La salud: un derecho muy amenazado

Altagracia Paulino

Los hospitales públicos han sido siempre el lugar donde los más pobres acuden en busca de aliviar sus males de salud, pero el sistema ha sufrido un enorme deterioro desde que la salubridad ha aparecido como un bien de consumo y de lucro, en el cual el mercado ha incursionado ahondando la brecha de la desigualdad y como señala Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, hay medicinas para pobres y para ricos.

Aquí tenemos hospitales construidos con el aporte de la población mediante los tributos que se pagan al Estado, pero esa población no tiene acceso a sus servicios porque sus equipos modernos están a disposición de los que pueden pagar, pese a que con ello se viole la Constitución y las leyes.

El artículo 61 de la Constitución dice que “toda persona tiene derecho a la salud integral. El Estado debe velar por la protección de la salud de todas las personas, el acceso al agua potable, el mejoramiento de la alimentación, el saneamiento ambiental, así como procurar los medios para la prevención y tratamiento de todas las enfermedades, asegurando el acceso a medicamentos de calidad y dando asistencia médica y hospitalaria gratuita a quienes la requieran”.

En el debate reciente sobre el sistema de salud han surgido indicadores muy preocupantes, como es el gasto de bolsillo, estimado en el 6% del PIB. Esto es lo que cada persona debe pagar porque ni Salud Pública, ni las ARS les proveen los medios para suplir necesidades, como servicios de laboratorios y otros estudios para el diagnóstico a parte del costo de los medicamentos.

Es una gran falla que debe ser enfrentada; ya esta estudiada, ADESA tiene varios estudios y diagnósticos sobre el tema, si la Administración quiere afrontar la situación solo debe actuar.

El drama de cada día en los hospitales es dantesco. Ya los secuestros de pacientes no solo se dan en las clínicas y hospitales privadas, es decir, si está de alta debe pagar para poder salir del centro. Eso ni siquiera era imaginable en un hospital público, pero sí, sucede y si no aparece un “enllave” la familia debe salir a endeudarse de nuevo para pagar el hospital.

Desde todas las perspectivas al ciudadano se le vulnera el derecho fundamental a la salud. Nunca he estado de acuerdo con los paros y huelgas en los servicios públicos porque afectan a los mas pobres, pero al escuchar a miembros del Colegio Médicoexplicar sus razones, parece que la tienen.

Alegan que la cuota para medicamento anual, que es de ocho mil pesos, no es acumulativa para los pacientes, pero si para las ARS y eso es una violación a los derechos económicos de los afiliados.

Sucede que muchas personas no usan ese dinero porque no le alcanza para cubrir sus necesidades de medicamentos y más cuando estos no figuran en el famoso catálogo, ya sea porque son de alto costos o por cualquier invento. Ese dinero no alcanza, suponga que sufra de diabetes o hipertensión, los medicamentos para vivir con esta condición son el doble de caros y no son cubiertos por las ARS.

El monto asignado para cubrir medicamentos, si no se consume la ARS se queda con ese dinero, en vez de ser acumulado para que los pacientes puedan usarlo.

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