Terrorismo en el puente de Crimea desata el shock y pavor de Rusia

Pepe Escobar.

Imagen: The Cradle

El ataque terrorista en Krymskiy Most -el Puente de Crimea- fue la proverbial gota que derramó el vaso euroasiático.

El presidente ruso Vladímir Putin lo resumió bien así: «Este es un ataque terrorista que buscaba destruir la infraestructura civil esencial de la Federación Rusa».

El jefe del Comité de Investigación Ruso, Alexander Bastrykin, confirmó frente a frente a Putin que el Terrorismo en el Puente fue llevado a cabo por el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU, sus siglas en inglés).

Bastrykin le dijo a Putin: «Ya hemos establecido la ruta del camión, donde fue la explosión. Bulgaria, Georgia, Armenia, Osetia del Norte, Krasnodar… Los operadores han sido identificados. Con ayuda del personal operativo del Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB, sus siglas en inglés), logramos identificar sospechosos».

La inteligencia rusa filtró información crucial al corresponsal militar Alexander Kots. La carga fue ordenada por un ciudadano ucraniano: explosivos empaquetados en 22 paletas, en rollos de film bajo envoltura de plástico, fueron embarcados desde Bulgaria al puerto georgiano de Poti. Luego, la carga se subió a un camión con placas de licencia extranjera y siguió por tierra hasta Armenia.

La autorización en la frontera Armenia-Rusia fue arreglada, de acuerdo a las reglas de la Unión Aduanera Euroasiática (Rusia y Armenia son miembros de la Unión Económica Euroasiática, o UEEA). La carga evidentemente evitó la detección vía rayos X. Esta ruta es habitual para los camioneros que viajan a Rusia.

contrataque ruso
Ucrania y la OTAN cruzaron la triple línea roja trazada por Moscú (Foto: Archivo)

Entonces el camión volvió a entrar a Georgia y cruzó la frontera a Rusia otra vez, pero esta vez a través del puesto de control Upper Lars. Es el mismo que usan miles de rusos que se dan a la fuga de la movilización parcial. El camión terminó en Armavir, donde la carga fue transferida a otro camión, bajo la responsabilidad de Mahir Yusubov: el que entró al puente de Crimea viniendo de la Rusia continental.

Muy importante: el traslado de Armavir a la dirección de envío en Simferopol debió haber sucedido entre el 6 y 7 de octubre, programado para el cumpleaños del presidente Putin el viernes 7. Por razones inexplicadas, fue pospuesto por un día.

El conductor del primer camión ya está testificando. Yusubov, el conductor del segundo camión -que explotó en el puente- estaba «ciego»: no tenía idea de lo que estaba llevando, y está muerto.

En este momento, hay dos conclusiones fundamentales.

Primero: Este no fue un atentado suicida normal estilo ISIS, la interpretación preferida luego del ataque terrorista.

Segundo: El empaquetado muy seguramente fue en Bulgaria. Como la inteligencia rusa ha insinuado de manera críptica, indica el involucramiento de «servicios especiales extranjeros».

«UN ESPEJISMO DE CAUSA Y EFECTO»

Lo que se ha revelado públicamente por la inteligencia rusa solo cuenta una parte de la historia. Una evaluación incandescente recibida por The Cradle de otra fuente de inteligencia rusa es mucho más intrigante.

Al menos 450 kilos de explosivos fueron empleados en el estallido. No en el camión, sino instalados empalmados en el mismo Puente de Crimea. El camion blanco fue solo un señuelo de los terroristas «para crear un espejismo de causa y efecto». Cuando el camión alcanzó el punto en el puente donde los explosivos estaban instalados, se dio la explosión.

Según la fuente, los empleados ferroviarios le dijeron a los investigadores que hubo una forma de pirateo electrónico; los operadores terroristas tomaron el control de los rieles para que el tren que llevaba el combustible recibiera una orden para detenerse, por una falsa señal de que la vía en adelante estaba congestionada.

Las bombas instaladas en los tramos del puente fue una hipótesis de trabajo debatida sobre todo en los canales militares rusos durante el fin de semana, así como el uso de drones submarinos.

Al final, el muy sofisticado plan no pudo sostenerse el estricto tiempo necesario. No hubo ajuste milimétrico entre las cargas explosivas instaladas, el camión que pasaba y el tren con combustible que se detuviera en las vías. El daño fue limitado, y fácilmente contenido. La combinación de cargas y camión explotaron en el carril externo derecho del camino. El daño solo fue en dos secciones del carril externo, y no tanto en la línea férrea del puente.

