Representante PNUD en RD: desigualdades territoriales limitan desarrollo humano
H. La República Dominicana está perdiendo el 24% de su potencialidad de desarrollo humano, debido a las brechas de desigualdad territorial en el acceso a servicios básicos en salud, educación y de generación de ingresos, expresó ayer Inka Mattila, representante en el país del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Durante su comparecencia en el Almuerzo Semanal del Grupo de Comunicaciones Corripio, la funcionaria del organismo internacional precisó que pese al crecimiento económico registrado, esto no se ve reflejado en algunas provincias, entre ellas, las ubicadas en la zona fronteriza y en el Este.
En ese contexto, agregó, que en cuanto a brechas de desigualdad de género, el dato es mucho más “alarmante”, ya que el país está perdiendo un 44% de su potencialidad de desarrollo humano.
La efectividad lograda en el país en reducir la pobreza monetaria ha sido fundamental para expandir las oportunidades de desarrollo humano, sin embargo, los avances se ven limitados por la normalización de las desigualdades, en especial, las de género y de exclusión de las poblaciones vulnerables”, precisó Mattila.
Estos hallazgos pueden ser consultados en el hub de información multidimensional “Plataforma Territorial de Desarrollo Humano República Dominicana”, el cual ofrece data relativa al periodo comprendido entre 2010 al 2022 (13 años), informó.
De acuerdo al levantamiento, cuatro regiones comparten la categoría de mayor rezago o desarrollo humano bajo; Cibao Noroeste (Dajabón, Montecristi, Santiago Rodríguez, Valverde), El Valle (Elías Piña, San Juan), Enriquillo (Bahoruco, Barahona, Independencia, Pedernales) y Yuma (El Seibo, La Altagracia, La Romana).
Sobre el caso de la zona Este, pese a ser un polo turístico con gran desarrollo económico, figura en este renglón, ya que se toman en cuenta indicadores como la escolaridad, la mortalidad materna y trabajo informal, entre otros.
Al profundizar en la distribución territorial del Índice de Desarrollo Humano (IDH), la funcionaria detalló que se evidencia un mayor nivel de desarrollo en la región Ozama (Distrito Nacional y Santo Domingo).
En torno a las regiones de desarrollo humano medio alto figuran: Higuamo (San Pedro de Macorís, Monte Plata, Hato Mayor), Cibao Nordeste (Duarte, María Trinidad Sánchez, Hermanas Mirabal, Samaná) y Cibao Sur (La Vega, Monseñor Nouel, Sánchez Ramírez). Estas localidades comparten esta categoría y exhiben progresos importantes en sus indicadores de desarrollo durante el periodo 2010-2022.
Las diferencias en la categorización de las regiones por su desarrollo humano y privaciones se deben a factores como las brechas en la calidad de los servicios sociales, la distribución desigual de la inversión pública, mercados laborales segmentados y exclusiones sociales como la violencia de género y la discriminación. Estos factores, objeto de transformación mediante políticas públicas a medio plazo, son fundamentales para lograr un desarrollo humano inclusivo y sostenible a largo plazo.
Recomendaciones
Para reducir las brechas que impiden el desarrollo, el PNUD identificó cinco medidas: diseñar políticas públicas que incidan en una mayor capacidad redistributiva para generar crecimiento económico inclusivo, tales como reformas en los mercados laborales con sistemas de incentivos para la productividad, especialmente en la zona fronteriza, promoviendo la inclusión de las personas en condición de pobreza.
En temas de igualdad de género, potenciar políticas transformadoras y diferenciadas con enfoque en las mujeres, así como profundizar a nivel de cada territorio sobre las normas sociales que promueven la desigualdad y aumentan la discriminación causando mayores niveles de violencia de género, embarazos en adolescentes, y limitando la redistribución de las tareas del cuidado y la oportunidad de las mujeres a su inserción en los mercados laborales.
De igual forma, establecer acciones que generen resiliencia frente a eventos climatológicos expandiendo la gestión preventiva y reducción del costo de los desastres a través de iniciativas de fomento a medios de vida sostenibles. Asimismo, promover la generación, uso y actualización constante de estadísticas desagregadas a nivel territorial, que permitan evidenciar brechas e informar políticas públicas que generen mayores niveles de bienestar, con mecanismos de seguimiento sobre su evolución, así como potenciar los espacios locales para promover el empoderamiento de las personas y de los gobiernos en los territorios.