La inflación de EEUU sorprende al alza en septiembre y termina de romper el relato de grandes bajadas de tipos de la Fed
Mario Becedas
La inflación de EEUU ha sorprendido al alza en septiembre, lo que termina de descartar por el momento el escenario de una Reserva Federal recortando tipos de interés a grandes galopadas. La resistencia de los datos macro y el buen semblante de los de empleo en septiembre habían hecho ya que el mercado descartase la posibilidad de otra recorte ‘jumbo’ de tipos de la Fed (una bajada de 50 puntos básicos como la de septiembre, la estándar es de 25 puntos básicos) tanto en noviembre como en diciembre. Aunque no se esperaba que el índice de precios al consumo (IPC) de septiembre fuese un gran catalizador para el mercado con una Fed ya más preocupada por el crecimiento que por la inflación, que las cifras hayan sorprendido al alza no solo le da la puntilla a los pocos ‘abogados’ que le quedaban al nuevo recorte ‘jumbo’, sino que incluso llevan a algunos a hablar de una inesperada pausa en noviembre.
El mes pasado, según los datos publicados este jueves por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) del Departamento de Trabajo de EEUU, el IPC avanzó un 2,4% interanual frente al 2,5% de agosto y el 2,3% esperado por los analistas. En tasa intermensual, la subida fue del 0,2%, también una décima más de lo pronosticado. El IPC subyacente (excluye energía y alimentos), mucho más pegajoso en los últimos tiempos, directamente repunta una décima hasta el 3,3%. Su tasa mensual sorprende igualmente una décima al alza hasta el 0,3%.
Mientras que la tasa general interanual registra su lectura más baja desde febrero de 2021 gracias al abaratamiento de los precios de la energía -mención especial al petróleo-, la vivienda y los alimentos representaron el 75% de la subida, según el comunicado de la BLS.
Si la ‘cara’ fue la caída del 4% intermensual de los precios de la gasolina, la ‘cruz’ fue la vivienda, con el famoso alquiler equivalente de los propietarios y el alquiler real aumentando un 0,3% intermensual, si bien ambas medidas retroceden dos y una décima respectivamente. Los precios de los servicios médicos aumentaron un 0,9%, los precios de los seguros de automóviles un 1,2%, las tarifas aéreas un 3,2% y el precio de los vehículos usados un 0,3%.
El mercado parece haberse tomado estos datos con cierta calma. La prueba es que los rendimientos de los bonos del Tesoro han retrocedido ligeramente tras avanzar inicialmente. La lógica dictaba que subirían ante unos datos que sorprendieran y que se interpretasen como un aviso de que la Fed procederá con más cautela con los recortes de tipos. Si las apuestas ya le daban un 80% de opciones al recorte de 25 puntos básicos en noviembre, tras el IPC le dan un 87%.
Aunque estas cifras muestran un nuevo pequeño bache en la senda desinflación, los analistas llaman a la tranquilidad. Paul Ashworth, de Capital Economics, cree que las partidas de IPC extrapolables al deflactor del consumo personal (PCE) subyacente, el indicador favorito de inflación de la Fed, que siempre se publica con posterioridad al IPC, no mostrarán graves repuntes: «Pese a que el IPC subyacente aumentó un 0,3% intermensual por segundo mes consecutivo en septiembre, nuestros cálculos sugieren que los precios del PCE subyacente aumentaron un 0,2% intermensual, es decir, sólo trivialmente por encima del ritmo anualizado del 2% fijado por la Reserva Federal».
Este aumento del 0,2% intermensual en el PCE subyacente, prosigue Ashworth, sería ligeramente superior al de los dos meses anteriores, pero «no alarmante». «En consecuencia, sería coherente con los planes de la Fed de un recorte de tipos más comedido de 25 puntos básicos a principios del mes próximo», remata el analista.
«El informe ha sido lo suficientemente bueno como para consolidar el caso de otro recorte de 25 puntos básicos. La inflación no ha retrocedido tan rápidamente como para justificar un ritmo acelerado de relajación de la política monetaria, pero la sorpresa al alza tampoco ha sido suficiente para plantear serias dudas sobre la tendencia desinflacionista subyacente», plantea Jim Baird, de Plante Moran Financial Advisors.
Desde Commerzbank, Christoph Balz, admite que «el optimismo sobre una continua relajación de la presión sobre los precios podría verse algo atenuado». «Por ello, el entorno de datos también aboga por una actitud cautelosa por parte de la Fed, y, por tanto, no va a aplicar otro recorte de tipos de 50 puntos básicos e incluso un pequeño recorte de 25 puntos básicos puede que ya no sea una conclusión inevitable a ojos de los participantes del mercado», añade. No obstante, mantiene su previsión de un recorte de 25 puntos básicos en la reunión de noviembre. «Después de todo, la relajación de los precios de los servicios ha continuado. Estos también determinarán la dirección a medio plazo», concluye.
«Este dato podría no ser tan malo como parece porque la vivienda se desaceleró bruscamente. Esto es importante porque los costes de la vivienda han sido el mayor problema persistente para la inflación. No es una gran noticia en general, pero también es poco probable que tenga mucho impacto porque la Fed todavía está al principio de su ciclo de flexibilización. Los días en los que el IPC desencadenaba una gran volatilidad podrían estar desapareciendo», considera David Russell, de TradeStation.
Una perspectiva más pesimista traslada Quincy Krosby, de LPL Financial: «No es la combinación que la Fed quiere ver. Si los datos de inflación siguen indicando que los precios están subiendo en general en un contexto de enfriamiento del mercado laboral, la próxima reunión de la Fed implicará sin duda un debate más acalorado sobre cuál de los mandatos de la Fed tiene prioridad».
«Cuando los tipos de interés no son lo suficientemente altos como para reducir el crecimiento, tampoco son lo suficientemente altos como para sofocar la inflación por completo. La Fed bajará los tipos, pero a un ritmo moderado a partir de ahora», sentencia Jamie Cox, del Harris Financial Group.