La visita de Marco Rubio profundiza la dependencia de República Dominicana de E.E. U.U.
Por Osvaldo Santana
La visita del secretario del Departamento de Estado Marco Rubio, el pasado 6 de febrero, no solo reafirma la adhesión de República Dominicana a las directrices de política exterior de Estados Unidos, sino que profundizó la ya establecida convicción dominicana de un futuro “compartido” con esa nación.
Y cada vez se acentúa en el temperamento nacional la aproximación a la gran nación del norte, de tal forma que los sentimientos “nacionalistas” solo cobran vigencia frente a Haití, nación de la que República Dominicana se separó en 1844.
La presencia de Rubio, celebrada por la opinión pública, solo fue protestada por un reducido núcleo de la resistencia ideológica de izquierda que resiente aún la dependencia de Estados Unidos.
La llegada de Rubio estuvo precedida por unas declaraciones que había ofrecido durante su presentación en el Senado de EE. UU. para validar su designación en el cargo, en las cuales puso de ejemplo a República Dominicana como modelo a seguir en la región por sus políticas de desarrollo.
“Yo pienso en la República Dominicana (como ejemplo de hacer las cosas bien); la gente no habla lo suficiente sobre la República Dominicana, y ellos enfrentan un verdadero reto debido a su cercanía con Haití y la inestabilidad de ese país. Ellos también fueron uno de los países que más rápido sobrepasó la crisis provocada por el impacto del Covid 19 y no solamente porque el turismo volvió a la normalidad de manera rápida, sino porque han sido capaces de hacer muchas cosas positivas”, dijo Rubio ante una pregunta del senador de Virginia, Tim Kaine.
El terreno estaba abonado para la magnífica recepción, no ya por su investidura, sino especialmente por la disposición dominicana a ganarse el favor de los Estados Unidos, y en efecto, dentro de ese ánimo, Rubio no solo cumplió con los protocolos, sino que fue más allá: participó materialmente en la incautación de un avión de la empresa Petróleos de Venezuela (PDVSA) y en su presencia el propio presidente dominicano reveló que una misión del Cuerpo de Ingenieros del Ejército norteamericano trabaja en un proyecto de identificación de “tierras raras” en Pedernales.
Generosamente, Rubio precisó que, al margen del acompañamiento de su país en esa búsqueda, esas tierras raras son un recurso de los dominicanos, y prefiere “que sea aquí, a que estén en manos de un país que no es amigo, que no es aliado, en el otro lado del planeta…”
Dispuestos a darlo todo
A decir verdad, Estados Unidos no tiene que empeñarse para lograr ningún propósito en el país, llámese tierras raras o lo que fuese, porque es que existe la disposición a darle todo, una actitud que cobra cuerpo en la mayoría de los estamentos sociales.
Tal actitud y proceder tiene raíces históricas, desde antes de 1869, cuando Buenaventura Báez negoció la anexión a Estados Unidos, pero fue rechazada por el Senado de ese país un año después. La resistencia de Gregorio Luperón y José María Cabral contribuyeron en el territorio nacional que no se consumara.
Pero la tendencia pronorteamericana, persiste desde otra perspectiva, y es que Estados Unidos ha estado presente en la vida dominicana, lo que se acrecentó a partir de la ocupación de 1916.
Y es que el liderazgo nativo, y probablemente el mismo pueblo, se ha alienado a la mentalidad de dependencia de Estados Unidos, y no por gracia, sino por aprendizaje histórico y se fundamenta en conveniencias y oportunidades que brinda estar en la zona de influencia de esa poderosa nación.
-Es un dato objetivo el valor que tiene el acceso al mercado estadounidense, sea en condiciones preferenciales, como lo tiene República Dominicana, y hasta sin ellas;
-Los dominicanos han vivido el peso del poderío imperial, sea en 1916, cuando se adueñaron del territorio, o en 1965, cuando se impusieron a cañonazos y hubo que negociar una paz conveniente a los intereses norteamericanos, lo que permitió instalar un presidente títere llamado Joaquín Balaguer;
-Los dominicanos han venido asimilando los valores de la sociedad norteamericana. Su fuerte presencia cultural, económica y su influjo institucional. Muchas de las reformas han sido impulsadas por sus agencias.
-Estados Unidos es un destino. Y muchos dominicanos han vivido el “sueño americano”. Más de 2 millones ya comparten ese sueño en Norteamérica.
-Un expresidente dominicano postuló convertir la ciudad de Santo Domingo en un “Nueva York Chiquito”.
-La principal fuente generadora de divisas es el turismo, 24%, y atrae el 26% de la inversión extranjera directa. El principal emisor de turistas hacia República Dominicana es Estados Unidos. El turismo es el principal motor de la economía.
-Dramático: desde antes de 1916, cuando se produjo la primera ocupación territorial, ya Estados Unidos era parte activa de las grandes decisiones dominicanas. 1930: instalación de Rafael Trujillo, bajo su patrocinio; 1961: derrocamiento de Trujillo, bajo su patrocinio; 1963: derrocamiento de Juan Bosch, bajo su patrocinio; 1966: instauración de Joaquín Balaguer en el poder, bajo su patrocinio; 1978: salida de Balaguer del poder, bajo su influjo, tras el triunfo legítimo del Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
Desde entonces, se inicia un período en que la influencia decisiva de Estados Unidos en la vida dominicana cobra otra característica en la que predomina la vía de la presión diplomática, como ocurrió en1994, durante la crisis post electoral, o en 2020, cuando el presidente Danilo Medina intentó reformar la Constitución para reelegirse de nuevo.
Esa permanencia dominante ha propiciado aposentar en la mentalidad criolla la imprescindibilidad de los Estados Unidos para el país, y esencialmente, entre las élites que controlan el poder o aspiran a controlarlo.
Las clases dominantes compiten por comportarse de la manera más complaciente al interés norteamericano. Y esa conducta se reproduce en los planos más bajos de la sociedad.
Apenas, algunos segmentos sociales y políticos se resisten a tan poderoso influjo, y por eso, la Nación ha devenido en un conglomerado que sigue las tendencias sociales y políticas, los deportes, la cultura y se alinea con las políticas que promueve Estados Unidos.
Marco Rubio no podía sentirse más cómodo en un territorio que le parece propio…, porque, a decir verdad, así lo vienen propiciando los dominicanos durante más de cien años.
¿Acaso República Dominicana no es viable sin el hermano mayor?