Memoria de un estallido social que estremeció a Panamá

 

 

 

La explosión social que estremeció Panamá, en julio de 2022, además de la acumulación histórica de un modelo económico capitalista neoliberal y dependiente, viene acicateada como resultado de las medidas tomadas por el gobierno de Estados Unidos, los gobiernos títeres de la Unión Europea y la OTAN que, para sancionar a Rusia por su invasión a Ucrania, han impuesto restricciones a sus exportaciones de gas y petróleo que han llevado al alza de los precios de estos productos a nivel mundial. 

Lo que supuestamente debía llevar a Rusia al colapso económico, político y militar, se le devuelve al presidente Biden como un bumerang que le golpea y desestabiliza la parte del mundo que controla. Es lo que el filósofo Hegel llamaba la “astucia de la historia”, y que el argentino Nahuel Moreno llamaba la “ley del bombero loco”, que pretendía apagar un fuego echando gasolina, con lo que empeoraba la situación. Cuando la situación económica y política está madura para un cambio de época, la crisis de lo viejo sale por las vías más insospechadas y todo lo que haga por preservar el viejo orden se vuelve en contra.

Claramente a esa crisis del capitalismo neoliberal y decadente del siglo XXI responde lo que acaba de acontecer en Panamá. Aunque el gobierno logre zafar de esta situación cediendo en la rebaja de la gasolina, lo cual ya ha acordado con la dirigencia sindical, lo cual es, sin duda un triunfo del movimiento popular, pero es un triunfo parcial y momentáneo, porque el problema de fondo sigue ahí.

La explosión social panameña es parte de un proceso de conjunto, mundial, pero especialmente latinoamericano, pues estuvo recientemente precedida por la movilización indígena encabezada por la CONAIE en Ecuador (los reclamos eran similares), y por el triunfo político de Gustavo Petro en Colombia. Nuestros pueblos buscan una salida y van construyendo poco a poco otro mundo posible.

Cronología del estallido social 

En un hecho poco usual para un movimiento sindical y popular tradicionalmente fraccionado, en mayo de 2022 nació una coordinara denominada Alianza Pueblo Unido por la Vida, en la que se unieron las principales centrales obreras (CONUSI, CNTP, Convergencia Sindical, FAT), junto con la Asociación de Profesores de la República (ASOPROF), docentes de educación media, incluso organizaciones políticas de izquierda, como el Polo Ciudadano. En ese momento esta Alianza realizó importantes movilizaciones que preconizaban las posibilidades del movimiento.

Por otro lado, a inicios de julio de 2022, nació otra confluencia, la Alianza Nacional por el derecho del Pueblo Organizado (ANADEPO), encabezada por la Asociación de Educadores Veragüenses (AEVE), que además también sumó sectores obreros afiliados a la FUCLAT, cuyo principal sindicato son los trabajadores de la Coca Cola, junto con productores agropecuarios y transportistas de carga de las provincias.

El tercer factor en la ecuación fueron las fuerzas organizadas del pueblo Ngäbe-Buglé, que desde el año pasados (2021) venían realizando diversos tranques (bloqueos) en la carretera Interamericana, por demandas de su comarca en nombre del movimiento indígena y campesino.

En la primera quincena de julio de 2022, lo que empezó como protestas aisladas de sectores sindicales, de transportistas y productores agropecuarios, por las alzas de los precios de los combustibles, tomó proporciones gigantescas con la incorporación del movimiento magisterial.

En todas las direcciones de la geografía nacional la gente se echó a las calles, realizó bloqueos, se movilizó, tanto en las capitales provinciales, como en los pequeños poblados. Se puede decir que el pueblo panameño sigue los pasos que en los últimos años llevaron a la calle a los chilenos, colombianos, ecuatorianos y un largo etc.

La causa del estallido social es un elemento central de la crisis mundial capitalista: alta inflación de los precios, en especial de la comida, impulsada por el alza de los precios del combustible. 

Las demandas populares centrales muy simples y concretas: rebaja del precio de la gasolina a tres (3) dólares por galón, como estaba antes del brote inflacionario que lo llevó a rozar los seis (6) dólares por galón, y congelamiento de la canasta básica alimenticia y de las medicinas. 

El intento de la policía de reprimir las movilizaciones de los educadores que contaban con gran respaldo popular terminó por indignar a la gente y radicalizar la lucha: se decretó un paro indefinido, al que se sumó todo el magisterio de punta a punta del país, y se organizaron piquetes y bloqueos en todas las comunidades.

La radicalización alcanzó a la nación Ngäbe-Buglé, comunidad indígena, que en su mayoría son obreros agrícolas en las plantaciones bananeras y cañeras, o en las fincas cafetaleras, que cuenta con amplia experiencia de lucha, la más feroz de ella en 2010 cuando el gobierno de Ricardo Martinelli intentó imponer un proyecto minero lanzando una feroz represión que no pudo doblegar a la población. Ahora, bajadore miles de hombres y mujeres de su comarca cortando la carretera panamericana en diversos puntos. 

El movimiento magisterial fue el motor de la lucha 

En la primera semana de julio, el descontento popular, que ya se venía fraguando gracias a los efectos sociales de la pandemia de la COVID-19 con protestas de todo tipo, pero fragmentadas, escaló cuando los gremios magisteriales, la Asociación de Educadores Veragüenses (AEVE) y la Asociación de Profesores de la República (ASOPROF), junto con otras asociaciones docentes, convocaron a la movilización y a la huelga.

En Panamá, como en muchos países, los y las docentes han sido formados por el Estado liberal para ser la columna vertebral de la nación cumpliendo funciones en las comunidades que van más allá de la educación de niños y jóvenes, convirtiéndose en gestores culturales de las comunidades, actividad que les granjea mucho respeto.

