Lógica y razonamiento en tiempos de guerra

M. K. Bhadrakumar.

Ilustración: Henar de Pedro, España para «20 minutos»

Nuestros partidos de la oposición, especialmente los comunistas y el Congreso, tienen la obligación ante la nación de expresar opiniones constructivas y equilibradas en una situación de crisis nacional como esta.


Una de las cosas más tristes de la deriva de la India hacia la transformación en un Estado de seguridad nacional durante la última década, desde que nuestro difunto “primer ministro pacifista” Manmohan Singh entregó el poder, ha sido la atrofia gradual y el eclipse virtual que sufre hoy el movimiento pacifista en nuestro país.

La muerte del movimiento pacifista supone un fracaso colosal de los partidos de izquierda de la India, que siempre han estado en sus barricadas, pero que han entrado en hibernación y se encuentran en un estado de letargo.

Esto puede atribuirse en gran medida a su mentalidad derrotista de los últimos años y a su liderazgo mediocre.

En realidad, han optado por hundirse. Los partidos comunistas nunca han tenido un gran apoyo político en la India, pero a pesar de los altibajos, seguían teniendo una imagen e influencia desmesuradas y su voz inspiraba respeto.

Lo que los distinguía era su audacia para alzar la voz. Pero hoy en día, han dejado por completo de correr con los liebres y, en ocasiones, incluso parecen preferir cazar con los perros.

Mientras se ciernen nubarrones de guerra en nuestro horizonte, están tomando un rumbo oportunista y abandonando las barricadas del movimiento contra la guerra.

De hecho, el panorama actual es tan desalentador porque, a diferencia de 1962, esta guerra es surrealista y se libra con entusiasmo y engaños (por ambas partes), alimentada por una angustia existencial sobre el problema sin resolver de Cachemira.

Alguien escribió en las redes sociales con una sensación de desesperación y desesperanza sobre lo que ve a su alrededor:

No soy una editora de renombre, obligada a retirar una página por presión del Gobierno. No tengo que lidiar con piezas de aviones en los campos y conjeturar cómo llegaron allí, ni reproducir declaraciones cobardes de partidos políticos… El Congreso, el CPI, el CPI M, Owaisi, los liberales de todo tipo… Incluso mientras los asesinos campan a sus anchas…».

La última parte es importante. Una vez que la niebla desciende sobre los campos de batalla, los objetivos que llevaron a nuestro país a iniciar una guerra quedan en el olvido.

Incluso los indios más eruditos se emocionan al saber que el sistema de defensa aérea de Lahore ha sido derribado por un dron indio (aunque la BBC informa educadamente que no hay “confirmación independiente” de la afirmación india). No obstante, ayer por la tarde, el conductor de un coche que me llevaba a casa después de comer me dijo jubiloso en hindi: Señor, les estamos jodiendo en Lahore, Rawalpindi y Karachi… no tienen dónde esconderse”. Y utilizó un improperio.

Aquí es donde los partidos políticos de la oposición pueden desempeñar un papel positivo, ofreciendo perspectivas serias a la nación y orientando a la opinión pública.

En algún momento, la razón de ser de la distensión saldrá a la luz. Es improbable que la distensión venga de nuevo de los estadounidenses, que tienen cosas mucho mejores que hacer bajo la mirada de Trump.

El vicepresidente estadounidense, JD Vance, ha dicho que una posible guerra entre la India y Pakistán “no es asunto nuestro”.

Añadió con un tono algo burlón: “Queremos que esto se desescalé lo antes posible, aunque no podemos controlar a estos países”.

Tal y como están desarrollándose las cosas, las élites políticas que se han subido al caballo alto tendrán un problema para bajarse cuando la desescalada se convierta en una necesidad imperiosa.

Se están tendiendo una trampa. Razón de más para que los partidos de la oposición responsables se posicionen en consecuencia.

Aldeanos cachemires frente a sus casas dañadas tras un bombardeo transfronterizo desde Pakistán, Uri, al norte de Srinagar, 8 de mayo de 2025.

