La OTAN declara la guerra Rusia e impone una zona de exclusión aérea en Ucrania
mpr21. La aprobación de una zona de exclusión aérea sobre Ucrania es el acuerdo más importante tomado en la cumbre que la OTAN ha mantenido en Washington. El histórico documento aparece formalizado en el tratado de defensa firmado entre Polonia y Ucrania, simultáneo a la cumbre.
Ucrania concede a Polonia la facultad de derribar cualquier objeto (drones, aviones, misiles) que vuele sobre los cielos del oeste de Ucrania y considere peligroso.
Previamente los rusos declararon que si uno de sus aviones o misiles fuera alcanzado por las defensas antiaéreas desplegadas más allá de la frontera de Ucrania, tomarán represalias.
Los rusos se rigen por el principio “el que avisa no es traidor”. Siempre avisan a los occidentales de las consecuencias que se desprenden de sus acciones. Para que no se llemen a engaño, puedan meditar mejor sus decisiones y saber a lo que se exponen.
El principio de previsibilidad implica que lo declarado se debe ejecutar siempre que se cumplan las condiciones estipuladas. Por lo tanto, si los rusos son atacados desde territorio polaco harán lo que han declarado previamente. Sin ningún género de dudas.
La otra clave de la cumbre la reveló Blinken, el secretario de Estado: los cazas F-16 de Dinamarca y Países Bajos sobrevolarán los cielos de Ucrania occidental a partir de este verano. Por eso era urgente facultar a Polonia para atacar los aviones que sobrevolaban los cielos de Ucrania occidental: es necesario proteger a los cazas que van a ser cazados.
Los polacos también tendrán que proteger con fuego antiaéreo los aeropuertos del oeste de Ucrania desde donde despegarán los F-16 y donde serán armados y reparados.
Los F-16 no van a despegar de los aeródromos ubicados en territorio de la OTAN porque Moscú ya ha advertido: si eso sucede, atacarán esos aeródromos.
De lo expuersto se desprende que la OTAN ha establecido una zona de exclusión aérea en el oeste de Ucrania. Esa zona será patrullada por los cazas rusos por otra advertencia que ya emitieron hace más de un año: consideran que los F-16 son capaces de transportar armas nucleares tácticas y, en consecuencia, los consideran como vectores potenciales de un ataque nuclear y deben ser derribados a toda costa.
La provocación de la OTAN no puede ser mayor. El plan es obligar a Moscú a disparar el primer tiro y asumir la responsabilidad de desencadenar una guerra abierta. Si eso se produce no habrá vuelta atrás posible.
Es la temida escalada, la única posibilidad que tiene Biden de ganar las elecciones y, sobre todo, orquestar otra “sorpresa de octobre” para mantener a Ucrania en guerra a toda costa.
En Estados Unidos no hay nada mejor que una guerra en cualquier luiugar del mundo para mejorar los resultados electorales.
El nuevo Primer Ministro británico, el laborista Keir Starmer, ha autorizado a Ucrania para utilizar los misiles de crucero británicos Storm Shadow para atacar el territorio ruso en profundad.
Los rusos ya le han respondido: si los ucranianos utilizan armas británicas para atacar territorio ruso, responderán contra Reino Unido, posiblemente contra los buques que tiene en el Mar Rojo u otras instalaciones militares.
El Secretario General de la OTAN ha pedido a los países de la Alianza nuevos sistemas antiaéreos. Es evidente que los estrategas militares de la OTAN quieren cubrir Ucrania occidental con una cúpula de hierro, que les gustaría que fuera impenetrable.
El escenario no puede ser más sombrío. Las piezas ya están sobre el tablero claramente situadas.
En el documento final que preparan en Washington, China queda definida por los países de la OTAN como el “cómplice decisivo” de Rusia y, para que nadie tenga ninguna duda, ha posicionado un contingente militar en Brest, Bielorrusia, para unas maniobras militares, juxsto después de que Minsk se haya incorporado a la OCS (Organización de Cooperación de Shanghai).
Vuelvan a tomar buena nota: en Europa no se habían visto soldados del Lejano Oriente desde la época de Genghis Khan, o sea, desde hace casi mil años.