Al final, el Terrorismo en el Puente produjo una pequeña y pírrica victoria de relaciones públicas -debidamente celebrada a lo largo del Occidente colectivo- con insignificante éxito práctico: el traslado de cargamento militar ruso vía férrea se reanudó en aproximadamente 14 horas.

Y eso nos lleva a la información fundamental en la evaluación de la fuente de inteligencia rusa: el quién lo hizo.

Fue un plan del MI6 británico, dice la fuente, sin ofrecer mayores detalles. Que, explica, la inteligencia rusa, por una serie de razones, está tratándolo de «servicios especiales extranjeros».

Es bastante elocuente que los estadounidenses se hayan apurado por establecer una negación plausible. El proverbial «funcionario del gobierno ucraniano» le dijo al portavoz de la CIA The Washington Post que el SBU lo hizo. Esto fue confirmado inmediatamente por un informe de Ukrainska Pravda basado en un «funcionario policial no identificado».

LA PERFECTA TRIPLE LÍNEA ROJA

Hasta ahora, durante el fin de semana, ha estado claro que la definitiva línea roja ha sido cruzada. La opinión pública y la mediática rusas estuvieron furiosas. Por su estatus como una maravilla de la ingeniería, Krymsky Most representa no solo infraestructura esencial; es el símbolo visual del regreso de Crimea a Rusia.

Además, este fue un ataque terrorista personal contra Putin y todo el aparato de seguridad ruso.

Así que tenemos, en secuencia, a terroristas ucranianos que vuelan el carro de Daria Dugina en un suburbio de Moscú (lo admitieron); las fuerzas especial de Estados Unidos y Reino Unido (en parte) explotando Nord Stream y Nord Stream 2 (lo admitieron y luego se retractaron); y el ataque terrorista en Krymsky Most (una vez más: admitido y luego retractado).

Sin mencionar el bombardeo de pueblos rusos en Belgorod, el suministro de armas de largo alcance de la OTAN a Kiev y la rutinaria ejecución de soldados rusos.

Daria Dugina, los dos Nord Stream y el Puente de Crimea hace una Acción de Guerra triple. Así que esta vez la respuesta era inevitable, sin siquiera esperar por la primera reunión desde febrero del Consejo de Seguridad Ruso programado para la tarde del 10 de octubre.

Moscú lanzó la primera ola del Shock y Pavor ruso sin siquiera cambiar el estatus de la Operación Militar Especial (OME) a Operación Contra-Terrorista (OCT), con todas sus serias implicaciones militares y legales.

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Ciudades atacadas en Ucrania por la última ofensiva rusa (Foto: Ria Novosti)

Después de todo, aun antes de la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, la opinión pública rusa se estaba quitando los guantes lista para la pelea. Putin ni siquiera ha programado reuniones bilaterales con alguno de sus miembros. Fuentes diplomáticas dan a entender que la decisión de dejar caer el martillo ya se había tomado durante el fin de semana.

El Shock y Pavor no esperó por el anuncio de un ultimátum a Ucrania (eso podría venir en los próximos días); una declaración de guerra oficial (innecesaria); o incluso anunciar cuáles «centros de decisiones» en Ucrania serían golpeados.

La metástasis de facto de la OME a OCT significa que el régimen en Kiev y aquellos que lo apoyan ahora son considerados objetivos legítimos, como el ISIS y Jabhat al-Nusra durante la Operación Anti-Terrorista (OAT) en Siria.

Y el cambio de estatus -ahora esta es una verdadera guerra contra el terrorismo- significa que la terminación de todas las vertientes de terrorismo físico, cultural, ideológico es una prioridad absoluta, y no la seguridad de civiles ucranianos. Durante la OME, la seguridad de los civiles ucranianos fue fundamental. Incluso la ONU ha estado forzada a admitir que en los siete meses de OME el número de víctimas civiles en Ucrania ha sido relativamente baja.

INGRESA EL «COMANDANTE ARMAGEDÓN»

El rostro del Shock y Pavor ruso es el Comandante de las Fuerzas Aeroespaciales, Serguéi Surovikin: el nuevo comandante en jefe de la ahora totalmente centralizada OME/OCT.

