SPUTNIK. El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, hizo un llamado este 20 de mayo a reformar el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y recordó que las soluciones a los problemas que enfrenta la humanidad no están en la creación de bloques antagónicos o poderes hegemónicos.
Durante su participación en la
Cumbre del G7 en Hiroshima, el mandatario latinoamericano fue enfático en su idea de un mundo multipolar que no excluya a ninguna nación por motivos ideológicos o políticos.
Para ello, dijo, se necesitan de varias transformaciones en organismos como la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
«Sin una reforma del Consejo de Seguridad, con la inclusión de nuevos miembros permanentes, la ONU no recuperará la eficacia ni la autoridad política y moral para hacer frente a los conflictos y dilemas del siglo XXI», dijo Lula durante la cumbre, a la que asistieron los jefes de Estado de Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Canadá, Estados Unidos y Japón, así como una representación de la Unión Europea (UE).
Para el presidente brasileño, ante las amenazas que enfrenta la humanidad como la pandemia de coronavirus, el cambio climático, las tensiones geopolíticas y el conflicto en Ucrania, es necesario un cambio de mentalidad.
«Es necesario romper mitos y abandonar paradigmas que se desmoronan», afirmó Da Silva, quien participa en la cumbre como uno de los líderes invitados por el primer ministro de Japón, Fumio Kishida.
«La solución no reside en la formación de bloques antagónicos o en respuestas que impliquen únicamente a un pequeño número de países. Esto será especialmente importante en este contexto de transición hacia un orden multipolar, que requerirá profundos cambios en las instituciones», agregó.
En su intervención, el dirigente emanado del Partido de los Trabajadores de Brasil hizo una
crítica a los países del G7 al afirmar que, en los últimos años, hubo «retrocesos importantes», como
el debilitamiento del sistema multilateral de comercio. «El proteccionismo de los países ricos ha ganado fuerza y la Organización Mundial del Comercio sigue paralizada. Nadie se acuerda de la Ronda del Desarrollo», apuntó.
«El sistema financiero mundial debe estar al servicio de la producción, el trabajo y el empleo. Solo tendremos un crecimiento verdaderamente sostenible si dirigimos esfuerzos y recursos hacia la economía real», dijo.
Frente a los líderes de los siete países más industrializados del mundo y de otra docena de dirigentes invitados por el premier japonés, Lula señaló que el
endeudamiento del que fue víctima Brasil y
ahora lo es Argentina es la causa de una desigualdad flagrante y creciente.
En ese mismo sentido, aseguró que el Fondo Monetario Internacional (FMI) debe considerar las
consecuencias sociales de las políticas de ajuste que aplica.
«El desempleo, la pobreza, el hambre, la degradación ambiental, las pandemias y todas las formas de desigualdad y discriminación son problemas que exigen respuestas socialmente responsables», sentenció Lula.
«La lucha contra el hambre, la pobreza y la desigualdad debe volver al centro de la agenda internacional, asegurando una financiación adecuada y la transferencia de tecnología», añadió.
Según el presidente brasileño, ningún país podrá hacer frente a las amenazas sistémicas actuales de forma aislada. Además, dijo, las decisiones solo tendrán legitimidad y eficacia si se adoptan y aplican democráticamente bajo las normas internacionales.
«No tiene sentido pedir a los países emergentes que contribuyan a resolver las múltiples crisis a las que se enfrenta el mundo sin que se atiendan sus legítimas preocupaciones y sin que estén adecuadamente representados en los principales órganos de gobernanza mundial», puntualizó.