del imperio totalitario del Gigabit.


Mientras Europa se atrinchera en batallas de retaguardia, defendiendo un modelo industrial derrotado por los hechos, en otros lugares la cosa se pone seria.

Hay una auténtica guerra entre Estados Unidos y China en el campo de la Inteligencia Artificial. La ventaja estadounidense (Open AI, Nvidia, Starlink, Neuralink) parece amenazada por la irrupción del nuevo producto chino de producción masiva, Deep Seek.

Todo avanza a una velocidad impresionante: el mundo cambia tan deprisa que es muy difícil seguir los avances e imaginar el inmenso impacto que tendrá en nuestras vidas. El lanzamiento de la aplicación china se produce sólo una semana después de que Donald Trump anunciara el proyecto Stargate, que invertirá 500.000 millones de dólares en cuatro años para construir nuevos centros de datos que apoyen proyectos de inteligencia artificial.

DeepSeek llega justo después de que Washington impusiera restricciones a la exportación a China de chips como los desarrollados por Nvidia y AMD.

El desplome bursátil de las acciones de los gigantes tecnológicos estadounidenses no se hizo esperar; comenzó la andanada estadounidense en defensa de la propiedad intelectual, las patentes y los derechos de propiedad industrial.

La guerra comercial extrajudicial se desencadena por el coste inmensamente inferior de las inversiones chinas, seguido de acusaciones -bien fundadas en parte- de plagio y uso indebido de tecnologías estadounidenses.

Se espera que el gasto de Amazon, Google, Meta, Microsoft y Oracle en el sector de la inteligencia artificial alcance este año la cifra récord de 274.000 millones de dólares. El gasto se ha disparado a medida que las grandes tecnológicas invierten en chips cada vez más avanzados y en grandes almacenes físicos (centros de datos) en los que guardarlos.

La cuestión decisiva es si DeepSeek romperá esta tendencia. Mientras tanto, otro gigante mundial chino, Alibaba, de Jack Ma, irrumpió en el mercado y presentó su modelo de red neuronal, Qwen2.5-Max. Alibaba afirma que su producto es capaz de superar a ChatGPT y DeepSeek en muchos aspectos, al tener acceso directo a Internet y poder trabajar con datos actualizados en tiempo real, generar fotos, vídeos, escribir código.

La reacción occidental fue dura: tras la entrada de DeepSeek y el duro golpe sufrido por los mercados financieros, de repente el producto chino dejó de estar disponible en las «appstores» occidentales, incluidas las italianas, y violentos ciberataques han golpeado a la empresa china en los últimos días.

Hay quien afirma que Occidente -es decir, Estados Unidos-, incapaz de hacer frente a la confrontación científica y económica, está construyendo un telón de acero digital a su alrededor.

Mientras tanto, la recién lanzada caja “mágica” de chatbot de Inteligencia Artificial DeepSeek ha desbancado de un plumazo a ChatGPT. ¿El motivo? Es más barato de desarrollar y más rápido que el modelo producido por OpenAI de Sam Altman.

Mientras OpenAI gasta miles de millones en tarjetas gráficas Nvidia, el coste de DeepSeek habría sido de sólo 5,6 millones de dólares. China demostró que el entrenamiento de IA puede ser rentable: como resultado, Nvidia perdió quinientos mil millones de dólares en valor de mercado, y tuvo grandes pérdidas.

La diferencia de costes es sorprendente: con un rendimiento muy similar, Open AI cobra 7,50 dólares por millón de tokens, mientras que DeepSeek sólo cuesta 14 céntimos; una diferencia del 98%.

El token (ficha, pieza) es un objeto físico o un componente necesario para las autenticaciones informáticas llamadas fuertes, de dos factores.

DeepSeek se puede descargar gratuitamente, a diferencia de Open AI, cuyo coste inicial es una suscripción que cuesta doscientos dólares. Puede crear motores de búsqueda y chatbots (software capaz de simular conversaciones con seres humanos) en sólo una hora sin necesidad de codificación.

Puede inventar juegos en varios lenguajes de programación; actúa como asistente personal con la misma eficacia que ChatGPT a un coste mucho menor. Y todo ello con sólo 2.048 chips, un número muy inferior a las decenas de miles que utiliza OpenAI. Ahora la industria se pregunta si es realmente necesario un número tan masivo de chips Nvidia.

Los chinos han explotado la optimización para aniquilar a sus competidores estadounidenses. ¿Es esto una burbuja, una señal o qué? En los últimos dos años, Wall Street ha vivido una gran borrachera con Nvidia, OpenAI y todas las empresas de IA inundadas de capital, empujando los precios de las acciones a máximos históricos.

Una burbuja golpeada a la velocidad del rayo por DeepSeek. Con una fracción del presupuesto de EE.UU., ha entregado un modelo de inteligencia artificial que rivaliza con OpenAI y funciona eficientemente en hardware mucho más barato. Las implicaciones son devastadoras para toda la industria. Las pérdidas bursátiles han alcanzado el billón de dólares.

El lanzamiento de DeepSeek siembra la duda de que la tecnología china no sea tan inferior a la estadounidense como se pensaba. Además, DeepSeek es de código abierto, es decir, no está protegido por derechos de autor y, por tanto, se puede modificar libremente. De ahí la violenta reacción de quienes detentan patentes y propiedad intelectual en régimen de monopolio, enriqueciéndose desmesuradamente a costa del público.

