Anacronismo y Tropelías : Fin del Sistema de Partidos Políticos

Por Flavio Holguín
Hace más de 3 décadas que se viene produciendo de forma  colosal un significativo declive y deterioro del sistema de los partidos políticos, sin que ninguno de ellos, preste la debida atención a ese nivel degradativo, que tiene como  eje fundamental un sinfín de transgresiones e inconductas, las cuáles se han convertido en un hábito que raya en la más profunda vileza, malogrando y socavando la real esencia de los partidos políticos.
En esa misma medida en la que los partidos políticos ahondan ese espurio accionar, en esa misma proporción y magnitud se va generando una creciente apatía  y  escepticismo; factores estos, decisivos y detonantes para elevar de forma exponencial el grado de abstención alcanzado en los últimos  procesos electorales, tanto a nivel nacional, como en ultramar.
A nivel nacional la abstención rondó cerca del 50 por ciento, pero la abstención de la diáspora fue abismal, la cuál alcanzó  el 83 por ciento.
Ante esta catástrofe que representa el nivel de abstención alcanzado en el certamen electoral de mayo del año 2024, de forma unívoca debemos asentir que esa abstención  fue el fruto de esas acciones atropelladas, las cuáles han conducido a un rampante cercenamiento del orden  democrático hacia lo interno de los partidos.
Ese turbio e indelicado accionar perpetrado por una trasnochada gerontocracia, por otros que siempre han cargado una pesada mochila de odio y resentimientos y por otros que han comprado una patente de corso para eternizarse, los cuáles lo manipulan y lo corrompen todo a su paso, vertiendo un enorme alud de lodo, sepultando, tras su permisibilidad  la disciplina y los reglamentos que rigen la institución partidaria.
Si hacemos una retrospección sobre los partidos del ayer, tendríamos que colegir que tenían una mayor longevidad,  por su transparente y mesurado proceder;  pero sobre todas las cosas,  porque comulgaban y abrazaban con pasión y fervor sus plataformas ideológicas, las cuales estaban cargadas de acrisolados principios.
En los días actuales los Partidos Políticos  en su manejo, no guardan  un mínimo de DECENCIA y sólo se empecinan en alcanzar los objetivos personales,  sin importarles el bienestar colectivo.
Profundizan sin rubor en los resultados que les benefician y luego tratan de  galvanizar sus burdas y abominables acciones.
Han aniquilado y  han puesto de lado  la introspección y la auto crítica como un eslabón vital para alcanzar la resonancia y la credibilidad en el seno de la sociedad.
Alguien una vez decía con mucha enjundia : » Lo malo no es errar, lo malo es persistir en el error.» y alguien más, también decía que: » La mayor locura está dada en pretender alcanzar resultados diferentes haciendo lo mismo de forma consecutiva».
Es importante poner en relieve que con eufemismo y connivencia NO podrán tomarle el pelo a la sociedad, la cuál hace tiempo que avizoró la turbia conducta de su castidad simulada.
Después de un fracaso o no, en el plano electoral, toda organización, consciente de su rol histórico debe abocarse a la realización de una objetiva, consciente y transparente autocritica, donde el auto engaño esté radicalmente vedado. Pero acontece que han obviado la autocritica para adentrarse a la configuración de un  congreso que concluirá en sentido general, con más  de lo mismo y peor aún, terminará glorificando sus errores y sus culpas; siempre y cuando no se reconozcan los errores, expuestos a través de una dramática franqueza.
Este es el justo  momento de la transformación, del remozamiento y del cambio.
Es la hora de dar un paso al costado para hacer  imperar la ley del relevo generacional.
Ojalá que no le pidamos peras al olmo y aflore un mínimo de conciencia.
ojalá se aposente en el mundo interior de todos una pizca de sensatez y desprendimiento para constituirnos  en los verdaderos garantes del éxito.
De no hacerlo,  veremos sucumbir una y otra vez toda iniciativa para alcanzar el triunfo electoral.
Finalmente es propicio señalar que el momento actual,  no admite más dilaciones, ni superfluos rodeos, si es que de verdad queremos alcanzar el poder.
Aún estamos a tiempo, con las cartas tendidas al sol meridiano,  de enderezar los entuertos creados por  la maledicencia, la simulación y el auto engaño.
Aún estamos a tiempo no simplemente para alcanzar el poder y retenerlo, sino también, para rescatar del colapso y del abismo, el destino de nuestra nación y de nuestras futuras generaciones, a la que estamos comprometidos a dejarle un digno y puro legado.

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