En las comunidades los educadores juegan un papel de promotores culturales organizando todo tipo de eventos que incluyen música, que se anima con una variación de la cumbia que aquí se llama tamborito, y que va acompañado de décimas satíricas. Pues este elemento musical es incorporado por los docentes en sus movilizaciones, dándoles un carácter alegre a sus protestas con letras mordaces contra el gobierno de turno.

Santiago, capital de la provincia de Veraguas, no solo está ubicada en el centro del país, geográficamente hablando, sino que también está en el centro del espíritu combativo de los educadores, pues allí se ubica la histórica Escuela Normal de Santiago, de la que han egresado el grueso de los maestros y maestras que laboran en cada comunidad del “Panamá profundo”.

El movimiento magisterial tiene una tradición de lucha que se remonta hasta mitad del siglo XX, enfrentando tanto la presencia colonial norteamericana en la desaparecida Zona del Canal, como en defensa de la educación pública y por las libertades democráticas contra el régimen militar del general Noriega en los años 80.

En los años posteriores a la invasión norteamericana de 1989, conforme se consolidó el modelo neoliberal, el magisterio evolucionó cada vez más, pasando de una conciencia meramente gremialista y políticamente conservadora, a elementos de una conciencia de clase en sí que se considera aliada natural del movimiento obrero. Por estar acumulado el descontento social y por su prestigio, las movilizaciones convocadas por los gremios magisteriales, con el apoyo de sindicatos obreros, concitaron el apoyo masivo de la población y de otros sectores productivos, como transportistas y productores.

La Mesa de Diálogo televisada, una victoria decisiva 

Pese a la negativa inicial del gobierno a negociar, creyendo que con un decreto de rebaja de la gasolina a B/. 3.95 bastaba para apaciguar el movimiento; y aunque luego intentaron negociar separando al movimiento con un sector indígena en Chiriquí, y con otro sector magisterial en Santiago, ignorando a la Alianza del Pueblo por la Vida, lo cual fracasó ante el rechazo de las bases; finalmente, el 21 de julio el gobierno se vio obligado a sentarse con el movimiento popular unido y ante las cámaras televisivas, en la ciudad de Penonomé, con la mediación de la Iglesia católica.

Obligar al gobierno a negociar, fue una victoria. Obligarlo a negociar con todas las fuerzas populares unificadas, fue una victoria al cuadrado; obligarlo a negociar por televisión en directo, fue una victoria al cubo; arrancarle un congelamiento de la canasta básica de más de 70 productos y una rebaja de la gasolina a B/. 3.25 por galón ha sido una victoria a la cuarta potencia; a lo que se suma el compromiso de cumplir con la norma jurídica de asignar el equivalente del 6% del PIB a la educación.

Los problemas de fondo: 

cambio del modelo económico y reforma del sistema político 

Desde el Polo Ciudadano hemos insistido en que debemos reivindicar la victoria de la lucha alcanzada en las conquistas económicas como el congelamiento de la canasta básica y la gasolina, el 6% del PIB en educación y el control de precios de las medicinas.

Pero el Polo Ciudadano también ha señalado que esta victoria será efímera si no cambiamos el modelo económico capitalista dependiente y neoliberal y si no reformamos el régimen político oligárquico y corrupto, mediante una Asamblea Nacional Constituyente originaria.

Para alcanzar esos objetivos a largo plazo, los sectores populares, las dirigencias magisteriales, sindicales e indígenas que han estado al frente de esta lucha deben construir una ALTERNATIVA POLÍTICA POPULAR, DEMOCRÁTICA Y ANTINEOLIBERAL.

El Polo Ciudadano saluda, apoya y ve como un primer paso en este camino la postulación de una serie de candidaturas por libre postulación que expresan a los sectores que han estado en la lucha en las calles y hacia 2024, se plantean la lucha en el plano político electoral.

Invitamos a apoyar las precandidaturas por libre postulación, entre otras: de Maribel Gordón a la Presidencia de la República; de la nómina “Vida Digna” en el circuito 8-4, conformada por: Richard Morales, Priscilla Vásquez y Pablo De León; de compañeras y compañeras de otros circuitos y corregimientos como: Ileana Corea, etc. 

Comunicados del Polo Ciudadano en la coyuntura 

Una victoria indiscutible del pueblo panameño 

La gran explosión social del pueblo panameño, que salió masivamente a las calles a repudiar el alza indiscriminada de los precios de la comida y los combustibles, ocurrida durante la primera quincena de mes de julio de 2022, ha obtenido una victoria indiscutible.  

La fuerza combinada del paro de educadores que abarcó a todas las escuelas del país, junto con la combatividad de nuestros pueblos originarios, en particular de la nación Ngäbe-Buglé, así como la participación decidida del movimiento obrero organizado, han doblegado al gobierno neoliberal de Cortizo-PRD obligándolo a negociar con la totalidad del movimiento, sin divisionismo, y ante las cámaras de televisión nacional.

“Sin luchas, no hay victorias”, dice la consigna, y una vez más se ha demostrado cierta. Una de las principales conquistas de esta lucha ha sido la rebaja (del 30%) y congelamiento de precios de una canasta básica de alimentos y bienes de primera necesidad compuesta por más de 70 productos, que supera ampliamente el “arroz con tuna” que pretendía darle al pueblo este gobierno. Una canasta variada y saludable, que incluye proteínas y vegetales, y no solo carbohidratos, como pretendía Cortizo.

