¿Promesas? Déjese de eso!

Franklin Almeyda Rancier

Ha ocurrido que cuando un Presidente debe rendir cuentas cada 27 de febrero durante su mandato, y no ha hecho nada, dedica un largo discurso para hacer promesas con tanto teatro, que cualquier chusco termina diciendo “no lo entendí, pero habla bonito”.

Y como no se trata de discriminar al “chusco” porque en lenguaje popular se le asocia a un tipo cualquiera, en realidad chusco es definido por la Real Academia de la Lengua Española como: “Que tiene gracia, donaire y picardía”.

Por tanto, decir “no lo entendí, pero habló bonito”, es lo mismo que decir “no dijo nada”. Claro, quien no ha hecho nada, nada tiene que decir, aunque hable mucho. Calculo que el Presidente de la República hablará cerca de hora y media a dos horas. Lo supongo a sabiendas de que este artículo se publica desde las 12 de la noche del domingo 26, iniciando el lunes 27 de febrero.

Él no tiene nada que decir, pero dirá y hará muchas promesas como un típico candidato. Se ha visto en las redes sociales como bromean con él atribuyéndole construcciones e inaugurando una zanja en un barrio y unos escalones en otros; que ha dado tantos picazos como hoyos ha dejado.

El “chusco” es tan ocurrente que con expresión de seriedad dice que el Presidente es bueno subiendo los precios de la canasta familiar y mucho mejor creando desempleo y quebrando negocios. No conforme agrega que lo mejor de él son los dislates, y según la Academia de la Lengua Española (RAE) es: “Dicho o hecho que no tiene razón ni sentido”. De ahí que ha sido un dislate acabar con los apagones, ni decir igual con la corrupción y más aún traer tranquilidad garantizando seguridad ciudadana.

Hablará olvidándose que es presidente en ejercicio hace más de dos años y prometerá hacer lo que no ha hecho ni podrá hacer aunque lo dejemos ahí hasta el 2028, o sea, que sea reelegido. En 2024 el Presidente debe irse al seno de su familia a reflexionar y a hacer algo que no ha hecho, y es darle organización y cohesión a su partido, el cual ha dejado fuera del Palacio Nacional.

De hacerlo podrá ver la cantidad de dislates en que ha incurrido, por lo que su gestión le ha sido agobiante. Tan agobiante que en poco tiempo lo he sentido envejecer formando casi parte de mi generación.

Confieso que a pesar del populismo neoliberal que le caracteriza, lo estimo por muchas razones; entre ellas hijo de quienes he apreciado, por demás, es afable y decente en el trato. Aunque “afectos no quita razones”. Lo mejor que puede hacer el Presidente Abinader es darse un receso, ahora tiene un 60% de rechazo para reelegirse, luce agotado aunque en esta rendición de cuentas haga promesas y promesas.
En su entorno todo está hecho un “berenjenal” (Real Academia Española define “Coloquial: Situación o asunto confuso, desordenado, problemático o difícil de resolver”. Efectivamente, su entorno está justamente así y cuando ocurre todo el contexto es adverso, aunque le digan “su excelencia”. A mí no me gustaría que Ud salga por acciones de otros, más “embarrado” de lo que ya está.

Leonel y la FP somos una organización que entraremos a arreglar la casa sin retaliación.

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