Es un monstruo grande y pisa fuerte. 6 de 6

El Vínculo, la conjura definitiva contra el miedo

Por Prof. José Garcés
Vicerrectorado de Investigación
LAUICOM

El Maestro Thay había dicho: “Quien tenga alma de poeta, podrá ver en esta hoja de papel, un árbol, una lluvia, un camionero, un empaquetador, una vendedora, un oficinista, y un largo etcétera”. Pues bien, no hace falta tener alma de poeta para saber que estamos y vivimos inextricablemente interconectados. Vivimos en una clara interdependencia y los conceptos de soledad, individualismo y opresión, deben pronto pasar al olvido.
El Maestro Thay también decía que estaba seguro de que el próximo Buda vendría, no en la forma de un hombre, sino en la forma de una comunidad.

El vínculo se manifiesta en la interdependencia, y refiere la dimensión colectiva del ser humano. El Ser Humano tiene una naturaleza doble. Por un lado, es INDIVIDUO y por otro lado es COLECTIVO. El pensamiento occidental ha enfatizado en la dimensión Individual y ha obliterado la dimensión colectiva del Ser Humano.
La idea de la interconexión ha estado presente en nosotros desde hace siglos. Los antiguos mayas se saludaban diciendo “In Lak’ ech” que quiere decir: “Yo soy otro tu” y el otro contestaba “A lak’ i” que quiere decir: “Tu eres otro yo”. Gustavo Pereira explica que Los pemones de la Gran Sabana “para decir amigo, dicen Ma-jokaraisa: Mi Otro Corazón”. Jesús nos recomendaba que al orar comencemos por “Padre nuestro”, de manera que se asume que estamos interrelacionados en un lazo de hermandad.
El vínculo es la consecuencia conductual y natural de la Re-Unión, y la reunión es la consecuencia natural del amor. Es decir, la manifestación más clara del vínculo es la REUNION. Cuando los seres humanos se reúnen, empieza a funcionar el vínculo. Por el contrario, cuando los seres humanos se separan aparece la soledad, el individualismo y la competencia. Quienes han monopolizado el manejo de la dimensión colectiva del ser humano han sido religiones que se han ocupado de legitimar el poder hegemónico, pero esto puede cambiar cuando todos nos demos cuenta de que entre todos podemos construir una sociedad basada en el vínculo y la interdependencia, que construya un “Futuro compartido” como lo propone el Presidente Xi Jinping.
Un futuro compartido implica que tenemos un destino común, y para construirlo es necesario saber que estamos interconectados y que “Yo soy otro tú” y que “Tú eres otro yo”. Implica también saber que, en virtud de la interconexión, si yo te hago daño a ti, en realidad me estoy haciendo daño a mí mismo. El darnos cuenta de que la humanidad tiene un futuro compartido nos obliga a respetar al otro en su idiosincrasia y sus particularidades, nos obliga también a abandonar la idea de que se puede imponer una manera de pensar y de actuar a todo el planeta.

Hasta este momento hemos desarrollado una serie de conductas que se orientan al individualismo. La colonización no solo construyó la dominación sino también el mecanismo que la sustenta, y este mecanismo es la incomunicación y el individualismo, y esas características están metidas muy profundo en nuestra mente. Por eso, para construir un futuro compartido, tenemos primero que aprender las conductas de relación con los otros. Tenemos que desarrollar una psicología del Vínculo.
Las conductas que se generan inmediatamente después de construir y reconocer el vínculo son las conductas que implican “sentir con el otro”, por eso las conductas del vínculo son:
• Compasión: Que viene de Com (acción conjunta) y Pathos (Sentir, sufrir) es decir, sentir con el otro.
• Simpatía: De Sin, paralelamente, (como en Sincronía) y Pathos = Sentir. Es decir, sentir lo que el otro siente.
• Empatía: De En = En el interior y Pathos. Conectarse con el interior del otro, con el corazón del otro.
• Misericordia: Que viene de Miseria y Cordis = Corazón, es decir, Sentir con el corazón las miserias del otro. Es otra forma de decir: Sentir el dolor del otro.
Todas estas son formas de sentir con el otro.

