Presos deben pagar entre 500 y 1,500 pesos semanales por el uso de una cama en La Victoria
DL. La historia del señor Obispo Moreno está impregnada de amor y sacrificio, una dedicación que lleva sosteniendo desde hace siete meses. Según relató a un equipo de Diario Libre, cada semana se desplaza hasta la Penitenciaría Nacional La Victoria para asegurarse de que su hijo tenga un lugar digno donde descansar.
Relató que su hijo, Marino Cruz Beltrán, de 32 años, debe pagar 1,500 pesos cada miércoles para evitar dormir en el suelo. Además de este pago, debe hacer frente a otros gastos asociados con su estancia en el penal, lo que a menudo resulta abrumador, dada la escasez de recursos económicos.
Su hijo lleva siete meses recluido la zona conocida como Las Malvinas III de la cárcel de La Victoria, el penal más poblado del país. Moreno explicó que, aunque le impusieron tres meses de prisión preventiva por robo, aún no ha sido citado para comparecer en otras audiencias para revisar su caso.
Al igual que el señor Moreno, hay numerosos familiares de reclusos que se ven obligados a desplazarse hasta el penal para llevarles dinero a sus allegados y así poder pagar el «peaje» por las camas.
Al conversar con varios familiares de reclusos, estos coinciden en que deben pagar entre 500 y 1,500 pesos semanales. También les llevan alimentos sin cocinar y cocidos, jabones, pasta dental, ropa, detergentes y otros artículos de primera necesidad.
En el caso de Viquiana Buret Mejía, cuyo hijo también está en La Victoria, indicó que este debe pagar 1,200 pesos por la cama. Sostuvo que su hijo, Willy de Jesús Páez, de 21 años, lleva casi dos años preso por robo en el área de Veterano II.
En su visita de este jueves, la dama llevó dinero y alimentos debido a las precariedades que se viven en el penal, las cuales han empeorado tras el incendio ocurrido el pasado lunes 18 de marzo, que dejó 13 fallecidos y 11 heridos.
Tras observar la situación en la cárcel de La Victoria, manifestó que sería de gran ayuda y que urge que las autoridades pongan en funcionamiento la cárcel Las Parras, mejor conocida como La Nueva Victoria.
Pese a que muchos han hablado abiertamente sobre el pago de camas en el lugar, otros prefieren guardar silencio y no hablar sobre la situación que se vive día a día en el penal.
Dolatria Díaz compartió que su hijo ha estado tras las rejas durante 17 años, tras recibir una sentencia de 30 años por cometer un asesinato. Relató que, en ese tiempo, cuando su hijo ingresó, desembolsó un total de 13 mil pesos al comprar un espacio que denominan «callejón», y además, le proporcionó todos los enseres que requería.
Aseguró que debido a esta compra de espacio y las condiciones de tener todos sus enseres, su hijo no paga la cama semanalmente.
La situación se agrava aún más cuando los familiares tienen entre dos y tres parientes recluidos, como es el caso de la señora Feliciana Guerrero, quien tiene dos parientes tras las rejas. Uno de ellos fue trasladado al centro ubicado en el 15 de Azua y ella no cuenta con los medios económicos para visitarlo.
Agregó que por cada preso debe pagar 500 pesos por las camas.
La señora María García Peña también tiene dos hijos recluidos y pagaba hasta hace poco 1,200 pesos por cada cama de ellos, quienes estaban en el área del patio de la cárcel La Victoria. Ante el incendio en el penal, sus hijos Héctor Luis Nova Gracia y Miguel Ángel Nova García fueron separados y trasladados a otros centros carcelarios.