Ningún ser humano es ilegal. Migrar no es un crimen.

Por Fidel Escalante

Como hijo del Caribe, como trabajador, como persona en movimiento, quiero dejar algo claro: ningún ser humano es ilegal. La migración no es una amenaza. Es una expresión natural de nuestra humanidad y de nuestra lucha por sobrevivir, por vivir dignamente, por construir bienestar. Sobre todo ante la barbarie que crea el sistema capitalista y sus consecuencias sobre cada ser El verdadero problema no es la migración: es el capitalismo imperialista que decide quién se mueve, cómo, cuándo y por qué.

Lenin arrojo luz que el que donde el capital financiero actua, este reconoce fronteras para sus intereses. Los grandes conglomerados pueden mover millones de dólares en segundos, explotar trabajo donde les sea más barato, saquear recursos sin pedir permiso, y comprar gobiernos enteros. El capital vuela sin visa, pero nosotros, los pueblos, enfrentamos muros, océanos, papeles, deportaciones y muerte. Esa es la dictadura del capital global.

Los gobiernos racistas y sus muros legales

Hoy vemos cómo esta lógica se traduce en políticas concretas. En Polonia, Donald Tusk (sí, el “liberal” pro-UE) ha reactivado el muro en la frontera con Bielorrusia y endurecido leyes contra trabajadores migrantes, particularmente asiáticos y africanos. En Estados Unidos, Donald Trump, quien ya va cumpliendo promesas de capaña aumentando las persecuciones y redadas masivas y construyendo nuevamente (como lo realizo en su primer termino) campos de detención para migrantes, apoyado por gobernadores como Greg Abbott en Texas y DeSantis en Florida. En Francia, Emmanuel Macron ha respaldado leyes como la “Ley de Inmigración 2024” que excluye a personas sin papeles del acceso a beneficios sociales. Giorgia Meloni en Italia criminaliza la solidaridad y obstaculiza el rescate de migrantes en el Mediterráneo. Incluso gobiernos socialdemócratas como el de Olaf Scholz en Alemania han endurecido sus fronteras.

Estas políticas no son inicentes ni aisladas. Son parte de una estrategia global para criminalizar la movilidad de los pobres mientras se protege la movilidad del capital. Lo llaman “soberanía nacional”, pero es soberanía solo para los ricos.

Ahora, miremos al Caribe. Esta región incluye más de 30 territorios soberanos y dependientes, entre islas-nación y territorios de ultramar. En total, el Caribe suma aproximadamente 386,000 millas cuadradas (1 millón de km cuadrados) de superficie marítima y unos 92,660 millas cuadradas (240,000 km cuadrados) de superficie terrestre, con una población conjunta de más de 45 millones de personas. Aquí hablamos más de una docena de idiomas y dialectos, y convivimos entre culturas afrodescendientes, indígenas, europeas, asiáticas y migrantes antiguos y recientes.

Pero vivimos atrapados entre fragmentación territorial, economías dependientes del turismo y el capital extranjero, y una energía controlada por monopolios transnacionales. Empresas como Transfigura, Shell, ExxonMobil o Total dominan nuestros recursos energéticos. Nuestros gobiernos, endeudados y presionados por el FMI, BM y Wall Street, firman contratos leoninos para seguir la explotacion extractivista de recursos de la naturaleza y de la poblacion , asi como importando petróleo y gas en vez de avanzar hacia una soberanía energética regional basada en el sol, el viento, la biomasa marina, y de la misma manera lograr resolver otras necesidades sentidas de la poblacion y de nuestras areas que habitamos

Mientras tanto, los pueblos del Caribe sufren:
• Inseguridad alimentaria en una región donde en algunas islas hay tierras fértiles, en otras gran capacidad para la producción ambiente controlado y rodeada de mar.
• Fronteras internas absurdas, que impiden el libre tránsito de trabajadores entre islas vecinas.
• Falta de coordinación en pesca, que beneficia a las cadenas importadoras fuera del area m mientras se empobrece a nuestros pescadores.
• Educación fragmentada, a pesar del enorme cruce de culturas y lenguas que podrían hacer del Caribe un laboratorio pedagógico mundial.

Podemos trabajar para un Caribe unido por el internacionalismo, no por el nacionalismo. Frente a esto, debemos pensar en una integración caribeña desde abajo, construida por los pueblos y para los pueblos. Necesitamos una integracion internacionalista caribeña de la fuerza trabajadora, capaz de garantizar la libre movilidad humana dentro de la región, la planificación compartida de nuestros recursos, y la creación de cadenas productivas alimentarias, energéticas y tecnológicas que aporte al bienestarn colectivo de la región.

Esa integración no puede ser nacionalista, ni impulsada por élites corruptas. Debe ser popular, comunera, para el bien social y antillanista con miras a ser un ejemplo para otras regiones. Inspirada en los sueños de Betances, de Martí, de Fanon, de Walter Rodney y de tantas luchas invisibles de pescadores, migrantes, trabajadores domésticos, y jóvenes que cruzan el mar buscando dignidad.

El pueblo contra el interes capitalista para tener un area sin fronteras, sin estructuras absurdas que criminalizan y perseguen a los habitantes.
Esa energía controlada por multinacionales que nos trae la dependencia, los altos costos, la contaminación y que muestra ser inefectiva. El caso de la alimentación que hoy en dia esta sujeta a importación y especulación insegura. En materia de cultura y lengua, una que hoy es mas bien mercantilizada para que el el turismo les genere valorizaciones y para dividirnos sin integracion pedagógica.
El control internacional territorial que va cediendo recursos y puertos todo opera de manera fragmentada, sin control popular.

Es hora de dejar de esperar soluciones de quienes nos oprimen. La integración verdadera no vendrá desde la OEA, ni del CARICOM dominado por intereses empresariales. Vendrá desde los frentes populares, laborales, estudiantiles, campesinos y culturales que sepan ver que nuestra unidad no es una utopía, sino una necesidad urgente.

Yo sueño con un Caribe sin pasaportes, sin visas, sin hambre. Un Caribe donde moverse sea tan libre como el viento del mar. Y desde esa libertad, construir el poder de los pueblos. Esa es la libertades que va mas alla de levantarar solo una bandera, es la que da paso a reconocernos como un solo pueblo global, habitando el mismo lugar, nuestro planeta.

Ningún ser humano es ilegal. El mar es nuestro puente, no nuestra frontera. En mi caso, mi patria es el mar, y desde el mismo los espero en lucha…

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