Pakistán rompe filas y respalda a Irán en la guerra con Israel
F.M. Shakil.
Ilustración: The Cradle
Pakistán revela que operadores de drones israelíes intentaron sabotear las instalaciones nucleares pakistaníes durante la crisis entre India y Pakistán en mayo. Esta es una de las principales razones por las que Islamabad está apoyando con todo su peso a Teherán en la guerra entre Israel e Irán.
A pesar de las negativas oficiales de Islamabad de proporcionar apoyo militar o material a Irán en su enfrentamiento con Israel, los últimos acontecimientos sugieren un cambio drástico en las alianzas regionales.
Hoy en día, Pakistán y China parecen estar coordinándose estrechamente con Teherán, ofreciendo ventajas estratégicas tangibles a medida que Tel Aviv intensifica sus hostilidades.
Mientras se cernían nubes de guerra, el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi, mantuvo conversaciones urgentes con su homólogo chino, Wang Yi, el 14 de junio. Ese mismo día, el presidente iraní, Masoud Pezeshkian, habló con el primer ministro pakistaní, Shehbaz Sharif, quien expresó la “solidaridad inquebrantable” de Islamabad con Irán. También añadió que el país “se mantiene firme junto al pueblo iraní en estos momentos críticos”.
El papel de China y Pakistán
Inmediatamente después, surgieron informes sobre la llegada de delegaciones militares pakistaníes a Teherán en medio de las hostilidades. Aunque Islamabad lo desmintió rápidamente, el momento y el contexto alimentan las especulaciones sobre una colaboración más profunda.
Del mismo modo, según se informa, Pekín dio luz verde a la transferencia de su tecnología del sistema de navegación por satélite BeiDou (BDS) a Irán, formalizada en un nuevo memorando de entendimiento bilateral, una mejora que aumentó drásticamente la precisión de los ataques con misiles iraníes.
Aunque Pakistán sigue rechazando las acusaciones de transferencia de misiles a Irán, su postura en los últimos días dibuja un panorama diferente. El 16 de junio, miembros del Parlamento iraní corearon“Gracias, gracias, Pakistán” tras las declaraciones de Pezeshkian, quien elogió a Pakistán por apoyar a Irán. Estos acontecimientos contradicen la retórica de no alineamiento de Pakistán e indican un reajuste ideológico y estratégico por parte de Islamabad.
A principios del año pasado, el 16 de enero, Irán lanzó ataques con misiles y drones contra la región pakistaní de Baluchistán, dirigidos contra posiciones del grupo militante extremista Jaish al-Adl.
Pakistán respondió dos días después, el 18 de enero, con ataques aéreos y con misiles contra la provincia iraní de Sistán y Baluchistán, en una operación denominada Marg Bar Sarmachar. En última instancia, la represalia fue notablemente amistosa y parece haber resuelto algunas cuestiones críticas de cooperación fronteriza entre los dos Estados.
El hecho de que estos antiguos adversarios, que acababan de participar en enfrentamientos militares directos, hayan adoptado ahora una “solidaridad resuelta” es sencillamente asombroso.
El apoyo de Pekín a Irán se basa en la seguridad energética y la profundidad estratégica. Su ambiciosa Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda (BRI), de varios billones de dólares, destinada a unir la masa continental euroasiática, depende de la estabilidad de Teherán e Islamabad, ya que los puertos de Gwadar y Chahbahar constituyen arterias clave para la expansión de China hacia el oeste.
China también suministra aviones de combate J-10 y sistemas de defensa aérea HQ-9 a Pakistán, que desempeñaron un papel clave en la extraordinaria escaramuza de mayo de 2025 entre la India y Pakistán, que supuso un importante campo de pruebas para las armas chinas.
Una circunstancia paralela se da en Irán. China debe reconocer a Irán porque es un apoyo crucial para sus necesidades energéticas y sus operaciones comerciales.
“El enemigo de mi amigo es mi enemigo”podría definir la nueva lógica tripartita que une a Irán, Pakistán y China en su resistencia a los planes de Israel y Occidente.
Ambiciones coloniales y líneas rojas nucleares
Los recientes ataques de Tel Aviv contra infraestructuras militares y nucleares iraníes marcan una nueva fase en la estrategia occidental, que lleva décadas, de desmantelar las potencias musulmanas que se resisten a la dominación colonial. Irak, Siria, Libia… todos ellos fueron desestabilizados con pretextos similares.
El complot de 2001, concebido por Estados Unidos, sus aliados europeos e Israel, ha entrado en su segunda fase, dirigida inicialmente contra Irán y posteriormente contra Pakistán.
