La varita mágica

Por: Luis Córdova

 

Aunque ya los magos no están en boga, la referencia -sobre todo en los de más edad- aun persiste cuando demandan soluciones urgentes a problemas nuevos o antiguos.

Lo ha dicho el presidente, lo repitió un comandante de la Policía, la utilizó un líder de la oposición, este último un poco fuera de contexto.

Pero una varita mágica, que no sea la del estridente Aramis Camilo o la urbana de Musicólogo y El Mayor Clásico, sino la de los druidas celtas que creían que las ramas recogidas en ciertos bosques donde decían habitaba el conocimiento, obtendrían una vara con la cual transformar en verdad la materia.

Pero también existe el ilusionismo, que no transforma sino que nos hace creer que la realidad ha sido modificada mediante el engaño del ojo.

Aunque los tres han confesado no tener una varita para solucionar los males, se espera que sin ella hagan milagros. No la tienen ni la tendrán pero es interesante preguntarles ¿qué harían si la tuvieran?

¿Cuál de los ancestrales problemas dominicanos priorizaría el presidente? ¿Por cuál zona se decidiría un comandante policial en una plaza cada vez más compleja? ¿Qué haría un ciudadano que ejerce la política desde la acera del frente desde donde todo se ve mal?

Por último, ¿emularían en su ejercicio a Merlín, Harry Potter o Cucharimba?

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