Max Puig: primer Atlas Nacional de Riesgo Climático traerá inversión privada a República Dominicana
EL DINERO. El conocimiento es poder” reza una frase popular que, al extrapolarse al medioambiente, cobra mayor sentido al servir de guía a la gestión de riesgo y daños ocasionados por el cambio climático, especialmente en países vulnerables como República Dominicana, pese a situarse por debajo de la media de Latinoamérica en emisión de gases de efecto invernadero.
Bajo esa premisa, el vicepresidente ejecutivo del Consejo Nacional para el Cambio Climático y Mecanismo de Desarrollo Limpio (Cnccmdl), Max Puig, reveló a elDinero que este país tendrá “muy pronto” el Atlas Nacional de Riesgo Climático, primero de República Dominica y la región del Caribe y Centroamérica, el cual ayudará a desarrollar las capacidades de adaptación ante los efectos relativo al clima y traerá, a su vez, inversiones privadas y financiamiento internacional.
“El conocimiento del cambio climático ayuda a atraer inversión porque permite medir los riesgos y las oportunidades en invertir en infraestructuras más resilientes”, recalcó Puig, al indicar que para lograr un verdadero desarrollo socioeconómico sostenible no se puede “jugar a la gallinita ciega” con las necesidades de un país, sino a tener datos científicos concretos que impulsen las políticas públicas oportunas.
Agregó que la información recabada en este Atlas reforzará los conocimientos científicos respecto a las vulnerabilidades sociales, de infraestructura, económicas y medioambientales que registra cada una de las regiones y sectores productivos del país y por ende, acceder más fácilmente al financiamiento climático internacional.
En otro orden, destacó que el país trabaja en el desarrollo de un “sistema de alerta temprana” de fenómenos atmosféricos, y como parte de este, se entregó esta semana tres estaciones hidrometeorológicas a la Oficina Nacional de Meteorología (Onamet) para reforzar el sistema y pronosticar los cambios en el clima de forma precisa.
Subrayó que estas estaciones digitales de “última generación”, fueron donadas por la Unión Europea, las cuales están valoradas en más de US$60,000 cada una, además de los costos de transporte.