La rebaja de la gasolina en todas sus variantes hasta B/.3.25 por galón es otra victoria importante que hay que reivindicar. Aunque la demanda original del movimiento era una reducción hasta B/. 3.00, lo conquistado hasta ahora es un ahorro significativo si lo comparamos con los B/. 3.95 que pretendía el presidente Cortizo. Se ha logrado que esta rebaja sea reconocida incluso para los motores de pescadores y maquinarias agrícolas con la sola presentación de la cédula del consumidor. Los transportistas y productores que se quejan de los bloqueos le deben esta conquista al movimiento y a los Ngäbe-Buglé.

A la fecha en que redactamos este comunicado se siguen avanzando acuerdos sobre precios de medicamentos y el presupuesto para la educación pública, del que se exige cumplir con un presupuesto equivalente al 6% del PIB.

El conjunto de todas estas medidas concretas, que implican un importante alivio para el sufrido bolsillo de las clases populares, son un producto de esta lucha y no una dádiva del gobierno. Pero la victoria popular va más allá: el país entero ha empezado a comprender que el problema no está solo en el gobierno de turno y su corrupción, sino que el problema es el “modelo económico” del país, que está puesto al servicio de un puñado de monopolios que controlan la distribución de combustibles, alimentos y medicinas.

Tanto en las calles, como en la mesa de diálogo televisada, el pueblo panameño ha empezado caer en cuenta que las alzas de precio que le agobian son impuestas por capitalistas extranjeros y nacionales para cuyos intereses trabajan los gobiernos.

La movilización y la mesa de diálogo televisada han permitido avanzar la conciencia popular para comprender que incluso las conquistas alcanzadas son efímeras, son parciales, mientras subsista el actual modelo económico capitalista neoliberal. Que mientras manden los políticos y partidos al servicio de este sistema corrupto que permite el enriquecimiento de unos pocos a costa del hambre del pueblo, el congelamiento de la gasolina y la comida, en realidad se transforma en un “subsidio a los ricos”, que pagaremos las clases explotadas indirectamente con impuestos.

Que la solución de fondo es limitar los márgenes de ganancia que sacan estas empresas, llámese importadoras y distribuidoras de gasolina, de alimentos o medicinas. Que los “intermediarios” y cadenas de supermercados son los responsables de imponer precios de quiebra a los productores agropecuarios y venderle caro a los consumidores. Que las importaciones desmedidas, y no los bloqueos d ellos indígenas, son los que llevan a la quiebra a los productores. Que hay que acabar con los Tratados de Libre Comercio que solo benefician a los comerciantes. Que hay que hacer una reforma fiscal en que quienes más ganan paguen más, que se acaben las exoneraciones y la evasión fiscal. Poner sobre la mesa de diálogo esta discusión ha sido un acierto de los negociadores que representan a la nación Ngäbe y a las dos “alianzas” por el impacto educativo que tiene ante la opinión pública. Pero, desde el movimiento popular y sindical también debemos comprender que el fondo de la cuestión no se va a resolver en esa mesa, pues el gobierno y los empresarios, que ahora exigen ser incluidos, no van a cambiar el “modelo”.

Para cambiar el modelo económico antipopular, para cambiar el régimen político corrupto, para construir un país más justo, democrático, inclusivo e igualitario debemos organizar un movimiento político que aspire a ser gobierno. Un movimiento político que supere el divisionismo y el sectarismo, así como se ha logrado en la actual mesa de diálogo. Al gobierno y los empresarios preocupados ahora por el “modelo” y que dicen querer “dialogar” sobre eso, hay que expresarles nuestra disposición a hacerlo en el marco de una ASAMBLEA CONSTITUYENTE ORIGINARIA, que debe convocarse cuanto antes.

Panamá 28 de julio de 2022. 

Cortizo volvió a decepcionar, la lucha sigue: 

¡HUELGA GENERAL! 

Estamos en medio de una crisis mundial y nacional sin precedentes. Es una crisis del sistema capitalista mundial y una crisis del modelo económico neoliberal de Panamá. Los precios del combustible y la canasta básica hacen insostenible la vida. Esa es la causa principal por la cual distintos sectores de la sociedad se han organizado para solicitarle al Gobierno respuestas concretas. Y ya no sólo los movimientos sociales y populares, sino las mismas comunidades se han autoorganizado. 

Las demandas principales son claras y concretas: reducción y congelamiento del precio de la gasolina a B/. 3.00, congelamiento de la canasta básica alimenticia, congelamiento de los precios de las medicinas, un plan de empleo en especial para la juventud.

El Gobierno no tiene respuestas concretas. Cortizo en su discurso prometió una rebaja del combustible insuficiente, sin que esté claro cómo se aplicará y una vaga promesa de congelar la canasta alimenticia. Se la ha pasado divagando de mesa en mesa. Y, ya nos lleva tres años en esto.

Por esa razón la lucha sigue. El paro magisterial, los tranques en las comunidades, las huelgas de los sindicatos obreros, la movilización estudiantil y las marchas convocadas para hoy y mañana siguen en pie, porque el gobierno ha sido incapaz de escuchar la voz del pueblo panameño.

La solución no es endeudarse más. En tres años este gobierno ha duplicado la deuda pública, sin que haya servido para reactivar la economía y crear empleos. Más deuda implica que al final la pagaremos todos los trabajadores a través de programas de ajustes estructurales, y tampoco se resolverá quitando algunos subsidios para subsidiar la gasolina. La solución es acabar con los subsidios a los ricos y las grandes empresas: la evasión fiscal, las exoneraciones de impuestos y establecer una reforma de impuestos progresiva a las riquezas, para que quienes más gana paguen más.