Note que todos los conceptos del vínculo han sido alterados y enmascarados. Cuando se habla de “Compasión” nos viene la idea del Rey poderoso al que le pide “Compasión” y no mate a un oponente: “Majestad, ¡Tenga compasión!”. Lo mismo pasa con “Misericordia”; otra vez nos viene a la mente la imagen del sumiso que le pide al Rey: “tenga misericordia de mí”. De manera que el cine nos ha hecho resignificar compasión y misericordia, y han convertido estos conceptos en una suerte de lástima y en el ejercicio de la magnificencia cuando se es misericordioso o compasivo. La religión dominante no escapa de estas acepciones. Eso que nos dice el cine está muy lejos de la verdadera significación de esos conceptos, por eso, y a través de una psicología del vínculo, debemos aprender a “Sentir con el otro”, a conectarnos profunda y plenamente con los demás, debemos aprender a vivir juntos (anfictionía) y debemos aprender la interdependencia.

A los conceptos anteriormente señalados se suman los de Generosidad, Solidaridad y Sinergia, que dan cuenta del accionar del Vínculo y que en resumidas cuentas a este proceso que legitima la Reunión, la naturaleza gregaria del Ser Humano se le llama AMOR.
Cuando hurgamos en el origen de las palabras, nos damos cuenta de lo certero, visionario y necesario del pensamiento de Bolívar. Al aprender a “vivir juntos” que es la definición original de “Anfictionía” (amphiktionia) debemos descubrir y redescubrir el vínculo que nos une a todos los seres humanos. Cuando tenemos conciencia de la necesidad de la “Anfictionía”, nos damos cuenta de que Bolívar está mucho más cerca de nosotros de lo que creemos.

COROLARIO

Mientras no desarrollemos el Vínculo viviremos bajo el influjo del individualismo y la soledad. Recordemos que el Miedo es hijo de la soledad, del sentimiento de sentirse aislado, no reconocido y por lo tanto desprotegido. Mientras vivamos a espaldas del vínculo vamos a ver al miedo como lo describió magistralmente la poetisa venezolana Ximena Benítez, en su reflexivo texto: “De las cosas del miedo” de su libro: “Temporales en Extramuros”:

“Repentinamente se cae
Se absuelve uno de todo cautelar difuso
Y se hace a lo orilla mentirosa
De la potestad del miedo
(…)
No sé puede asesinar al miedo
Cicatriza lejos de una sombra confiable
Y siempre despierta asoleado
Purito
Vaticinado”

Desde la soledad nunca se puede asesinar al miedo. Desde estas líneas pensamos que lo único que puede asesinar al miedo es el vínculo. Todo el que ha transitado el camino de la poesía, de la belleza, del alma y del crecimiento psicológico y espiritual, sabe que, como sugiere el budismo, no existe liberación individual; sabe que “amaos los unos a los otros” no es una sugerencia sino una tabla de salvación. Sabe que la “Reunión” es el dominio del amor y que el amor es la definición más alta de Dios (así lo dice Juan 4:8). Ahora podemos entender que si estamos juntos, vinculados y organizados, estamos en el dominio del amor y de Dios, y si Dios con nosotros ¿Quién contra nosotros? (Romanos 8:31). Apoyados en la absoluta seguridad que da el amor, la solidaridad y la organización popular, podremos enfrentar cualquier peligro, porque las amenazas van a seguir viniendo, pero ya conocemos una fuerza inexpugnable que nace de lo más profundo de nuestro espíritu. Y sabremos de una verdad que nos hace estar firmes en todo momento: “Porque vendrá el enemigo como río, más el Espíritu del Señor levantará bandera contra él” (Isaías 59:19).
P.D. Gracias a Pedro por la cita bíblica.

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