Qatar 2022, el mundial de la corrupción
Leonardo Parrini
Cuando el ganador del campeonato mundial de fútbol que arranca este domingo en Qatar, levante la copa bañada en oro estará alzando el símbolo del torneo deportivo más cuestionado por actos de corrupción. Desde la concesión de la sede a la dictadura del emirato árabe más rico del mundo, hasta los sobornos pagados a dirigentes de la FIFA por la entrega de la sede, operación que se dio bajo la coordinación y complicidad del presidente francés Nicolas Sarkozy. El mandatario francés, una semana antes de que se votara cuál sería la sede, organizó un almuerzo en el Palacio del Elíseo. Los comensales fueron el príncipe heredero de Qatar y actual emir, Tamim bin Hamad Al Thani, el primer ministro de Asuntos Exteriores, Hamad ben Jassem, además de Michel Platini, entonces presidente de la UEFA. En la sobremesa, además, se discutió la compra del club París Saint-Germain, convenios entre la energética francesa EDF y Qatar Petroleum International, futuros contratos de la compañía Airbus con Qatar Airways, el arribo a Francia de la cadena televisiva BeIN Sports, filial del grupo Al Jazeera, y la compra a Francia de aviones de combate. Ante eso, Platini, junto a otros funcionarios de la FIFA, tendrían que garantizar los votos -todo esto en 2010- para que Catar se llevara la sede del Mundial, cuando ya estaban los votos para Estados Unidos. La FIFA recibiría un bono por 100 millones de euros de los jeques árabes y la garantía de firmar un segundo contrato de derechos televisivos por 480 millones de dólares, reveló el diario inglés The Sunday Times.
Aquello ya es historia. La prensa europea, en ese entonces, reveló que el presidente de la Federación de Fútbol de Catar, y titular de la Confederación Asiática de futbol, Mohammed bin Hamman, pagó 3.6 millones de dólares a 30 miembros de la FIFA y otro tanto a dirigentes africanos con el fin de asegurar un voto voto favorable. El affairs fue motivo de una indagación donde manos ocultas imposibilitaron conocer la verdad, en el curso de la investigación FifaGate que sacudió al organismo a nivel mundial, involucrando a varios dirigentes del fútbol. Scotland Yard de Reino Unido y el FBI de Estados Unidos, participaron en las indagaciones.
Eso ha venido haciendo Qatar, país que ya acumula USD 220.000 millones en costos en la organización del mundial de futbol, convirtiéndose en el más caro de todos los tiempos. La inversión hecha por Qatar para la construcción de los estadios oscila entre los USD 6.500 millones y los USD 10.000 millones, y la suma aumenta debido a los gastos de infraestructuras que forman parte del plan de ampliación de Qatar a 2030, lo que incluye la construcción de un centro de innovación con hoteles, una sofisticada red de metro, estadios y aeropuertos. Con una inversión total de 1.696 millones de USD, la Copa Mundial de la FIFA Catar 2022 es el evento que corona el ciclo 2019-2022. El campeón del certamen se llevará cinco millones de dólares, haciendo un total de 16 millones de dólares en premios.
El campeón de la corrupción
En Qatar, obviamente, no se sabe nada, pero sí de millonarios negocios. A cinco días del pitazo inicial el domingo próximo, resuenan denuncias de negocios sucios y oscuras operaciones de corrupción investigadas por Scotland Yard y el FBI, relacionadas con el oscuro rol de Joseph Blatter y Michel Platini y el país galo en el centro de la sospecha. Blatter, junto al ex jugador convertido en funcionario del fútbol internacional, Michel Platini, fueron procesados por un inmenso tramado de corrupción en la FIFA, y aunque fueron absueltos, dejaron una estela de sospechas y desconfianzas.
Las revelaciones de actos ilícitos confirman que no son pocos los arrepentidos de haber elegido como sede deportiva al país árabe, en manos de un emirato corrupto y que viola derechos de las mujeres, los migrantes y los trabajadores, como sede de la cita de 32 seleccionados de fútbol de todo el mundo. Y no es para menos. El Emirato de Qatar está regentado por una monarquía absoluta, la familia Al Thani, que no permite el menor atisbo de democracia a sus 250 mil habitantes, en un territorio que posee un tercio de la reserva petrolera y de gas del mundo, en virtud de la cual amasó una fortuna de 350 mil millones de dólares como patrimonio familiar. La fortuna de los jeques está relacionada con la sobreexplotación de una población laboral migrante que rebasa los dos millones de personas.
Este domingo el pitazo inicial, la algarabía y los cánticos de la fanaticada, opacarán los ecos del mundial de la vergüenza en la sede mundial de la corrupción.