Los empresarios con su mentalidad neoliberal no les importa solucionar el problema de fondo. Solo quieren seguir manteniendo sus ganancias y por eso estas luchas sociales y populares les preocupan. Pero quienes más sufren, son quienes menos tienen. Los empresarios y sus voceros están vendiendo la idea de que el problema es la planilla y los gastos del Estado, quieren un Estado mínimo. Pero el problema es que ellos no quieren distribuir sus riquezas y quieren transferir todo el peso a la clase trabajadora. Ese es su plan en esta coyuntura. En estas circunstancias si el presidente no resuelve el problema, debe renunciar y todo su gabinete, quienes en tres años no han resuelto los problemas que más azuzan a la población.

Si presidente no resuelve, ¡que renuncie!

Panamá, 12 de julio de 2022

Polo Ciudadano 

¡Acuerpemos la huelga indefinida de los gremios  docentes,  decretando la HUELGA GENERAL! 

Los gremios docentes han catalizado el descontento popular contra los altos precios de la gasolina y la canasta básica alimenticia convocando masivas movilizaciones a lo largo y ancho del país. Desde Chiriquí y Bocas del Toro, hasta Darién, pasando por Santiago de Veraguas, Azuero, Coclé y Panamá, esta semana han salido a las calles decenas de miles de personas encabezadas por educadoras y educadores. 

Estas marchas han estado acompañadas por el movimiento obrero organizado y también por productores, transportistas, estudiantes, acudientes, amas de casa, campesinos, campesinas e indígenas y personas desempleadas.  El pueblo panameño entero está en la calle exigiendo una REBAJA DE LOS COMBUSTIBLES Y CONGELAMIENTO DE LA CANASTA BÁSICA.

En opinión del Polo Ciudadano, las movilizaciones del 4, 5, 6 y 7 julio en todo el país sin excepción han creado las condiciones para una lucha de tal magnitud que doblegue las imposiciones arbitrarias del gobierno oligárquico y antipopular encabezado por Nito Cortizo y el PRD. La gente ya se cansó de tanta corrupción, de tantas medidas favorables a los sectores económicos poderosos y de la carestía y el desempleo para la clase trabajadora.

El Polo Ciudadano es de la opinión de que la convocatoria a paro indefinido del sector docente crea las condiciones para que todos los sindicatos y gremios nacionales, especialmente los agrupados en la Alianza Pueblo Unido, convoquen a una HUELGA GENERAL en conjunto con los educadores y educadoras a partir del lunes 11 de julio.

La demanda popular está clara: rebaja de los combustibles y congelamiento de la canasta básica alimenticia, y un plan masivo de empleo para la juventud, personas adultas en situación de desempleo y supervivientes de la informalidad laboral.

Ante las mentiras del gobierno de que no se pueden cumplir esas demandas debemos responder SÍ SE PUEDE: se puede sacar recursos dejando de subsidiar a los ricos con exoneraciones fiscales y castigando la evasión fiscal. Otro camino complementario lo acaba de realizar el gobierno francés que ha NACIONALIZADO TODO EL SECTOR ENERGÉTICO PARA CONTROLAR LAS ALZAS DE LA LUZ. En Panamá debemos hacer lo mismo renacionalizando las empresas eléctricas y las distribuidoras de gasolina, entre otras medidas.

Sí hay plata, pero está en manos de unos pocos oligarcas, mientras el pueblo pasa páramo para comer cada día. Obliguemos al gobierno a retroceder con una HUELGA GENERAL.

Panamá, 7 de julio de 2022.         

Tres años de un gobierno oligárquico y antipopular 

El gobierno encabezado por Laurentino Cortizo y el PRD cumple tres años favoreciendo descaradamente a los grandes grupos económicos de la oligarquía financiera panameña, mientras que la clase trabajadora, los productores agrarios, la juventud y el pueblo en general se han visto cada vez más empobrecidos.

Desde el primer momento, este gobierno inició una política de escandaloso endeudamiento público, llegando a duplicar la deuda estatal, pero no para realizar grandes inversiones que creen empleos y tengan efectos multiplicadores en la economía nacional, sino para poner la plata en los bolsillos de los grandes bancos nacionales y de los tenedores de bonos de la deuda panameña, muchos de los cuales son donantes de campaña del PRD.

Cortizo financia el gasto público con deuda para no hacer una reforma fiscal en que los que más ganan y las grandes empresas paguen impuestos. El gobierno mantiene escandalosos subsidios a los ricos como jugosas exoneraciones fiscales, tal como la que acaba de aprobar para las empresas turísticas, incluso la evasión fiscal y el robo de cuotas del Seguro Social. Todo el sector económico vinculado al canal y al tránsito goza de beneficios fiscales, así como industrias como Minera Panamá.

El endeudamiento infernal del país se exacerbó bajo la crisis de la pandemia de la COVID, pero la prioridad no fue combatir la enfermedad, sino asegurar miles de millones en manos de los financistas, por eso vemos que, pese a todos los empréstitos: el personal de salud contratado para la pandemia es eventual y se retrasan sus salarios; por eso vemos que no se invirtió en darle mantenimiento a las escuelas públicas; por eso las calles y avenidas están destruidas; por eso la crisis en la recolección de basura.

Este gran endeudamiento será la excusa para imponernos recortes al gasto social, ataques a los derechos laborales y reformas contra el sistema de jubilación por parte del FMI. El principal responsable de este desastre, junto con Cortizo, es su ministro de economía, Héctor Alexander, discípulo de otro que llevó el país a la crisis en los años 80, Ardito Barleta.