Se han hecho preguntas sin parar: ¿Por qué Moscú no tomó esta decisión en febrero? Bueno, mejor tarde que nunca. Kiev ahora está enterándose de que se metió con el tipo equivocado. Surovikin es ampliamente respetado, y temido: su sobrenombre es «General Armagedón». Otros lo llaman «Caníbal». El legendario presidente checheno Ramzan Kadyrov -también un coronel general en el ejército ruso- elogia profusamente a Surovikin como «un verdadero general y guerrero, un experimentado, batallador y visionario comandante».

Surovikin ha sido comandante de las Fuerzas Aeroespaciales rusas desde 2017; le fue otorgado el título de Héroe de Rusia por su sensato liderazgo de la operación militar en Siria; y tuvo experiencia sobre el terreno en Chechenia en la década de 1990.

Surovikin es el Dr. Shock y Pavor con carta blanca plena. Ello hizo que se especulara que el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y el jefe del Estado Mayor, Valéry Gerásimov, fueron destituidos o forzados a renunciar, como especuló el Grupo Wagner en su canal de Telegram Grey Zone.

Aún es possible que Shoigú -ampliamente criticado por los recientes reveses militares rusos- pueda ser reemplazado a la larga por el gobernador de Tula, Alexéi Dyumin, y Gerásimov por el comandante en jefe adjunto de las Fuerzas sobre el Terreno, teniente general Alexander Matovnikov.

Eso es casi irrelevante: todos los ojos están sobre Surovikin.

El MI6 tiene algunos espías bien ubicados en Moscú, en términos relativos. Los británicos habían advertido al presidente ucraniano Volodímir Zelenski y al Alto Mando que los rusos lanzarían un «ataque de advertencia» este lunes.

Lo que ocurrió no fue ningún «ataque de advertencia» sino una gran ofensiva con más de 100 misiles crucero lanzados «desde el aire, mar y tierra», como señaló Putin, contra las «instalaciones energéticas, de comando militar y comunicacionales» ucranianas.

El MI6 también señaló que «el próximo paso» será la completa destrucción de la infraestructura energética de Ucrania. Este no es el «siguiente paso»: ya está sucediendo. El suministro eléctrico se ha ido completamente en cinco regiones, incluidas Leópolis y Járkov, y hay serias interrupciones en otras cinco, incluyendo Kiev.

Más de 60% de las redes eléctricas ucranianas ya está fulminada. Más de 75% del tráfico de internet está caído. El Ministerio de Defensa ha «desconectado» la guerra en red Starlink de Elon Musk.

Shock y Pavor probablemente progresará en tres etapas.

Primera: Sobrecargar el sistema de defensa aérea ucraniano (en curso).

Segunda: Hundir a Ucrania a la Edad Oscura (en progreso).

Tercera: La destrucción de todas las grandes instalaciones militares (la nueva ola).

Ucrania está a punto de sumirse en la oscuridad casi total en los próximos días. Políticamente, abre por completo un nuevo juego. Teniendo en cuenta la característica «ambigüedad estratégica» de Moscú, esto podría ser una especie de Tormenta del Desierto remezclado (masivos ataques aéreos que preparan la ofensiva en el terreno); o, más probablemente, un «incentivo» para forzar a la OTAN a negociar; o simplemente una implacable y sistemática ofensiva misilística mezclada con Guerra Electrónica (GE) para destruir definitivamente la capacidad de Kiev de hacer la guerra.

O podría ser todas las anteriores.

La pregunta clave sigue siendo cómo un Imperio occidental humillado puede subir la apuesta ahora, sin llegar a lo nuclear. Moscú ha mostrado una admirable moderación durante demasiado tiempo. Nadie debería olvidar nunca que en el verdadero Gran Juego -cómo coordinar el surgimiento del mundo multipolar- Ucrania es una mera atracción secundaria. Pero más vale que los espectadores corran a esconderse, porque el General Armagedón anda suelto.


Este artículo fue publicado originalmente en inglés en The Cradle el 10 de octubre de 2022, la traducción para Misión Verdad fue realizada por Ernesto Cazal.

*Pepe Escobar es columnista de The Cradle, redactor jefe de Asia Times y analista geopolítico independiente centrado en Eurasia. Desde mediados de la década de 1980 ha vivido y trabajado como corresponsal extranjero en Londres, París, Milán, Los Ángeles, Singapur y Bangkok. Es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007), Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge, Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009), 2030 (Nimble Books, 2020). Su ultimo libro es Raging Twenties (Nimble, 2021)

Fuente original: The Cradle

Fuente tomada: Misión Verdad

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