Que los líderes en el campo de la Inteligencia Artificial sean EE.UU. o China para la humanidad, sin embargo, cambia poco; es sólo una cuestión de quiénes son los socios más fiables del globalismo, pero los humanos permanecen en un segundo plano, sujetos a ser manipulados, esclavizados y modificados en el sentido más profundo.

La Big Tech internacional contribuye a la implantación y aplicación de la Inteligencia Artificial en todas las esferas de la vida. La competición eleva el listón de los objetivos a alcanzar, traspasando una frontera tras otra.

El lunes 27 de enero, DeepSeek desbancó a OpenAI como la aplicación más descargada en EE.UU. en la App Store de Apple. Esto contribuyó a la importante venta masiva de acciones tecnológicas y al desplome de la empresa.

Según Marc Andreessen, inversor tecnológico y asesor de Donald Trump, DeepSeek es un shock para Estados Unidos, un «momento Sputnik» comparable a cuando la URSS sorprendió a Estados Unidos poniendo en órbita el primer satélite artificial en 1957, demostrando un nivel tecnológico inesperado.

Esto plantea dudas sobre la eficacia de restringir las exportaciones de chips de EEUU a China. No pocos habían argumentado que las prohibiciones simplemente obligarían a los chinos a innovar de otras formas. Alexander Wang, fundador de la empresa estadounidense Scale AI, instó a EE.UU. a invertir, formar, regular y asignar mejor la energía.

Si EE.UU. sigue su trayectoria actual, corremos el riesgo de caer y quedarnos atrás,advirtió.

Europa no está incluida, mientras que Rusia también trabaja activamente en aplicaciones de IA El panorama es, sin embargo, más complejo de lo que sugieren los acontecimientos de los últimos días, ya que las principales empresas estadounidenses mantienen en secreto sus mejores capacidades.

Sin duda, la llegada de DeepSeek fue un disparo en el brazo, una señal de que la guerra fría tecnológica está en pleno apogeo. El innovador planteamiento chino en el uso de recursos mínimos, utilizando una metodología de «mezcla de expertos», es decir, módulos especializados separados que se activan sólo cuando es necesario, y no una megaestructura de análisis unificada.

El enorme ahorro resultante en la utilización de recursos permite un rendimiento óptimo con hardware más modesto y costes más bajos, abriendo la puerta a una especie de democratización de la tecnología de Inteligencia Artificial.

El impacto de DeepSeek obligó instantáneamente a gigantes tecnológicos como OpenAI, Google y Anthropic a reconsiderar sus estrategias. Con un desarrollo tan eficiente y de bajo coste, el modelo chino desafía la idea de que se necesitan inversiones masivas para crear inteligencia artificial de alta calidad.

La disponibilidad de DeepSeek como proyecto de código abierto fomenta una mayor colaboración entre desarrolladores y empresas de todo el mundo, lo que se traduce en avances más rápidos en el campo de la inteligencia artificial.

Este enfoque no sólo ha permitido a DeepSeek crear un modelo eficiente, sino que ha puesto de relieve la posibilidad de que países tecnológicamente restringidos, como China, puedan competir e incluso superar a Occidente en algunos aspectos de la innovación.

La democratización propuesta por DeepSeek podría marcar el fin del monopolio que las grandes empresas estadounidenses han mantenido sobre la tecnología de Inteligencia Artificial.

Esta posibilidad de acceso a tecnologías avanzadas de Inteligencia Artificial podría beneficiar a pequeños desarrolladores y nuevas start-ups, pero también plantea retos geopolíticos, ya que China demuestra su capacidad para innovar a pesar de las restricciones aduaneras, desafiando la hegemonía tecnológica estadounidense.

Por último, aunque DeepSeek no es una innovación ascendente, su enfoque pragmático para mejorar y optimizar las soluciones existentes demuestra que el futuro de la inteligencia artificial podría ser más accesible y descentralizado.

Este modelo no sólo ofrece una alternativa de bajo coste y gran eficacia, sino que también simboliza un cambio de paradigma en la forma de concebir y desarrollar la inteligencia artificial, abriendo la puerta a una era en la que la innovación esté menos limitada por los recursos financieros y más por la creatividad y la colaboración internacional.

Esta tecnología podría desafiar el ímpetu de los fabricantes de microprocesadores de gama alta y el poder de fijación de precios de los gigantes estadounidenses. Los mercados lo saben: Nvidia ha perdido un diez por ciento de su capitalización.

Estos son los hechos desnudos que cambiarán aún más nuestras vidas. El juicio político, geopolítico y ético es otro.

Los riesgos para la criatura humana son cada vez mayores, en términos de autonomía, libertad, vigilancia, capacidad de mantener un pensamiento crítico.

Volveremos a hablar de ello, ya que la Inteligencia Artificial es el tema de los temas. Por ahora, nos limitamos a dar algunas noticias fragmentarias en un escenario que cambia constantemente, casi por horas.

Sólo una consideración, relacionada con el uso de la energía: cada vez se necesitará más energía para soportar la guerra tecnológica de la Inteligencia Artificial.

Energía procedente de combustibles fósiles, de fuentes alternativas y de cualquier otra fuente. Y agua, mucha, mucha agua.

La transición digital supondrá, entre otras cosas, una lucha sin cuartel por los inmensos recursos hídricos necesarios para refrigerar los servidores que han de controlar a distancia, a altísima velocidad y con algoritmos, a los súbditos digitales del imperio totalitario del Gigabit.

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