Sin infancia y con responsabilidad de adultos

El trabajo infantil sigue siendo un desafío en el mundo, a pesar de los esfuerzos que realizan gobiernos y entidades particulares para acabar con esta forma de abuso contra la  población vulnerable.

La República Dominicana no es la excepción a esta realidad, la cual  registra casos de menores que trabajan, muchos de ellos se dedican a las ventas informales en las calles.

La Organización Internacional de Trabajo (OTI) define al trabajo infantil como «el que priva a los niños y niñas de su niñez, su potencial y su dignidad y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico”.

En muchas esquinas de las principales vías del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo, hay niños, niñas y adolescentes ofertando paletas, papitas goma de mascar y hasta ventas de sustancias ilícitas como cigarrillos a   transeúntes en la Avenida España y en los alrededores de algunas plazas comerciales. Incluso, se han registrado casos en el transporte público como el Metro de Santo Domingo.

Cada día es común observar en algunas intersecciones a pequeños, con edades que oscilan entre los seis y 15 años y, en su mayoría, de sexo masculino, ofertar dulces  a conductores de vehículos o a personas que caminan por las vías. A veces están solos, otras en grupo de dos o tres. Uno de ellos, consultado por el periódico Ojopúblico, expresó que «trabajan» soportando muchas cosas como bajo el calor del   sol y las fuertes  lluvias.

Ayuda por lástima

Una niña de 8 años, que se dedica a vender chucherias en la Avenida España con su madre y  sin extensiones de horas,  expresó que algunos ciudadanos les compran las paletas,  les entregan algo de dinero o comiday les dejan el producto consigo, mientras  otras la ignoran y siguen su camino.

A pesar de que el trabajo que realizan estos menores pese a estar prohibido por ley, muchos de los ciudadanos lo normalizan y otros sacan conclusiones y se preguntan “¿Dónde está Conani?” O “Conani debería de llevárselo”.

La mayoría de estos niños visten con  ropas rotas y sucias. Llevan chancletas o zapatos en mal estado, están desaseados y algunos presentan caries dentales. Su mirada es triste y tímida en su mayoría. Sus rostros y cuerpos reflejan la situación vulnerable en que viven o sobreviven.

«Trabajo para ayudar a mis padres»

Algunos de ellos expresaron que trabajan para ayudar a su mamá y su papá que están enfermos y en ocasiones a sus abuelos para comprar comida o para pagar la casa.

Durante la entrevista que sostuvo ojopublico.netninguno de estos niños  dijo que estudiaba, pero resaltaron que sus jornadas de trabajo son largas y en malas condiciones. Lo hacen sin acceso a comida, trabajando hasta las 12:00 pm y 2:00 am.

La mayoría dijo que las ventas les dejaban entre 400 y 500 pesos por día, y que laboraban diario, y los días con más ganancias son los fines de semanas.

El precio de las paletas va de los cinco pesos, dos por quince pesos y dos por veinticinco pesos. Muchos se auxilian de un letrero en el cual piden que le compren el producto, debido a que es para «recaudar dinero para una enfermedad», ayudar a su familia u otra cosa.

OP

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