Con la excusa de la guerra de Ucrania, lo que ya era malo para el pueblo panameño se ha puesto peor: alza abusiva de los combustibles con la correspondiente carestía de los alimentos y de toda la canasta básica familiar, mientras que los salarios se deprimen y no hay empleo para la juventud. Hay que pararle la mano a este gobierno porque dos años más no se aguantan. Por ello el Polo Ciudadano llama a respaldar las medidas de lucha convocadas por la Alianza Pueblo Unido por la Vida para exigir un vuelco en la política de este gobierno.

Pero junto con la lucha concreta por los derechos económicos y sociales, es necesario que surja de las entrañas del pueblo una Propuesta Política Alternativa, que rompa con la corrupción rampante de los partidos tradicionales y los falsos “independientes”, para que, a más tardar, en 20224, tengamos por fin un gobierno que tenga como prioridad la creación de empleos, salarios justos, protección a la producción nacional, priorización de la salud y la educación públicas.

Panamá, 1 de julio de 2022. 

 

Aportes de la militancia del Polo Ciudadano a la comprensión del estallido social 

Las mujeres de la insurrección del arroz con tuna 

Por: Briseida Barrantes Serrano 

Es indiscutible el impacto ocasionado por la atinada iniciativa de tres valientes mujeres indígenas, lideresas comunitarias de la Comarca Ngäbe Buglé, al preparar un menú popular de arroz blanco con tuna e invitar a degustarlo a las y los representantes del gobierno, que acudieron a la Mesa Única de Diálogo en la ciudad de Penonomé, provincia de Coclé, el pasado viernes 22 de julio.

Este hecho se dio en el marco de la gran huelga nacional de docentes y obreros de la construcción, acompañado de un estallido social de movilizaciones diarias, paros, piqueteos y cierres de calles, que llevan los sectores sindicales, gremiales, el pueblo Ngäbe Buglé, comunidades campesinas, asociaciones, colectivos diversos y el pueblo en general indignado.

Ha sido un suceso de matices insurreccionales, ya que se emplazó con valentía a las y los representantes gubernamentales, para que probaran un almuerzo de arroz con tuna. Alimentos cuyos precios entraron en la lista de los 10 primeros productos que fueron congelados por el gobierno, gracias a la presión popular.

El inesperado ofrecimiento que les hizo Domitila Sandoya, vocera indígena en la Mesa Única de Diálogo, de este sabroso almuerzo, sorprendió a la delegación gubernamental, quienes rechazaron la comida ofrecida, quedando desubicados y sintiendo la incomodidad del justo reclamo, tan claro como las palabras de esta lideresa comunitaria de la Comarca Ngäbe Buglé, quien durante su vibrante intervención les dijo:

“…Pero como el gesto de buena voluntad que el gobierno tiene hacia el pueblo también nosotros tenemos el gesto de buena voluntad de brindar el almuerzo a ustedes que congelaron para nosotros y espero que la disfruten y la gocen…”

Mientras ella hablaba otra compañera indígena repartía la comida preparada a los ministros y las ministras, servida en nítidos envases higiénicos.

Este hecho inédito en la historia del país ha generado una grata empatía y reconocimiento a las lideresas indígenas, tanto a nivel nacional como internacional.  Por lo tanto, no debe pasar desapercibido, ni tomarse como chanza.

En una entrevista que les hicieron a estas tres combatientes indígenas, que circula en redes sociales, les preguntaron: ¿de dónde salió la idea? A lo que una de ellas respondió:

“la idea fue de las tres, mi compañera y yo, porque al ver que el gobierno está congelando los precios de la canasta básica,  entonces,   al ver que congelaron  la tuna, congelaron la arroz,  y nosotros dijimos,  bueno,  entonces ya que se estaba acercando la hora del almuerzo   también,  y como ellos  cada ratito pedían receso, para que no tuvieran que ir a almorzar lejos,  entonces  nosotros tomamos la decisión  de hacerle un  pequeño brindis,  solidarizándonos con ellos  para que no tuvieran que ir tan lejos a almorzar. Pero lo que me sorprende de ellos que no quisieron comer, porque, me dicen, que esa comida era una falta de respeto, darles a ellos lo que ellos mismos congelaron para nosotros, fue una falta de respeto. Y me dijeron, una de las ministras me dijo que esa comida es para perro, por lo tanto, no lo voy a comer”.

Este acontecimiento, transmitido a todo el país, es una enseñanza de economía doméstica y sabiduría popular, que expresa la realidad de la vida cotidiana de las personas excluidas que sienten la desigualdad en el terreno.

Es una lección práctica de economía política que le han dado al gobierno, para que entiendan, de una vez por todas, que sus políticas económicas neoliberales aturden, excluyen y empobrecen cada día más a las familias y comunidades de difícil acceso. Que, si su pueblo puede comer arroz con tuna para sobrevivir, ellos y ellas también deberían hacerlo y recortar las prebendas y ganancias producto de la evasión fiscal que ha empobrecido y endeudado al país.

Menospreciar a las mujeres indígenas: grave error político 

Las y los representantes del gobierno cometieron, una vez más, un grave error político, al haber dado una respuesta tan arrogante y despreciable a quienes les ofrecieron un plato de comida. Este gesto desafortunado, ha sido rechazado por el conjunto de las grandes mayorías del pueblo panameño, que siguen luchando por un mejor país.  Seguramente que, si hubiese sido para pedirles el voto en las elecciones, esa misma delegación gubernamental se hubiesen atragantado de una sola cucharada, cada uno de los platos de arroz con tuna ofrecidos y hasta hubiesen repetido.

