Latinoamérica y el Caribe en la naciente multipolaridad

Omar Rafael García Lazo

El mes de enero ha sido intenso en América Latina, presagio de lo que puede significar este año para una región que revaloriza su peso en la geopolítica internacional.

En Argentina se reunieron los principales líderes de la región y dieron un reimpulso a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), espacio de integración al que regresa Brasil de la mano de Luis Ignacio Lula Da Silva.

En la cita, Brasil y Argentina lanzaron la idea de crear una moneda común en la región y apostaron por revitalizar también el Mercosur, músculo económico venido a menos por intereses estrechos de políticos conservadores.

En Cuba, más de mil líderes sociales y políticos, intelectuales, académicos y estudiantes de decenas de países se reunieron en la V Conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo, que contó con la activa participación del presidente Miguel Díaz-Canel.

El encuentro confirmó que La Habana mantiene su poder de convocatoria y sigue siendo punto de encuentro y diálogo de todos los que aspiran a un mundo mejor, multipolar y equilibrado.

Desde Estados Unidos, la jefa del Comando Sur, la general Laura Richardson, en un rapto de extrema sinceridad y justo antes de la cita de la Celac, afirmó que Washington tiene que “empezar su juego en la zona”, pues, según ella, los recursos naturales de la región guardan relación con la seguridad nacional de su país.

La militar enfatizó que en la mira de Washington están las reservas de litio, petróleo y agua dulce, entre otras riquezas, que atesora Latinoamérica y el Caribe.

Solo en el caso del litio, cerca del 60 por ciento de sus reservas globales están en Argentina, Chile y Bolivia, donde las empresas de Estados Unidos, Reino Unido, India y  Alemania, entre otros, intentan abrirse paso frente al empuje de las de China.

El interés por América Latina es un hecho

Desde la India, la ministra de Estado para las Relaciones Exteriores Meenakashi Lekhi, viajó a Bolivia, Cuba, Guatemala y El Salvador, lo que confirma el interés de esa potencia de avanzar en sus relaciones con esta parte del mundo.

De Berlín vino el propio jefe de gobierno, Olaf Scholz, quien aterrizó en Argentina, Chile y Brasil, consciente de que su país se queda detrás en la carrera por los recursos latinoamericanos, especialmente el litio y el gas.

Berlín comprende, además, que América Latina y el Caribe tienen capacidad para incidir de manera más decidida en la política global. En Europa no olvidan cómo durante su primer mandato, el líder brasileño Lula da Silva se involucró en la negociación nuclear iraní, y cómo en la actualidad ha propuesto variantes para una salida negociada al conflicto en Europa.

Para completar, Washington y Bruselas debieron tomar nota de la decisión pública de varios países, entre ellos Argentina, Colombia y Brasil, de negarse a apoyar con medios bélicos a Ucrania, lo que debió interpretarse como una clara e independiente postura latinoamericana por la paz global.

Rusia también vigoriza sus vínculos con la región. En el 2022 las exportaciones rusas a Latinoamérica y el Caribe aumentaron 10 por ciento y recientemente el canciller Serguéi Lavrov ratificó el interés de su país de estrechar sus vínculos con aliados históricos como Cuba, Venezuela y Nicaragua, y también con Argentina, Brasil, Bolivia y México.

Aunque el 2022 no fue el mejor año de la relación económica, China es hoy la potencia global más dinámica en Latinoamérica y el Caribe. A pesar de que la hegemonía estadounidense es aún visible, el accionar económico, político y cultural del gigante asiático aumenta vertiginosamente. China es el primer socio comercial de Brasil, Chile, Perú, Uruguay y Argentina y está entre los primeros en el resto de los países.

Las empresas de esa nación están inmersas en proyectos comerciales y de inversión en casi todas las áreas, mientras que los dos más importantes bancos chinos se encuentran entre los principales financistas de la zona.

También es fluido y diversificado el diálogo político de Beijíng con los gobiernos y mecanismos de integración de la región, lo que asegura una proyección de las relaciones en el futuro. El mensaje del presidente, Xi Jinping a la cumbre de la Celac en Argentina, respondiendo a la invitación que le hiciera el anfitrión, Alberto Fernández, da muestra de la prioridad que da a este lado del globo.

Rusia, China e India, hacen parte del grupo Brics al que pertenece Brasil y del cual quiere ser parte Argentina, por lo cual es evidente la reconfiguración que se desarrolla a nivel global, de la cual Latinoamérica es parte.

Irán también llega

La República Islámica de Irán, el principal desafío al poder estadounidense en el Medio Oriente y virtual equilibrio de fuerzas frente al sionismo, también mira a Latinoamérica con interés.

Para romper el aislamiento al que lo somete Washington y burlar el cerco económico, Teherán ha construido relaciones de amistad  con varios países de la zona.

Ese es el caso de Cuba, Venezuela  y Nicaragua, países incluidos en la reciente gira del canciller iraní, Hossein Amir Abdollahian.

Los cuatro países son víctimas de medidas coercitivas y acciones de guerra económica implementadas por Estados Unidos, así como objeto de planes subversivos con el fin de derrocar sus respectivos gobiernos.

Frente a esta situación, la visita del Canciller persa busca reimpulsar las relaciones de amistad y cooperación económica y contrarrestar los efectos económicos y sociales de las acciones de Washington.

En Caracas, el diplomático pasó revista al curso del plan estratégico de cooperación por 20 años firmado en junio durante la visita del presidente Nicolás Maduró a Irán, que incluye las áreas energética, científica, petrolera, de defensa, cultural, económica y alimentaria.

La parada en Nicaragua estuvo dedicada a estrechar las relaciones energéticas. Irán también aspira a ampliar sus exportaciones de hidrocarburos en Centroamérica. El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, ratificó la decisión de su gobierno de continuar estrechando las relaciones con Teherán.

Cuba fue la última escala de la gira. En La Habana, el Canciller persa fue recibido por el presidente Miguel Díaz-Canel, lo que muestra el interés de la Isla por fortalecer sus vínculos históricos con la República Islámica. El visitante también conversó con el Viceprimer ministro Ricardo Cabrisas, quien visitó Irán el año pasado, y con su homólogo Bruno Rodríguez.

Mientras revierte la tensa situación interna, ocasionada en gran medida por la injerencia estadounidense, el gobierno iraní despliega su diplomacia hacia una región cada vez más importante en el concierto global actual y lanza, junto a los países visitados, un fuerte mensaje a la Casa Blanca, cuya política, por más que persista, tiende al fracaso. Ni las medidas coercitivas ni el accionar subversivo han logrado variar el curso de sus respectivos proyectos políticos.

La intensa interacción de intereses y actores que se desarrolla hoy en América Latina y el Caribe confirma el peso geopolítico que la región ha alcanzado. En el nacimiento progresivo de la multipolaridad y en medio de las tensiones que genera tal transición, la zona posee potencialidades que le facilitarían convertirse en interlocutor respetado. China, India, Rusia, Irán y Europa así lo han comprendido.

Sin embargo, las inercias heredadas de la dependencia que comienza a superar, el influjo de intereses nativos y externos, la desarticulación que persiste y el encono hegemónico de Washington son obstáculos reales que debe enfrentar Latinoamérica en su afán integracionista.

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