En una entrevistaconcedida en 2011 al Canal 2, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dejó al descubierto la lógica: Irán y Pakistán son los principales objetivos de esta estrategia de contención, afirmó sin rodeos. “Estos regímenes radicales… representan una amenaza significativa”,dijo, subrayando la necesidad de impedir que adquieran capacidad nuclear.
Pero las recientes provocaciones israelíes han desencadenado, por el contrario, una resistencia multipolar a esos planes.
En declaraciones a The Cradle, Abdullah Khan, del Instituto Pakistaní de Estudios sobre Conflictos y Seguridad (PICSS), revela que operadores de drones israelíes habían intentado recientemente sabotear las instalaciones nucleares de Pakistán durante la crisis entre la India y Pakistán:
Operadores de drones israelíes se encontraban apostados en salas de operaciones indias durante el reciente conflicto entre Pakistán y la India, tratando de atacar las instalaciones nucleares de Pakistán. Sin embargo, la rápida actuación de Pakistán frustró sus esfuerzos, impidiéndoles causar ningún daño a los activos nucleares de Pakistán.
¿Postura defensiva o nuevo eje?
Una fuente del Ministerio de Asuntos Exteriores de Pakistán revela a The Cradleque Islamabad ha advertido discretamente a Washington de una posible escalada nuclear si Israel ataca Irán con este tipo de armas.
Si se da esa situación, se extenderá más allá de Irán. La región entrará en una nueva fase de seguridad impredecible, afirma la fuente.
Mientras tanto, el ministro de Defensa paquistaní, Khawaja Asif, causó revuelo con un incendiario mensaje dirigido al exiliado miembro de la realeza iraní Reza Pahlavi, hijo del derrocado sha de Irán. En respuesta a la entrevista de Pahlavi en la BBC, Asif escribió en X:
Si el pueblo iraní está motivado y lleno de energía, según usted, demuestre que tiene pelotas, vuelva, lídere a su pueblo y derroque al régimen. Ponga su dinero donde está su culo, maldito imperialista parasitario y puto”.
Bilal Khan, analista de defensa y seguridad con sede en Toronto y cofundador del grupo de expertos independiente Quwa Defence News & Analysis Group, afirma a The Cradleque Islamabad se percibe a sí misma bajo una presión coordinada por parte de Estados Unidos, India e Israel.
La élite de seguridad pakistaní percibe que Estados Unidos y su régimen de contraproliferación están imponiendo sanciones a Pakistán, aunque fue la India la que llevó la cuestión nuclear al sur de Asia. En Rawalpindi existe la percepción estructural de que Estados Unidos, junto con sus aliados India e Israel, tiene como objetivo el programa nuclear de Pakistán. No obstante, sigue siendo incierto cómo gestionará Pakistán la situación. Sin duda, el aumento de la inversión en sistemas de defensa aérea, la mejora de las capacidades de inteligencia nacional y el refuerzo de la fuerza aérea con cazas furtivos J-35 de última generación son esenciales para hacer frente a cualquier posible acción israelí.
De la negación a la celebración
Aunque Islamabad no ha ofrecido ningún compromiso formal de ayuda militar a Teherán, los medios de comunicación y el Parlamento iraníes se están movilizando ahora en torno a Pakistán con cánticos de “Pakistán Zindabad”.
Diplomáticamente, Islamabad ha respaldado la petición de Teherán de que se celebre una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la agresión israelí y ha defendido explícitamente el derecho de Irán a la autodefensa.
Junto con Argelia, China y Rusia, Pakistán ha desempeñado un papel clave en la amplificación de la iniciativa iraní, lo que supone un frente diplomático coordinado que indica una convergencia más profunda dentro del bloque euroasiático. No es un gesto menor por parte de un país que en su día fue considerado un posible objetivo de la doctrina preventiva de Israel.
En una medida que pone de manifiesto la alarma de Washington, el jefe del Ejército pakistaní, el mariscal de campo Asim Munir, fue discretamente convocado al cuartel general del Mando Central de Estados Unidos en Florida. Su ausencia en un desfile nacional clave en Islamabad ha suscitado preguntas en su país. Mientras que la embajada pakistaní mantiene el silencio, Dawn citó fuentes que anticipaban “conversaciones incómodas” en Washington.
Aún no se sabe si la visita de Munir a Estados Unidos dará lugar a un reajuste o a una mayor consolidación de la alineación de Islamabad con Teherán y Pekín. Pero una cosa está clara: Pakistán ya no se mantiene al margen.
Traducción nuestra
*F.M. Shakil es un escritor paquistaní que cubre temas políticos, medioambientales y económicos, y colabora habitualmente con Akhbar Al-Aan en Dubái y Asia Times en Hong Kong. Escribe extensamente sobre las relaciones estratégicas entre China y Pakistán, en particular sobre la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda (BRI), un proyecto de Pekín valorado en un billón de dólares.
Fuente original: The Cradle