Ha sido fundamental, contar con la participación de mujeres indígenas en la Mesa Única de Diálogo, porque ellas siempre han demostrado gran conocimiento de la verdadera economía familiar. Tienen las habilidades de hacer magia con lo poco que tienen para alimentar a sus hijos e hijas, alcanzando para todas y todos. Han dado una gran enseñanza al gobierno, a quien le decimos que no debe menospreciar la inteligencia y capacidades que nacen de las profundidades del pueblo panameño.

Las mujeres indígenas, juegan un papel fundamental en la economía doméstica, conocen muy bien la realidad y   expresan el sentir verdadero de la población. Ellas han expresado que ese almuerzo ofrecido a la representación gubernamental es el que se les brinda a niños y niñas en las escuelas de la Comarca Ngäbe Buglé.

Con esta acción directa, las lideresas Ngäbe Buglé han evidenciado la carestía de otros productos, a los que no tienen acceso debido al alto precio de los alimentos, especialmente si se aspira a que sean saludables.

El mensaje ha sido aleccionador para quienes mantienen al país sumido en una grave crisis socioeconómica, el gobierno y sus aliados históricos: el gran capital.  Por lo tanto, urge una canasta básica de alimentos saludable y accesible al pueblo panameño, a lo largo y ancho de todo su territorio. 

Las causas estructurales del estallido social

Por Olmedo Beluche 

Panamá ha exhibido en los últimos 20 años cifras macroeconómicas que son un encanto para los neoliberales, en particular un sostenido crecimiento del PIB sostenido por la acumulación privada la reversión del canal a la soberanía panameña.  

Pero los números que alegran a los neoliberales esconden la realidad de que este país, antes de la pandemia (2018), ya era considerado por el Banco Mundial como uno de los más desiguales de América Latina y el mundo. Según la CEPAL, a 2018, el 20% de la población se encontraba por debajo de la línea de pobreza, y el 10% por debajo de la línea de pobreza extrema. Todo ello acicateado por una precarización del empleo que lleva 40 años, en que la informalidad superaba el 40%.

Todo lo cual fue a peor en 2020, gracias a los efectos económicos de la pandemia. Los asalariados del sector privado, a 2019, eran 873,750 personas, de las cuales sólo conservaron sus empleos el 30%, en medio de la pandemia; el 37% fue despedido; y 33% (284 mil) pasaron a un limbo jurídico denominado “contratos suspendidos”. Un alto porcentaje de los cuales fue reactivado para ser despedidos inmediatamente en 2021.

Con lo cual podemos comprender el grado de descontento de la población panameña con la inflación de los precios de los combustibles, alimentos y medicinas. Pese a que en Panamá la inflación no alcanza cifras extraordinarias (como Venezuela o Argentina), y a junio de 2022 llegó al 5.2% respecto al año anterior, ese amento de los precios conduce a las familias a la desesperación dada la precariedad laboral y salarial.

La Cámara de Comercio exige al gobierno contención del gasto público, despidos y austeridad. El gobierno de Laurentino Cortizo, sin admitir el alto grado de corrupción que lo corroe ha aceptado parte del argumento empresarial y ha decidido contener el gasto con una reducción del 10% de la planilla estatal, lo que puede significar el despido de hasta 27 mil funcionarios que se sumarían a la ya grave crisis del empleo.

En sentido contrario, las organizaciones populares, como Polo Ciudadano, y los sindicatos más avanzados, han señalado que el problema central de la administración pública y los recursos necesarios para cubrir el gasto social está en la alta evasión fiscal a la que se suma la política de exoneraciones que se hacen a los principales rubros de la economía. El problema no son los subsidios a los pobres sino los subsidios a los ricos.

El economista Juan Jované ha estimado que la evasión fiscal en Panamá, en la década de 2009 a 2019, totaliza unos 46 mil millones de dólares. Ese proceso de evasión impune ha ido creciendo de un promedio 3,000 millones de dólares por año a llegar a los 6 mil millones en 2019, donde se estima que se mantiene.

Súmese a esto la política de exoneraciones fiscales y se aprecia un paraíso para el gran capital y un infierno para las clases trabajadoras. Es más, la rebaja de los combustibles que se está exigiendo se transformará en un subsidio a los monopolios que controlan su importación y distribución, sin que haya un control a las desmedidas ganancias.

La tarea histórica: la construcción de un proyecto político alternativo popular y antineoliberal. Por eso el debate de fondo es entre dos proyectos de país:

  1. por un lado, lo que proponen los gremios empresariales y los partidos tradicionales, que solo hablan de corrupción sin modificar la estructura social y económica del país, pero para imponer una austeridad que pagará la clase trabajadora;
  2. por otro lado, lo que propone el movimiento popular, medidas que resuelvan el problema de fondo, estructural, partiendo de una reforma fiscal progresiva en la que paguen más impuestos los que más ganan, que se acabe y penalice la evasión fiscal, para empezar. Cambiar el modelo económico requiere cambiar el régimen político oligárquico y corrupto, mediante una Asamblea Constituyente originaria.

La deuda pública: apuntes para la actual crisis social 

Por: Mario Enrique De León 

La deuda pública se divide en dos brazos; en deuda interna y en la externa. La interna es la totalidad de deudas que el Estado panameño ha adquirido con proveedores internos del país. La externa son todas las deudas adquiridas con organismos internacionales. Sea por préstamos, compras o bonos emitidos al mercado financiero internacional. La sumatoria de ambos tipos de deudas juntan la totalidad de la deuda pública. 

