Movilización social comunitarios SDE obliga a Obras Públicas a ceder

El Ministerio de Obras Públicas admite que se equivocó en el diseño de la ampliación y remozamiento de la antigua autopista de San Isidro, hoy avenida Coronel Tomás Fernández Domínguez.

Tuvieron que pasar dos años para darse cuenta de que lo que estaban haciendo era a todas luces una locura.

Según dice el propio ministerio en un comunicado fechado el recién pasado 13 de junio, los cambios en el diseño se harán no porque ellos se hayan dado cuenta de los evidentes yerros, sino, debido a las demandas de representantes de juntas de vecinos, comerciantes, transportistas y demás sectores de la zona

Eso quiere decir que, la obra de apenas 5.8 km se está haciendo de manera improvisada y sin los estudios demográficos de rigor, por lo cual el estado perderá millones de pesos para poder rediseñar la obra que desde un principio fue motivo de críticas por parte de los afectados.

Es decir todo el mundo vio desde el primer día que el muro no tenía un sólo cruce para peatones en casi 6 kilómetros, menos Obras Públicas y los ingenieros de la empresa constructora.

Algo insólito.

La gente, que es muy inteligente, dice que ellos sí lo sabían y que lo que buscaban era construir el muro y después derribarlo para aumentar el presupuesto.

La gente común es muy creativa y no es fácil «cogerla de pendeja».

La verdad es que la empresa encargada de la obra, ni tonta ni perezosa, ya ha comenzado a derrumbar tramos del muro que van a parar en lomas de concreto y varillas botadas en los solares baldíos de los alrededores.

Y no dejan de tener razón los que platean que algo extraño ocurrió porque cuando se anunció la obra se dieron detalles que posteriormente fueron cambiados.

El diseño anunciado originalmente decía que: La ampliación contará con isleta central separadora de dos metros; ancho de carriles de 3.50 metros; acera dispuesta a ambos lados para peatones de 1.50 metros; contenes de 0.55 metros; jardinera de 0.45 metros y franja verde de 0.80 metros en ambos lados.

El plan anunciado establecía que iban ha continuar el mismo diseño del tramo que el ayuntamiento, bajo la dirección de Juan de los Santos, había construido y que había sido el principal factor del arranque del desarrollo de la zona.

Así lo establecía el ministro Deligne Ascenciónen el acto del primer picazo. explicaba el ministro que los cuatro carriles que tendrá la vía estarán dotados de los elementos de señalización y canalización, acorde a las características del tramo existente y a las reglamentaciones técnicas vigentes en el país.

No se sabe qué pasó de ahí en adelante, pues en vez de continuar «acorde a las características del tramo existente» terminaron con el invento de un muro que nunca se mencionó y que hoy es el gran dolor de cabeza de quienes habitan al rededor o hacen uso de esa vía.

Y lo peor es que la empresa a cargo de la obra se mostró siempre desconectada de la realidad que ahhí se presentaba.

Ya son varios los dueños de negocios que han denunciado que son víctimas de acciones atropellantes y violatorias a las normas jurídicas del país, por parte de la Constructora Cogusa, que es la empresa contratista del Ministerio de Obras Públicas (MOPC), encargada de la ejecución de la remodelación

Al parecer los diseñadores del proyecto que ejecuta el gobierno a través del Ministerio de Obras Públicas, desconocen que el concepto de autopista de la antigua San Isidro fue cambiado el 18 de septiembre de 2011 en cumplimiento de la Resolución No. 34-11, presentada por el regidor Daneris Santana y aprobada por el Consejo de Regidores del Ayuntamiento, fecha en que fue designada con el nombre de Avenida coronel Tomás Fernández Domínguez.

Eso quiere decir que el desatino y los errores admitidos y reconocidos por Obras Públicas y la empresa Cogusa, lo pagará el contribuyente porque difícilmente haya alguna consecuencia para los responsables de esa barbaridad.

La obra comenzó con un presupuesto de 800 millones de pesos y ya anda por los mil 200 antes del rediseño.

Esperen el golpe!

La antigua Autopista de San Isidro fue remozada y ampliada en el tramo comprendido entre la calle 19 y la avenida Charles de Gaulle a seis carriles y una isleta en el centro lo cual dio inicio a un vertiginoso y sostenido crecimiento habitacional y comercial de la zona, y que hoy luce amenazado con la presencia de un muro innecesario que impide el flujo normal de una avenida.

Ahora somos testigos de que dos años después de haber iniciado la obra, sus diseñadores han tenido que echar para atrás ante la evidente metida de pata que le costará al país varios cientos, oiga bien, varios cientos de millones de pesos.

Ese cambio se debe a los reclamos y la demanda de la comunidad ante el los problemas que comenzó a ocasionarle el muro.

Lo que más llama la atención de todo, es que el ayuntamiento de Santo Domingo Este, es decir, el gobierno municipal, vino a darse cuenta del problema hace un mes.

De inmediato salieron dos de sus funcionarios a hacerse los graciosos.

Según una nota del cabildo del día 15 de mayo de este año, el arquitecto Ángel Sosa, director de Planeamiento Urbano, y el ingeniero Héctor Garibaldi, director de Ingeniería y Obras del Ayuntamiento, se reunieron ese mismo día con el viceministro Elías Santana y la empresa contratista de la obra para buscarle una solución al problema que ellos pudieron ver desde que comenzaron los trabajos dos años atrás.

Pero obviamente, no tenían ni idea de lo que allí estaba pasando hasta que la gente comenzó a reclamar «que no sigan el maldito muro».

Ahí aparecieron y por lo tanto, tan culpable es la Alcaldía que encabeza el «aéreo» de Manuel Jiménez como los responsables de la ejecución de la obra, que hasta hoy no se sabe cuanto le costará al país.

El presidente Abinader anunció la ejecución de la obra en marzo de 2021 para inaugurarla en 18 meses y dos años después, todavía falta mucho para saber a ciencia cierta, si el presidente tendrá el chance de venir a inaugurar el muro de la discordia.

Mientras tanto, la comunidad ha logrado que Obras Públicas rectifique sus errores y espera que el costo de esos errores lo pague quienes los hayan cometido.

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