Productores de mango en Dajabón denuncian pérdidas ante falta de compradores
La dulce promesa del mango se ha tornado en una amarga tragedia para decenas de productores de la provincia Dajabón.
En los municipios de Loma de Cabrera, Partido, Restauración, Capotillo y la cabecera provincial, toneladas de esta fruta tropical se están perdiendo.
«No hay compradores, no hay salida, solo desesperación«, expresa Manuel Contreras, del municipio de Restauración.
«¡Los mangos se están pudriendo en los palos y en el suelo! No tenemos a quién vendérselos», dijo con impotencia Enelcido González, de la comunidad fronteriza La Peñita; aseguró que, esta temporada debía traducirse en sustento para cientos de familias y está colapsando ante la indiferencia del comercio y del Estado.
Ofrecen un peso por unidad
Durante años, empresas procesadorasadquirían mangos para elaborar jugos, helados y otros productos, muchos de ellos destinados al desayuno escolar. Esa demanda ya no existe. Los compradoresinformales que antes recorrían los campos en camiones, recogiendo la fruta para llevarla a las grandes ciudades, han desaparecido también.
Ahora, los pocos que se atreven a ofertar por los frutos lo hacen con propuestas insultantes: un peso por unidad; una cantidad que ni siquiera cubre el costo de recogerlos.
Promesas secas como la tierra
Los productores recuerdan con indignación promesas pasadas de los políticos locales, quienes prometieron hace años gestionar una planta procesadora de frutas que permitiría dar valor agregado a la producción de mango. Pero esa promesa, como tantas otras, murió en el olvido.
Doña Ana, oriunda de la comunidad Capotillo, expresa que «no es justo que año tras año tengamos que ver cómo se pierden los frutos de nuestro trabajo, mientras los políticos vienen aquí solo a buscar votos y se van sin dejar nada».
Esta situación afecta no solo a los agricultores, sino también a cientos de jornaleros que cada año encuentran en la cosecha del mango una fuente temporal de empleo. La falta de mercado no solo deja pérdidas económicas, sino hambre en muchas casas.
DL