En pocas palabras, deben optar por una postura moderada y razonable. A menos que se permita la transparencia en el debate público, puede surgir una dialéctica entre el patrioterismo y la retórica política estridente (embellecida por los medios de comunicación) que puede bloquear la trayectoria de la guerra, que en realidad aún no ha comenzado y todavía puede evitarse.

Nuestros medios de comunicación ya no son capaces de desempeñar ese papel. De hecho, aquellos de nosotros que sabemos inglés preferimos confiar en medios extranjeros con un historial de objetividad para hacernos una idea de lo que está sucediendo, o de lo que puede suceder si continúa la actual odisea, cargada de emotividad.

La revista The Economist, que tiene una gran tradición periodística, tituló así su editorial del miércoles: “La suerte se interpone entre la distensión y el desastre para la India y Pakistán”.

Dado que el artículo está protegido por un muro de pago, me tomo la libertad de reproducir algunos extractos:

El espectáculo de la India y Pakistán al borde de la guerra y luego retrocediendo es alarmante y familiar. Esta vez, las probabilidades siguen favoreciendo la distensión, como antes. Sin embargo, las últimas dos semanas muestran que las relaciones entre las dos potencias nucleares… son cada vez más inestables y peligrosas. Es más importante que nunca que ambas partes aborden sus diferencias, incluida la imprudente indulgencia de Pakistán con los grupos militantes, que lo amenaza a sí mismo y a la India.

Los duelos de artillería a lo largo de la frontera de facto en Cachemira están aumentando en intensidad y matando a civiles… Algo similar ha ocurrido varias veces desde 2000. Sin embargo, si se mira más de cerca, este conflicto está cambiando… Las nuevas tecnologías armamentísticas también están cambiando el conflicto… La combinación de un Pakistán inestable, una carrera armamentística y la indiferencia exterior es peligrosa… pero hay una salida al Armagedón.

Por desgracia, a menos que se aborden las causas subyacentes del conflicto, este volverá a estallar con toda seguridad. La India debe poner fin a la represión contraproducente de la parte de Cachemira que controla. Esta zona, de mayoría musulmana, está sometida a una administración más centralizada desde 2019, lo que ha dado lugar a la militarización, la restricción de la libertad de expresión y abusos contra los derechos humanos.

Pero el problema más grave es la tolerancia de Pakistán hacia grupos militantes, a los que durante mucho tiempo ha considerado una fuente de ventaja asimétrica… La estrategia recurrente de Pakistán es patrocinar ataques desestabilizadores y luego pedir estabilidad…

Con suerte, el último estallido de violencia seguirá el patrón habitual. Pero, tarde o temprano, la suerte se agotará.

El editorial critica el apoyo de Pakistán al terrorismo y subraya que la comunidad internacional debe ejercer una presión sostenida sobre ese país para que enmiende su conducta.

Pero eso no impide que la revista llame al pan, pan, y al vino, vino. También reconoce que la causa fundamental debe ser abordada por la India.

Nuestros partidos de la oposición, especialmente los comunistas y el Congreso, tienen la obligación ante la nación de expresar opiniones constructivas y equilibradas en una situación de crisis nacional como esta.

Si carecen de ideas, el editorial de The Economist puede servirles de guía.

Como dice el refrán, el patriotismo es el último refugio de los sinvergüenzas.

Nuestras nociones de patriotismo solo pueden alimentar el chovinismo, que, como demuestra la historia moderna, está condenado a volverse en contra en algún momento. El 9 de mayo es un claro recordatorio, el 80.º aniversario de la derrota de la Alemania nazi.

Traducción nuestra (Observatorio de trabajador@s en Lucha)


*M.K. Bhadrakumar es Embajador retirado; diplomático de carrera durante 30 años en el servicio exterior indio; columnista de los periódicos indios Hindu y Deccan Herald, Rediff.com, Asia Times y Strategic Culture Foundation entre otros

Fuente original: Indian Punchline

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