Desde principios de los noventa, la deuda pública de Panamá ha estado incrementando de manera sostenida y continua. De hecho, en los últimos 20 años la deuda pública se cuadruplicó. Pasó de 6,944millones (en el año 2000) a 28,013 millones (en el año 2019). Durante todos estos años la deuda externa siempre ha superado ampliamente a la deuda interna. Hasta mayo del año en curso la deuda externa representaba el 82.16% de la totalidad de la deuda pública, mientras la interna apenas el 17.84%.

Para mayo del año en curso la deuda pública de Panamá alcanza los 42 mil millones de dólares. Un mes más tarde el Estado recibió -del Banco Mundial- otro préstamo de 250 millones que se suma a la cifra antes señalada. Sin embargo, los panameños desconocemos el costo de las vacunas compradas a raíz de la pandemia del COVID-19 (secreto de Estado). Esta deuda adquirida la conoceremos en diez años. Por tanto, hasta el momento no podemos precisar cuánto es la totalidad de la deuda pública del país.

Lo que sí podemos señalar, que al menos, en los últimos tres años se ha duplicado la deuda pública si tomamos como referencia la deuda adquirida para el año 2019. Es decir, el país se ha endeudado más en los últimos tres años que en los 20 años anteriores.

En días pasados el ministro de economía señaló -en entrevista- que el Estado panameño se encuentra -en este momento- pagando planillas y subsidios con deudas. Es decir, con ingresos producto de préstamos adquiridos y bonos emitidos en el mercado financiero internacional. Esto significa que los ingresos del Estado panameño no alcanzan para cumplir con sus responsabilidades.

La pregunta es ¿A qué se debe el incremento sostenido y la profundización de la deuda pública? Otra segunda pregunta es ¿Dónde está todo ese dinero adquirido durante los últimos 23 años? La tesis con mayor fuerza de explicación es la que señala que el sostenido endeudamiento del Estado panameño se debe a la evasión fiscal por parte de los sectores empresariales. A esta evasión hay que sumarles las enormes exoneraciones (subsidios) que el Estado les otorga a estas empresas privadas.

El Estado al tener esta enorme y permanente fuente de escape de dinero, no le son suficientes los ingresos que aporta el Canal de Panamá y demás actividades económicas que se desarrollan en el país. Lo que oculta esta perversa dinámica es cómo los trabajadores panameños, cada vez más empobrecidos, están financiando al gran capital privado. Mismo que controla los partidos políticos, al Estado, los medios de comunicación y se opone a distribuir las riquezas de una manera más equitativa y que evade sus responsabilidades fiscales.

Dado este panorama, todas las demandas populares que no toquen la evasión de impuestos e impopulares, como reducir la planilla del Estado y quitar el impuesto de la gasolina, son meramente cosméticas e incluso liberales. Es decir, a favor de los sectores empresariales. La salida a la profunda crisis social pasa por cerrar la enorme fuente de escape de ingresos y cambiar la estructura económica del país por una más productiva (que genere empleo digno). De momento los precios de los alimentos, los medicamentos, la energía eléctrica y demás productos esenciales deberán congelarse e incluso disminuirlos de ser posible.  

Crisis y miedo: apuntes sobre la lucha desde la retaguardia 

Por: Abdiel Rodríguez Reyes 

Haciendo un breve balance a lo que va de la huelga de los gremios docentes, y las protestas de los movimientos sociales, populares e indígenas, resaltamos que la mayoría, si no todos, los logros y consensos de la mesa única de diálogo, son de estos movimientos y no necesariamente del Gobierno.  

No fue voluntad de este, atender o solucionar las peticiones del pueblo, fue fundamentalmente por la presión social. Si prestamos atención a lo que dicen los funcionarios del Gobierno en la mesa, nos daremos cuenta de que en la práctica defienden el status quo. Por lo menos este Gobierno no ha reprimido como los anteriores y tuvo la aquiescencia de sentarse en una misma mesa. Ahora bien, que tengamos una canasta básica y un precio del combustible accesible, por ahora, es un logro del movimiento, de sus líderes y de la comunidad en sí que también se autoorganizó intermitentemente. Ahora es sustancial analizar la implementación efectiva de esos acuerdos.

Tenemos que confiar plenamente en la dirigencia que está en la mesa, en estas semanas hemos sido testigos de la mesa televisada, todo el país pudo constatar la capacidad técnica de los movimientos sociales, populares e indígenas, y en algunas ocasiones, la poca capacidad de respuestas de algunos funcionarios, al menos satisfactorias, del Gobierno. En algún momento la profesora Maribel Gordon fue tendencia en Twitter por su capacidad técnica.

Es importante evaluar el tema del desgaste de la huelga, las manifestaciones y las protestas. Hay que hacer una valoración de los logros y el desgaste. El Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales (CIEPS) acaba de sacar una encuesta donde pregunta sobre el apoyo a las protestas, un 75 % sí apoya. Este porcentaje puede cambiar. Hay que valorar la opinión pública poco favorable, porque en Panamá el periodismo está sometido a presiones muy fuertes de grupos hegemónicos que distorsionan su función de informar. Teniendo esto en cuenta, es importante evaluar el tema del desgaste, los logros y la campaña mediática en contra de la huelga. Un aspecto favorable es que, lo discutido en la mesa se está televisando y la gente no es tonta, el pueblo tiene su astucia.

No recuerdo ningún antecedente reciente de lo que está pasando, me refiero al nivel, al cara a cara. El Gobierno siempre se reúne con los empresarios… Pero no con el pueblo, no con el obrero, con el profesional, con el docente; de hecho, el presidente no ha participado en la mesa de Penonomé. Quizá sea táctico y esté esperando el momento indicado o simplemente no lo hará. En cambio, hemos visto la deferencia con los empresarios. A la luz de los hechos, un antecedente histórico importante es la Marcha del Hambre y de la Desesperación en 1959, es significativo analizar el papel de las necesidades en las manifestaciones. En aquel entonces se marchó por “justicia, pan y trabajo”, ahora en términos generales por comida y contra la corrupción.

