Rehidratación, arma de doble filo.

Por Raul Breton.

En el boxeo hay combates que se pierden en la víspera, durante esos días previos de entrenamientos en donde la meta de dar el peso se convierte en un rival de tanto cuidado como el mismo contrincante. Tres días antes del pesaje del sábado, Edgar Berlanga tenía 175 libras, siete por encima de las 168 que tenía que presentar un día antes de la pelea. No tuvo problemas en pasar la prueba. La llamada ‘Cláusula de Rehidratación’ suele ser un arma de doble filo. Esta regla es clara. Consiste en un pacto que especifica o no la cantidad de libras que un boxeador puede aumentar tras cumplir con el peso acordado, recurriendo a la alimentación con proteínas, carbohidratos y enormes cantidades de líquidos en un tiempo muy limitado que prácticamente infla el cuerpo del boxeador, porque es muy poca la cantidad de masa muscular que se recupera en poco tiempo tras un largo proceso de pérdida de peso para cumplir con las reglas pactadas del pesaje, en este caso las 168 libras.

Los estrategas de Canelo Álvarez no le pusieron límites a Berlanga a sabiendas que mientras más peso este sumaba, más lento sería. Berlanga subió al cuadrilátero para enfrentar a Canelo con algo más de 200 libras, o sea, sobre las 30 libras aumentó el cuerpo del estupendo pegador boricua en una pelea que se fue al límite de los doce asaltos en los que quedó evidenciado que el sobrepeso le jugó en contra ante un rival más bajo, rápido, inteligente y con una dilatada experiencia de 65 combates. Sí evidente fue la superioridad visual física de Berlanga por su peso, estatura y alcance, lo cierto es que todo esto le jugó en contra. Lento, carente de ideas, desaparecido su potente gancho de derecha, dejándole la iniciativa y ritmo a Canelo, quien aceptaba con mucho placer la invitación de Berlanga de asistir constantemente a una esquina que lo convertía en presa fácil para un Canelo que lejos de mostrar el gran boxeo de su época prime, le fue suficiente para ganar fácilmente asaltos tras asaltos, conectando ganchos de izquierda a la zona hepática de Berlanga, añadiendo un contragolpe, que sin de la velocidad habitual, encontró muchas veces el rostro de un Berlanga irreconocible por sus parsimoniosos y tardíos movimientos.

Todo indica que los supermedianos no son para Berlanga, a pesar de sus demoledores nocauts desde que debutó en el 2016 que lo llevaron a ganar sus primeras 16 peleas por la vía rápida en el mismo primer asalto. Las 175 parece una opción factible por su tamaño y contextura física. Canelo le trazó el camino en la noche de anoche.

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