Gaza: viralización espantosa del holocausto palestino
Por Fidel Soto
*»No hay corazón infatigable para sufrir, no hay pueblo infatigable para padecer agresiones; llega una hora en que no se puede sufrir más y en que no se puede humillar más».*
*Juan Bosch*
La segunda guerra mundial terminó con la victoria sobre el nazismo y el fascismo. El pabellón rojo, flotando sobre la cúspide más alta del Reichstag, en Berlín, anunciaba la derrota de Alemania en su misma capital. Los ejércitos aliados recorrieron triunfante, desde la acción del «Día D» los territorios de los países de una Europa liberada.
Tras la rendición del Eje, compuesto por Alemania, Japón e Italia; nos enteramos de la magnitud del holocausto judío. Se sabía algo de los campos de concentración; de los fusilamientos, las torturas y los crímenes de la Gestapo. Pero no cabía en la imaginación de la humanidad que en una época moderna y desde una nación culta y civilizada se pudieran cometer tantas atrocidades contra otros seres humanos.
Llegó el espanto, al descubrir Treblinkca, Dachau, Buchenwald, y Sachsenhausen y otros centros de exterminio. Vimos fotos y filmicas, pero lo que más nos impactó fue ver las imágenes de los sobrevivientes con la piel de «fino papel», adherida a sus huesos, los ojos hundidos en las cavidades oculares, cadáveres vivientes arrastrando su muerte en vida. Y los relatos de los testigos, asombrando al mundo. Aunque se conoció el genocidio contra el pueblo español de Guernica, bombardeado por la Luftwaffe alemana, no tuvo paragón con el holocausto.
Pero, aquello se conoció al terminar la guerra, no antes. Se mantuvo en secreto, bajo el nombre de «La Solución Final». El mundo quedó sobrecogido. Al ser derrotadas éstas fuerzas del mal, la esperanza de paz y armonía entre los pueblos se vislumbró.
En Nuremberg, se hizo justicia.
Se inauguró el nuevo tratado de paz y unidad con las Naciones Unidas.
Se dictó el juramento:
*»Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz;»*
Lo que no se podía imaginar era que naciones firmantes de los principios de las Naciones Unidas, comenzarían un holocausto en el año 1947, peor que el descubierto en Alemania contra los judíos.
El pueblo de Palestina, asaltado y despojado de su territorio para establecer un enclave bajo el nombre de Israel, al servicio de las naciones occidentales; ha venido sufriendo una masacre constante. Con tanques de guerra y tractores los desalojaron y cercaron convirtiendolo en un nuevo Guetto masacrado. Han pasado los años y la tragedia y el sufrimiento de ese pueblo no se detiene.
En aquella época de la segunda guerra mundial, el holocausto se mantuvo oculto. Se actuó subrepticiamente. A escondida para no alarmar. No llamar la atención ni provocar protesta o condena. En silencio. Las cámaras de gas se utilizaron con engaños haciendo creer que eran baños con duchas. El gas mataba la vida y los hornos desaparecían los
cadáveres. Sólo cenizas quedaban en esos antros infernales.
Ahora en Gaza, no se guarda nada. El trauma colectivo que producen en el mundo las imágenes monstruosas del genocidio palestino, no crea compasión en los dirigentes de las naciones facilitadoras y cómplices de tantas atrocidades.
La Nación más poderosa de la tierra que inundó la Península de indochina con bombas y mató cientos de miles ciudadanos de Vietnam, en una guerra no declarada, es la que sirve de apoyo directo para que Israel actúe en su programa de limpieza étnica.
No hay ejemplo en el mundo de algo parecido o que se acerque minimamente al escenario de barbarie contra niños y adultos que no están en acciones de combates. La sensibilidad humana está saliendo de la conciencia de la gente, y se descubre que el enfrentamiento es entre humanoides bestiales y la raza humana. Los bestiales «Netanyahusinos» son asesinos sin misericordia. No se comparan con los nazis ni con ningún otro criminal.
Lo más asombroso es la inmutabilidad de este mundo televisivo e Internetizado. El fraude de una conciencia humana secuestrada por el dinero y la ignorancia; pero sobretodo por la injusticia y los privilegios. La engañifa de tontos e idiotizados que olvidaron el pasado de las fuerzas más tenebrosas, y de su resurgimiento con un nuevo disfraz; base sobre la que los genocidas se levantan y caminan. Utilizan a Dios para en su nombre exterminar a otros seres humanos.
Y, seguirán con sus crímenes y acciones de exterminio, pero en palestina, se escucha al poeta dominicano, Abelardo Vicioso:
*»En medio del silencio de la ciudad hundida, gritaran los escombros» :…. ¡Palestina será Libre!*
Y, con Bosch decimos:
*»,,,, lo que no comprenden los judíos que han establecido un Estado judío en Palestina arrancando de allí, como quien arranca un árbol, al pueblo que habitaba esa tierra, y lo que no comprende el gran poder que está detrás de ellos, es que cuando hay pueblos con sentimientos tan profundos de unidad; cuando hay pueblos que sienten el dolor de sus hermanos como si fuera su propio dolor, entonces, aunque se necesiten muchos años de lucha y aunque esa lucha cueste muchas vidas, no hay sobre esta tierra poder alguno que pueda convertir en permanente una injusticia tan repugnante como la que se ha cometido contra el pueblo árabe de Palestina».»*
*Juan Bosch*