Ahora bien, de esta experiencia hay mucho por aprender. Para una praxis transformadora. Es donde la práctica alimenta la teoría, para que otros y otras puedan, bajo nuevas dinámicas, potenciarse ya no desde cero, si no desde una experiencia concreta. Lo acontecido esta semana es muy aleccionador, como también la ola de reacciones en contra de todo lo social, infundiendo miedo en la población. Miedo a los cambios.

De la mesa ha surgido un debate público de mucho interés, sobre la cuestión del modelo económico, Guillermo Chapman ha escrito un artículo al respecto. Él plantea un diagnóstico interesante: “el modelo nuestro, se distingue por la ausencia de instituciones fuertes y realmente independientes, que vigilen y regulen los monopolios, las prácticas oligopolistas y las concesiones para servicios públicos”. Además, señala que existen tres modelos: el totalitario, el capitalista y él se decanta por un tercero, denominado: “la economía de bienestar”. El doctor Chapman no menciona los temas de la evasión fiscal, ese no es su enfoque. La profesora Maribel Gordón ha señalado los miles de millones de evasión fiscal, Antómina acaba de postear, en sus redes sociales, unas gráficas en que se señala una evasión fiscal por arriba de los 5500 millones de dólares. Los funcionarios del Gobierno y en particular de la Dirección General de Ingresos, tienen que hacer su trabajo, recaudar impuestos y darles un uso colectivo y social de nuestros recursos.

Se habla de sacrificio, como si esto fuera un ritual. Ya el pueblo no puede estar sacrificándose para que los empresarios sigan manteniendo sus tasas de ganancias sin redistribuirlas. La empresa solo defiende el libre mercado y es entendible. Marco Gandásegui estudió la concentración de poder económico y luego William Hughes e Iván Quintero escribieron el famoso libro ¿Quiénes son los dueños de Panamá?. Es muy cruel hablar de sacrificio o de que cada uno tiene que poner su cuota, cuando en Panamá aún hay quienes tienen hambre, todavía hay escuelas rancho y la masa salarial es menor en comparación con otros países de la región. El trabajador depende de su salario, de su día a día, entonces es bastante cruel pedirle al trabajador que asuma más de lo que ya asume. Por eso, tampoco es una salida aumentar la deuda pública, porque después nos impondrán programas de ajustes estructurales.

En nuestra cultura se satanizan algunos conceptos, como ideología o política: dicen algunos ¡eso es ideología!, otros ¡eso es político! En verdad no sé qué quieren anunciar. Es muy importante aclarar los conceptos como ideología o política. Por eso, impera el trabajo conceptual. Por ejemplo, la ideología como lo planteó ya hace más de dos siglos Destutt de Tracy, es la preocupación de respecto a cómo nos formamos nuestras ideas, sobre la memoria, sobre la voluntad, sobre la sensibilidad. Es muy empobrecedor escuchar a alguien decir esto es ideología y no da ninguna explicación al respecto.

Por su parte, K. Marx y F. Engels, definen la ideología como las ideas de la clase dominante; entonces, para estos si es ideológico que se reproduzcan ideas de miedo, así comentaristas, influencers, analistas, políticos empiezan a descalificar con epítetos, a quienes piensan distinto, con adjetivos de todo tipo. Ya los medios, los empresarios y todas las vocerías empiezan ideológicamente en el sentido de Marx a despotricar contra la protesta y la mesa única de diálogo, que es comunista, anarquista, incluso terrorista o no sé qué otras cosas más, un lenguaje de la guerra fría, solo les falta decir que un fantasma recorre Panamá.

Creo que hay dos cuestiones en crisis: el modelo económico que tiene por lo menos cuatro décadas de existencia. Es el modelo económico neoliberal, que inició con los prestamos condicionados. Luego esto se va a traducir en lo que Guillermo Chapman en su reciente escrito señala: “la ausencia de instituciones fuertes y realmente independientes que vigilen y regulen los monopolios, las prácticas oligopolistas y las concesiones para servicios públicos”. Esto es parte de la crisis, por otro lado, lo que está en crisis es el sistema político, tiene por lo menos tres décadas de existencia y fue instaurado luego de la invasión estadounidense.

Desde 1989 hacia al presente, hemos estado gobernados por partidos con un sesgo de derecha, hemos perdido tolerancia de este sistema político, y cada vez más el porcentaje electoral para elegir al presidente es menor. Incluso, los candidatos de libre postulación también son una reacción a esta crisis. Hay un desencantamiento ante este sistema. Ambas cuestiones están en crisis. Por supuesto, también hay varias gotas que fueron derramando el vaso de agua, como el derroche de los diputados y la corrupción generalizada. Existe una encuesta reciente del CIEPS, en donde se señala que la corrupción es la principal causa, con un 63% y el costo de la vida, un 36 %.

La crisis es una fractura, es un estado de agonía, pero eso no significa que se acabará, si bien puede empeorarse, puede recomponerse y seguir; también la crisis puede llevar a la muerte. En este caso a la muerte de este sistema y este modelo, y el surgimiento de otro nuevo, pero mientras eso no pase, tenemos que otear con nuestra realidad. Si queremos otra cosa distinta, entonces, tenemos que organizarnos todos y todas, al unísono con los sectores vivos de nuestra sociedad, para diseñar un país diferente, con mayor justicia social para una vida digna.  

Fuente: Polo Ciudadano

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